Los diferentes 1 de mayo de Evo

Hoy día internacional del Trabajo, es además la conmemoración de los 13 años de la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, una fecha que no se escogió al azar en un proyecto nacionalista de izquierdas en su origen no obrerista, que por otro lado hizo aguas hace tiempo. Los...

Hoy día internacional del Trabajo, es además la conmemoración de los 13 años de la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, una fecha que no se escogió al azar en un proyecto nacionalista de izquierdas en su origen no obrerista, que por otro lado hizo aguas hace tiempo.
Los empresarios siempre han considerado más pernicioso el doble aguinaldo que el incremento salarial por encima de la inflación.
De aquel 1 de mayo de 2006, donde Andrés Soliz Rada le puso el decreto delante a Evo Morales para que concretara en tiempo record uno de las principales objetivos de la agenda de octubre, que llevaba demasiado tiempo postergándose, quedan hoy recuerdos y buenos propósitos. Entonces se soñaba con un país industrializado y soberano, capaz de ser el piloto en su propio desarrollo tomando sus propias decisiones.

A la fecha es tan precario el proyecto soberanista que la evocación de la nacionalización ya ha dejado de ser incluso ese recurso fácil que el Gobierno de Evo Morales utilizaba cuando necesitaba subir la moral a la tropa.  El aniversario de la nacionalización encuentra una Bolivia con la menor producción de gas de la última década, apenas superando los 40 millones de metros cúbicos; una Bolivia sin mercados alternativos a Brasil y Argentina, pues en los años de bonanza no se han empleado esfuerzos suficientes ni en buscar alternativas en el GNL ni en otros países; pero sobre todo encuentra una Bolivia con su proceso de industrialización trancado entre medio de desinteligencias y cobardías.

Si la planta petroquímica de Yacuiba hoy estuviera funcionando, ni Brasil ni Argentina hubieran tenido tan sencilla la presión para bajar volúmenes y precios, e imponer multas a discreción. Tampoco hubiera sido necesario. Con dos contratos de largo plazo recién iniciando y con ajustes que los hacían más atractivos, con los mejores años de ingresos por venta de gas y con una concurrencia política sin igual en la región, los recursos se fueron en el gasto corriente para alimentar la economía interna, el “motor del cambio en Bolivia” según  el ministro Luis Arce Catacora y la inversión verdaderamente productiva quedó relegada, siempre entre miedos y timideces.

Cuando el proyecto descarriló y el Instrumento abrió el espacio al obrerismo - que nunca fue significativo en el voto ni en la concepción del propio proyecto - los precios del gas ya estaban suficientemente altos y los riesgos minimizados, se empezó a construir entonces el famoso modelo de gasto interno. El incremento salarial por encima de la inflación fue una de las herramientas, y si bien es cierto que los salarios en Bolivia siguen siendo de los más bajos de la región, el objetivo no ha sido cumplido: el mercado ha rebajado los salarios que se ofrecen acercándolos al mínimo ante la falta de garantías del Gobierno. En cualquier caso, los empresarios siempre han considerado más pernicioso el doble aguinaldo que el incremento por encima de la inflación.

Este 2019, con la pata quebrada de los hidrocarburos en todos sus sentidos, y con el Gobierno decretando medidas para evitar un hundimiento del empleo antes de elecciones: fideicomiso público, planes de empleo extensivos, etc., se prevé una decisión más moderada por parte del ejecutivo, aunque en cualquier caso, la decisión sigue siendo del presidente Evo Morales.

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