Abril de encierro y reflexión
Hoy debería comenzar el mes de Tarija; abril, ese mes en el que se apunta lo otoñal y en el que tal vez más se evidencien las bondades del clima tarijeño, y que en los últimos años se había convertido en una suerte de carrera demencial de entregas y promesas de obras de todo tamaño y...
Hoy debería comenzar el mes de Tarija; abril, ese mes en el que se apunta lo otoñal y en el que tal vez más se evidencien las bondades del clima tarijeño, y que en los últimos años se había convertido en una suerte de carrera demencial de entregas y promesas de obras de todo tamaño y orientación.
Era también el mes de la cultura por excelencia. Un mes en el que se iba a rendir homenaje a Adela Lea Plaza, impulsora definitiva del Festival de Festivales Abril en Tarija, pero también a otras grandes de la cultura tarijeña que nos dejaron en este periodo, como Jhilma Hoyos.
Abril era el mes de la política y la cultura en Tarija, un mes de mucha intensidad en lo uno y en lo otro, aunque definitivamente, se entremezclaran poco entre sí. Hace tiempo, cuando el Festival que ya andaba por su 40 aniversario era lo principal de la efeméride, el evento se llenaba de pocos nombres pero de un alto nivel. Los políticos sí acudían. Con el tiempo, el populismo se impuso como forma de acción política y de gestión, y las obras se llevaron toda la atención.
Si todo hubiera sido normal en este país, nos encontraríamos probablemente también en un periodo electoral para renovar las alcaldías y Gobernaciones del país, por lo que marzo y abril hubieran sido una sucesión interminable de entrega de obras o primeras piedras… o tal vez no.
Algunos con mejor olfato han entendido que no es tiempo de hacer política, sino de quedarse en sus casas y arrimar el hombro en lo posible; otros han optado por generar un estado de irritabilidad permanente
La caída de Morales primero y la llegada del virus después ha cambiado por completo las prioridades políticas, que se ven ahora exigidos en mostrar capacidades precisamente donde menos atención le han puesto.
Es indudable que tanto en la Alcaldía como en la Gobernación se han invertido buenos montos en salud, pero esencialmente en obras de cemento, que además, en su mayoría eran de continuidad de proyectos antiguos, eso sí, abandonados.
La lucha contra el virus, sin embargo, no se basa en tener infraestructuras cómodas y grandes, sino en tener pruebas para la detección, equipos para el tratamiento y sobre todo, buenos profesionales capaces de enfrentar la compleja situación en estas circunstancias.
Algunos con mejor olfato han entendido que no es tiempo de hacer política, sino de quedarse en sus casas y arrimar el hombro en lo posible; otros han optado por generar un estado de irritabilidad permanente, que de momento se expresa en redes sociales, y que se basa en la crítica mayor a todo lo que se mueve. Sin duda, cuando pase la crisis, será un buen momento para hacer evaluaciones de los aportes, y los perjuicios.
De momento, a los tarijeños, abril nos convoca a la calle, a recordar nuestra gesta libertaria, a compartir la cultura, a disfrutar de la región, de lo que dejó la vendimia. En esta ocasión, abril nos convoca a quedarnos en nuestras casas como parte de otro sacrificio que hay que enfrentar con valentía y humildad.
Ojalá este mes de abril de encierro y reflexión sirva para entendernos mejor, para marcarnos nuevos retos, para salir fortalecidos y para largar la mirada mucho más allá. Es tiempo de tomar impulso.
Era también el mes de la cultura por excelencia. Un mes en el que se iba a rendir homenaje a Adela Lea Plaza, impulsora definitiva del Festival de Festivales Abril en Tarija, pero también a otras grandes de la cultura tarijeña que nos dejaron en este periodo, como Jhilma Hoyos.
Abril era el mes de la política y la cultura en Tarija, un mes de mucha intensidad en lo uno y en lo otro, aunque definitivamente, se entremezclaran poco entre sí. Hace tiempo, cuando el Festival que ya andaba por su 40 aniversario era lo principal de la efeméride, el evento se llenaba de pocos nombres pero de un alto nivel. Los políticos sí acudían. Con el tiempo, el populismo se impuso como forma de acción política y de gestión, y las obras se llevaron toda la atención.
Si todo hubiera sido normal en este país, nos encontraríamos probablemente también en un periodo electoral para renovar las alcaldías y Gobernaciones del país, por lo que marzo y abril hubieran sido una sucesión interminable de entrega de obras o primeras piedras… o tal vez no.
Algunos con mejor olfato han entendido que no es tiempo de hacer política, sino de quedarse en sus casas y arrimar el hombro en lo posible; otros han optado por generar un estado de irritabilidad permanente
La caída de Morales primero y la llegada del virus después ha cambiado por completo las prioridades políticas, que se ven ahora exigidos en mostrar capacidades precisamente donde menos atención le han puesto.
Es indudable que tanto en la Alcaldía como en la Gobernación se han invertido buenos montos en salud, pero esencialmente en obras de cemento, que además, en su mayoría eran de continuidad de proyectos antiguos, eso sí, abandonados.
La lucha contra el virus, sin embargo, no se basa en tener infraestructuras cómodas y grandes, sino en tener pruebas para la detección, equipos para el tratamiento y sobre todo, buenos profesionales capaces de enfrentar la compleja situación en estas circunstancias.
Algunos con mejor olfato han entendido que no es tiempo de hacer política, sino de quedarse en sus casas y arrimar el hombro en lo posible; otros han optado por generar un estado de irritabilidad permanente, que de momento se expresa en redes sociales, y que se basa en la crítica mayor a todo lo que se mueve. Sin duda, cuando pase la crisis, será un buen momento para hacer evaluaciones de los aportes, y los perjuicios.
De momento, a los tarijeños, abril nos convoca a la calle, a recordar nuestra gesta libertaria, a compartir la cultura, a disfrutar de la región, de lo que dejó la vendimia. En esta ocasión, abril nos convoca a quedarnos en nuestras casas como parte de otro sacrificio que hay que enfrentar con valentía y humildad.
Ojalá este mes de abril de encierro y reflexión sirva para entendernos mejor, para marcarnos nuevos retos, para salir fortalecidos y para largar la mirada mucho más allá. Es tiempo de tomar impulso.