Las otras aristas del mercado inmobiliario

Todos los Estados en todo el mundo, empezando por el gigante norteamericano con Joe Biden, están interviniendo en la economía de forma decidida para mantener a flote el empleo, pilar fundamental de cualquier sociedad

En plena pandemia y con la incertidumbre instalada en la economía real, las medidas de reactivación económica parecen retrasarse más de la cuenta, al menos en los sectores clave. Uno de esos que no ha recibido apoyo es el de la construcción.

No nos referimos con esto a que el Estado en todas sus formas cancele las deudas con las empresas de la construcción, que también, ni a que el Estado intente construir todas las viviendas que hacen falta en el país, sino a que se tomen medidas que permitan a las familias, y particularmente a las más jóvenes, acceder a una vivienda digna.

Las familias son el motor económico del país y sobre ellas descansa el mentado consumo interno que activa la economía desde la ortodoxia misma del liberalismo keynesiano que aplica el Gobierno de Luis Arce Catacora. En esas, nada activa más el gasto que la conformación de un hogar, sin embargo, en el país sigue habiendo demasiadas familias viviendo y compartiendo espacio con otras, normalmente padres o madres.

En los últimos meses se ha frenado el acceso a la vivienda por parte de nuevas familias y, por ende, también la construcción. Lo dice el informe de la Asociación de Bancos (Asoban) que demuestra cómo han crecido los depósitos y caído los créditos de vivienda en el primer cuatrimestre de 2021. También los datos del INE que deja en mínimos históricos la concesión de licencias de construcción en todas las ciudades capitales del país.

Los datos son consecuencias. Por un lado, la incertidumbre laboral se ha acentuado. La mayor parte de los trabajadores ha castigado ingresos y aplazado cobros en favor de las empresas en dificultades que todavía tratan de salvar el personal. Por lo general estas empresas han recibido escasas ayudas, y nada más allá que alguna línea de crédito a más largo plazo o con intereses ligeramente más bajos.

Por otro lado, los precios siguen caros. En crisis se ha producido de nuevo el efecto refugio, en el que se ha vuelto a invertir en suelo y ladrillo, valores seguros a largo plazo, frente a lo que pueda pasar. La falta de transparencia y regulación en este tipo de transacciones es el que está disparando los precios al alza permanentemente, puesto que no existen referencias ni tampoco promociones de espacios con la suficiente publicidad que permitan a los potenciales compradores planificar la inversión de forma documentada.

Todos los Estados en todo el mundo, empezando por el gigante norteamericano con Joe Biden, están interviniendo en la economía de forma decidida para mantener a flote el empleo, pilar fundamental de cualquier sociedad tal como está armado el sistema. Mientras tanto, en Bolivia se sigue apostando por la intervención indirecta y por estimular las reglas del mercado para que las leyes capitalistas hagan su trabajo.

Sea por el camino que sea, es urgente apoyar la emancipación de las familias jóvenes que buscan un proyecto de vida autónomo, pues los beneficios son múltiples para un país que necesita quererse más y confiar más en sí mismos.


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