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El cuento de Sánchez con Tariquía

Hace dos días advertíamos en este mismo editorial que el Gobierno había abandonado al subgobernador Walter Ferrufino y los pocos operadores del MAS en Tarija y sus medios de comunicación en la defensa del proyecto de exploración en la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía. Las...

Hace dos días advertíamos en este mismo editorial que el Gobierno había abandonado al subgobernador Walter Ferrufino y los pocos operadores del MAS en Tarija y sus medios de comunicación en la defensa del proyecto de exploración en la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía. Las urgencias gasíferas son grandes ante una gestión deficiente que ha dejado al país sin reservas y sin capacidad operativa; pero las electorales del partido de Gobierno son aún más acuciantes.

El Movimiento Al Socialismo es un aparato electoral perfectamente engrasado al servicio de las voluntades del Gobierno de Evo Morales. La principal necesidad del gobierno es tener la liquidez suficiente para seguir haciendo de “súper alcalde” y para ello, no hay barreras que puedan frenar este objetivo. En esas urgencias se inscribió el proyecto de perforación en Tariquía. Un territorio explorado con anterioridad y suficientes indicios de presencia de hidrocarburos cuya única limitación era la normativa ambiental, que teóricamente un gobierno declarado pachamamista y anticapitalista debería haber profundizado. Sin embargo, la ha violentado.
No es la primera vez que el Ministro asegura que el proyecto de Tariquía “no va más”. Lo hizo el año pasado en mayo. La falacia duró una semana y fueron sus subordinados quienes tuvieron que salir a corregir al Ministro
Que en pleno día del Medio Ambiente el Ministro Luis Alberto Sánchez comparezca ante los medios y a preguntas de los periodistas asegure que “en Tariquía no ha entrado ni una carretilla” y que “el proyecto está en pausa hasta que los pobladores se pongan de acuerdo” es otro ejemplo de la subordinación de los intereses electorales a los del Estado, que hasta antesdeayer habían servido para justificar la necesidad de ingresar en la Reserva, aun negando cualquier tipo de problema en el sector, que es la estrategia principal de comunicación del Ministro: todo bien.

No es la primera vez que el Ministro asegura que el proyecto de Tariquía “no va más”. Lo hizo el año pasado en mayo a las pocas semanas de haber hecho firmar a Morales en un jubiloso acto público los contratos que desvirtúan su proyección internacional. La falacia duró una semana y fueron sus subordinados quienes tuvieron que salir a corregir al Ministro. Sánchez pretendía una reacción en defensa de la inversión y lo que consiguió fue primero un aplauso por la decisión y después una indignación generalizada cuando se descubrió la trampa.

Lo cierto es que los habitantes de Chiquiacá no lograrán ponerse de acuerdo en la medida en que nadie explica los verdaderos alcances del proyecto, que van más allá de los dos pozos actualmente diseñados, y que afectará a la Reserva en su conjunto y no en pequeñas proporciones. De momento la estrategia era clara, y antigua: divide y vencerás y agotamiento al máximo. El anuncio de “la pausa” deja sin embargo al descubierto que no importa nada el impacto social en el territorio y menos, en la población.

La credibilidad del Ministro ha sufrido mucho en estos cuatro años al frente del Ministerio y la sensación de subordinación a otros intereses es permanente. La “pausa” es simplemente una trampa más, pero también una pequeña victoria para los comunarios resistentes a lo que parecía una sentencia ineludible, porque al final, en Tariquía, mientras haya resistencia, hay esperanza.

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