El Mundial de Ráquet y los retos del futuro

La ciudad ha salido fortalecida del evento, que tenía todos los elementos y desafíos propios de una gran competencia a nivel logístico y de seguridad, lo que permite soñar más alto

El Mundial de Ráquetbol de categoría junior celebrado en Tarija fue todo un éxito: Bolivia quedó en lo más alto del medallero, el público tarijeño respondió con creces y las infraestructuras estuvieron a la altura, además de todos los eventos paralelos a un Mundial de estas características, como la inauguración o la fiesta de la clausura.

Poco más se puede pedir, aunque por alguna extraña razón, cada vez cueste más en Tarija disfrutar de los éxitos, y se ha convertido como en una muletilla insalvable el hecho de criticar cualquier proyecto que se salga de lo convencional. Los más viejos podrán decir si siempre fue así, o si son cosas de la modernidad.

En lo que tiene que ver con el deporte, que es olímpico aunque no se cite todavía para París, Bolivia es potencia mundial gracias a Conrado Moscoso y sus colaboradores y con seguridad el Mundial va a generar nuevos talentos.

Hay proyectos en los cajones que alguna vez estuvieron fuertes sobre la mesa, como convertir a Tarija en la ciudad del cine

La ciudad ha salido fortalecida del evento, que tenía todos los elementos y desafíos propios de una gran competencia a nivel logístico y de seguridad, por lo que salir airosos es de por sí una situación muy reconfortante y que seguramente nos dará fuerzas y bríos para abordar otros retos de mayor dimensión.

La experiencia permite ya sumar puntos para competir por albergar otros eventos de naturaleza deportiva, para lo que hay ya construida infraestructura puntera, como la Piscina Olímpica o el Velódromo en la Villa Olímpica de San Blas, aunque casi nadie recuerde ya para que fue imaginada, pero también para incursionar en otras áreas que pueden ser ventanas al turismo, que al fin y al cabo es lo que se incentiva con este tipo de proyectos.

Tarija tiene un calendario de eventos muy concentrado en las fiestas más juveniles y populares, como Fin de Año y Carnaval y que puede ir a más con esos eventos relacionados con la Universidad, y también tiene muy marcado en invierno las fiestas religiosas de Chaguaya y San Roque que mueven recursos y atraen visitantes, pero siguen quedando muchos meses disponibles para explotar sus bondades para el ocio y el disfrute, que son los grandes atributos que busca el turista de hoy.

Hay proyectos en los cajones que alguna vez estuvieron fuertes sobre la mesa, como convertir a Tarija en la ciudad del cine, promocionando un Festival Internacional al estilo de los grandes certámenes europeos, que se concentran en ciudades pequeñas con glamour, como Cannes o Venecia, y acompañando con buenas academias, buenas compañías, buenas locaciones y buena prensa que involucrara a toda la ciudad en un proyecto común. También otras ligadas a la Guerra del Chaco, a los dinosaurios y a otros parques temáticos.

La cuestión es que las ideas existen y de a poco, se van sumando experiencias positivas bien ejecutadas que permiten soñar más alto. Es importante reconocer la labor de los funcionarios municipales y de los amantes del deporte, que contribuyeron a que todo saliera bien. Inmediatamente después, toca no dormirse en los laureles. Tarija necesita seguir buscando retos y desafíos que la motiven.

¿Cuál será el siguiente?


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