Una herencia única

Hoy es Jueves de Comadres una tradición de gran valor para Tarija, pues cada año es un orgullo que el país entero hable de esto y celebre esta costumbre. Su concepto central es la amistad y su condimento la alegría.Hoy cientos de mujeres y toda Tarija se disponen a celebrar la...

Hoy es Jueves de Comadres una tradición de gran valor para Tarija, pues cada año es un orgullo que el país entero hable de esto y celebre esta costumbre. Su concepto central es la amistad y su condimento la alegría.Hoy cientos de mujeres y toda Tarija se disponen a celebrar la fecha.

Muchos turistas han llegado a ser parte de esta muestra cultural. El presidente de la Cámara Hotelera de Tarija, Daniel Beccar, informó que prevén que al menos 20.000 turistas visiten el departamento durante las fiestas de Carnaval.

La cifra no parece exorbitante cuando en carne propia hemos comprobado la escasez de vuelos comerciales hacia Tarija en los últimos tres días, y es que realmente la tierra chapaca se ha consolidado como un destino turístico para estas fechas. Esto sin duda es un gran motivo de orgullo y un tesoro que debemos cuidar como tarijeños.

Lo último es consecuencia de costumbres únicas que tienen historias irrepetibles de mucha solidaridad y empuje. La historia del Jueves de Comadres es una muestra de ello.

De acuerdo al escritor tarijeño René Aguilera Fierro hubo un tiempo en el que la costumbre de Comadres decayó y fue el trabajo de varias personas, el que logró rescatarla. Fierro afirma que fue en 1980 cuando resurgió la costumbre de compadres y comadres con mucho interés. Así la tradición se volcó a los barrios y a las calles con gran colorido, alegría y simplicidad.

Las comadres pioneras cuentan que la primera reunión para salvar la costumbre se realizó en el barrio El Molino, donde un grupo de amigas decidieron recuperar la herencia cultural que estaba quedando en la historia.

Durante los primeros festejos se invitó a participar a todas las mujeres de El Molino, también a aquellas que por diferentes circunstancias habían ido a vivir a otros lugares. La organización de las comadres pioneras incluía ciertas reglas, una de ellas era la de nombrar a un compadre. Sólo un hombre era recibido para compartir en la fiesta.

El compadre elegido para participar de la celebración de las comadres molineñas debía ser el más apreciado. Necesariamente tenía que pertenecer al barrio y no importaba si era rico o pobre, el requisito era el aprecio y ser un amigo querido al que se le entregaba una torta muy grande y se le permitía participar del festejo de las mujeres.

Por este motivo cada año los hombres se portaban muy bien. Tiempo más tarde se pensó en el uniforme, el primero fue un pañuelo, luego el atuendo se acordaba previamente. Se trataba de mandiles, chalecos y playeras de color rojo o azul; que casi siempre eran donadas por los compadres designados.

El intercambio de torta era una condición infaltable. A esto se sumó la gran entrada que años antes se realizaba en la plaza Luis de Fuentes y que por su gran participación hoy se realiza en la avenida Integración.

Todos estos detalles dieron vida a lo que hoy celebramos como Jueves de Comadres.

La tradición se trata de una herencia invaluable que nos toca conservar, promocionar y celebrar con alegría y gran responsabilidad. Aquella responsabilidad que nos otorga el habernos consolidado entre los primeros destinos turísticos del país.

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