Tarija y su actividad hidrocarburífera

Tarija ha pasado de producir casi el 80% de los hidrocarburos del país a producir algo menos del 50% y la tendencia parece, de momento, irreversible. En esta inversión de la tendencia han tenido que ver decisiones técnicas, pero también políticas

La producción en Tarija está cayendo, y eso se le debe fundamentalmente al agotamiento del megacampo de San Alberto (Caraparí), que no ha sido reemplazado por ninguno de importancia, sino que apenas se han incorporado unos pocos pozos pequeños en recuperación secundaria.

En esta reducción de la producción propia también tiene que ver la decisión de YPFB y el Gobierno nacional de repartir regalías y producción con el departamento de Chuquisaca, al fusionar los campos Margarita y Huacaya, cuyo gas se procesa en Tarija.

Que Tarija haya quedado relegada de los primeros puestos también tiene que ver con el fracaso sonoro de al menos dos perforaciones anunciadas con mucho bombo y platillo y que quedaron en nada.

La primera fue de Repsol, dentro del área de Caipipendi, en el término municipal de Caraparí, donde se buscó gas o petróleo en Boyuy X2, que acabó siendo el “pozo más profundo” del hemisferio sur, al llegar a los 8.000 metros, pero que resultó absolutamente improductivo, constituyéndose en un fiasco del que tal vez se aprendieron algunas cosas. Por cierto, que ni el anterior Gobierno ni el actual han querido explicar quién acabó pagando el pozo hasta esas profundidades a las que se llegó por empeño del ministro Luis Alberto Sánchez, ya que Repsol había comunicado su intención de abandonar pasados los 6.000. Cabe recordar que los pozos improductivos los paga la empresa operadora, no así cuando son productivos.

Que Tarija haya quedado relegada de los primeros puestos también tiene que ver con el fracaso sonoro de al menos dos perforaciones anunciadas con mucho bombo y platillo y que quedaron en nada

La segunda fue la perforación del Jaguar X2 en el área de Huacareta, un área adulada por el Gobierno – ubicada al oeste de Entre Ríos, casi paralela al área de Margarita y que por el momento no ha dado resultados. Shell preveía unos 12 Trillones de pies Cúbicos (cuatro veces más que en Margarita), pero tras el fracaso del Jaguar, ubicado en la zona sur del bloque, dentro de Tarija, levantó los equipos y se fue a buscar al norte, en Chuquisaca, y probablemente haya también que hacer algún estudio de conectividad.

La pérdida de peso relativo también se debe a que otros departamentos han incorporado otros pozos, como en el caso de Incahuasi, decretado como netamente cruceño, y que pasa por ser uno de los mayores pozos en actividad en este momento, desde el que se empezó a suplir la producción que llevar a Brasil.

La situación crítica en la producción no debería llevarnos a ponernos nerviosos ni a autorizar bajo chantaje proyectos de fracking o de exploración en la reserva natural de Tariquía en tiempos en los que la exportación atraviesa horas bajas tanto por el desarrollo del Presal en Brasil y de Vaca Muerta en Argentina, megaproyectos que aspiran no solo a lograr la autosuficiencia energética sino también a exportar remanentes. En Bolivia todavía estamos en condiciones de crear una reserva estratégica que garantice el funcionamiento de proyectos propios en base al gas, sea en el Salar, en el Mutún o en la industrialización. Seguramente soluciones hay muchas, lo intolerable en este caso es siempre la indefinición.


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