Un 15 de abril de oportunidades

En los 203 años que llevamos contando aniversarios de independencia, en Tarija ha pasado casi de todo: épocas de hambre, de guerra, de dictadura y de incertidumbre absoluta, a lo que ahora se suma, además, una efeméride en enclaustramiento azotados por una pandemia que todavía no ha acabado...

En los 203 años que llevamos contando aniversarios de independencia, en Tarija ha pasado casi de todo: épocas de hambre, de guerra, de dictadura y de incertidumbre absoluta, a lo que ahora se suma, además, una efeméride en enclaustramiento azotados por una pandemia que todavía no ha acabado de eclosionar en el departamento, pero sobre la que se albergan pocas dudas de que más temprano que tarde lo hará.

La jornada es totalmente distinta a cualquiera de las anteriores, sobre todo a las del último cuarto de siglo, cuando los festejos se han multiplicado, convirtiendo la fecha en un evento cultural y político en la que regar las pasiones nacionalistas o regionalistas según la ocasión.

Este año no habrá desfile cívico militar, como tampoco se ha vivido el habitual carnaval de entrega de obras y promesas de un futuro mejor que de forma inaudita se llevaba a cabo cada año, sobre todo desde el nivel central del Estado.

Lo que sí es este 15 de abril de 2020, es un momento para reflexionar sobre el futuro, pues la pandemia ha llegado en un momento de por sí crítico para el desarrollo nacional, con demasiadas incertidumbres sobre la mesa, que no dejan de ser oportunidades.
Desde siempre, Bolivia en general y Tarija en particular sostienen el discurso de superar la dependencia del gas para basar su desarrollo en industrias de otra naturaleza. Es el momento de hacerlo
El impacto del pánico generado en la economía ha sido inmediato, las bolsas de medio mundo cayeron con velocidad en el primer trimestre del año, y como cualquier parón en la expectativa, ha generado sus efectos en el precio del petróleo, que a la baja demanda le ha seguido la terquedad de los países OPEP en el ajuste de la oferta. El precio hoy ronda los 30 dólares, 20 por debajo de lo contemplado en presupuesto.

Este problema coyuntural del precio se suma al estructural de la producción en declive y los mercados cerrándose para el gas boliviano, incapaz de competir en el mercado mundial de la materia prima.

Desde siempre, Bolivia en general y Tarija en particular sostienen el discurso de superar la dependencia del gas para basar su desarrollo en industrias de otra naturaleza. Un discurso que sin embargo nunca se materializa. Ni siquiera cuando las condiciones estaban más dadas para ello.

La cuestión es que hoy parece que la cosa va más en serio que nunca. Que la pandemia no ha golpeado de lleno todavía en Tarija, pero que de seguro será uno de los departamentos más afectados por el efecto económico, y en esas, el margen de acción es muy limitado si se pretende seguir aplicando las viejas recetas de resistir y adaptarse.

Esta vez no parecen quedar excusas. Es el momento de dar un salto adelante, de deshacerse de viejas taras y de poner las virtudes de los tarijeños al servicio del bien común. Es tiempo de honrar a aquellos que en su día soñaron con una República independiente del poder imperial y que entregaron sus vidas y sus mejores años en ese fin. Es tiempo de imaginar una Tarija mejor, remangarse y ponerse manos a la obra. Es tiempo de que el aislamiento sirva para salir fortalecidos.

Feliz 15 de Abril

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