Las elecciones paraguayas y la rebelión

Paraguay sigue siendo, junto a Bolivia, el país que aparece a la cola en casi todos los indicadores, y sin embargo, todos los tímidos intentos de rebelión popular han sido aplastados

En menos de diez días hay una nueva elección en Paraguay, una de las repúblicas presidencialistas donde sigue estando prohibida la reelección y donde el partido Colorado lleva gobernando 70 años salvo el periodo 2008 – 2013 y es, por el momento y según las encuestas, el favorito.

La hegemonía en Paraguay es caso aparte. Según los datos del partido, cuenta con casi dos millones de afiliados, es decir, más de la mitad del padrón electoral, y aunque los rumores de afiliaciones falsas son más que rumores, lo cierto es que no ha necesitado nunca de muchas alianzas para ganar. El partido Colorado es uno de esos partidos con mil caras y mucha historia, como el MNR o el peronismo en Argentina.

En sus inicios, en la década de 1880, el partido se caracterizó por ser conservador y defender los intereses de la élite agraria y ganadera del país. En la década de 1930, el partido se acercó al nacionalismo y adoptó políticas económicas más intervencionistas, como la creación del Instituto de Previsión Social y la nacionalización de la empresa ferroviaria.

En la década de 1950, el partido se convirtió en el principal defensor del gobierno del dictador Alfredo Stroessner, y adoptó un enfoque más autoritario y represivo hacia la oposición política.

En las décadas de 1980 y 1990, con el fin de la dictadura, el Partido Colorado comenzó a cambiar su ideología hacia una posición más liberal y democrática. Se distanció del autoritarismo de Stroessner y adoptó políticas de libre mercado y una mayor apertura política.

Hoy en día, el Partido Colorado de Paraguay se considera una fuerza política conservadora y liberal al mismo tiempo, con un fuerte énfasis en la defensa de la propiedad privada y el libre mercado, así como en la protección de los valores tradicionales y la familia y cuenta en sus filas con muchos millonarios de ese país, que no dudan en jugársela a fondo en la política partidaria.

No es que las encuestas sean de lo más confiables en el vecino país donde los partidos tienen ramificaciones por todos los resortes del poder, pero por lo general se está imponiendo el candidato oficialista Santiago Peña sobre el candidato de la Concertación Nacional, Efraín Alegre, que no es precisamente un partido progresista o de izquierda, sino tan liberal como el partido Colorado.

La hegemonía liberal en el vecino país demuestra que la ideología no siempre es la receta: Paraguay sigue siendo, junto a Bolivia, el país que aparece a la cola en casi todos los indicadores económicos y de bienestar social, y sin embargo, todos los tímidos intentos de rebelión popular han sido aplastados y reconducidos hacia la vieja política sin excepción, como en el caso de la victoria de Fernando Lugo en 2008, que no tardó en ser descabezado, y las posteriores marchas indígenas que no lograron concretar cambios de fondo en la política nacional.

Como toda elección, el resultado es incierto, aunque sin duda no se prevé una revolución ni mucho menos, por lo que solo queda esperar que el nuevo gobierno sostenga y amplíe las relaciones soberanas y comerciales con Bolivia, pues ahí Tarija también tendrá que ganar.

 

DESTACADO.- No es que las encuestas sean de lo más confiables en el vecino país donde los partidos tienen ramificaciones por todos los resortes del poder, pero por lo general se está imponiendo el candidato oficialista Santiago Peña


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