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Gobierno legítimo para enfrentar el futuro

El mundo entero, empezando por Estados Unidos, se ha plegado sobre sus fronteras para buscar soluciones a los problemas económicos. Es desde ese concepto desde el que tenemos que encontrar la forma de entendernos con el mundo

El cómputo ha terminado. Tras cuatro días de tedioso recuento, los datos no fallan: Luis Arce Catacora será el nuevo Presidente de Bolivia respaldado por casi el 55% de la población en una elección libre y limpia, administrada por un TSE administrada y velada por un Gobierno Transitorio que no era precisamente imparcial.

Si de algo han servido estos cuatro días que el cómputo oficial ha terminado dando la razón - e incluso mejorando – a los datos de las encuestadoras del conteo rápido -, han sido para desterrar análisis calenturientos y simplistas: El MAS tiene un proyecto de país y por eso gana las elecciones con más del 55% y no, no basta solo con la “unidad” de aquellos a los que no les gusta ese modelo o no se sienten cómodos en él para derrotarlo en las ánforas.

Las narrativas que Gobierno y candidatos intentaron imponer – narcogobierno, despilfarrador, dictatorial, calamitoso en lo económico, etc., - no lograron penetrar ni mínimamente en la población.

Un año de Gobierno de signo distinto ha servido para que más o menos un diez por ciento de la población que en 2019 le retiró el apoyo al MAS vuelva a confiar en esa fuerza política, además de haber reafirmado al 47% que no lo dudó. Las narrativas que Gobierno y candidatos intentaron imponer – narcogobierno, despilfarrador, dictatorial, calamitoso en lo económico, etc., - no lograron penetrar ni mínimamente en la población. Más al contrario, en la comparación, consolidaron el retorno del MAS al poder.

Hace un año, la participación de un candidato vetado por el referéndum de 2016 marcó la elección, un año después y con ese defecto subsanado, el MAS vuelve a ganar holgadamente, dando certidumbres al grueso de la población.

Los derrotados han hecho poca constricción y pronto han empezado a desarrollar nuevas teorías sobre lo que ha pasado y lo que vendrá. Dibujar a Arce Catacora como el próximo Lenín Moreno o como simple títere de Evo Morales resulta común, e incluso en el mismo párrafo se pueden encontrar alusiones a las dos opciones.

Lo cierto es que el MAS, que no es un nuevo MAS, sino un MAS que ha madurado en la derrota, siendo a la vez el único partido que ha logrado generar nuevos líderes con vocería nacional, sí ha prometido asuntos puntuales en campaña y deberá velar por su cumplimiento. Entre 2005 y 2019 el Gobierno de Evo Morales fue abandonando las banderas de la soberanía nacional y la Pachamama a fin de abrirse a nuevos sectores. Un año después de su caída, el MAS parece haber aprendido la lección.

No se viene una situación fácil para el país en tanto la pandemia, y más la gestión que se ha hecho de la pandemia, ha dejado heridos de muerte a varios sectores económicos. La baja productividad se va a pagar caro, la precariedad laboral y el subempleo no van a ser suficiente para llenar el estómago y el endeudamiento externo no es un camino de rosas como planteaban los candidatos derrotados.

El mundo entero, empezando por Estados Unidos, se ha plegado sobre sus fronteras para buscar soluciones a los problemas económicos. Es desde ese concepto desde el que tenemos que encontrar la forma de entendernos con el mundo y salir adelante. Que nadie espere que nadie venga a solucionarnos los problemas. Es tiempo de no dudar y de completar los proyectos propios, de encontrar nuestras soluciones.

El pueblo ha hablado. 


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