Un churo Carnaval fraterno

Ya hemos iniciado los feriados de Carnaval, una época de mucho regocijo, pero también de mucha precaución. En principio todos los problemas que ocuparon la agenda noticiosa y el desvelo de la población quedan en el olvido, aunque temporalmente, pues la gran mayoría se entrega a la época.

Las tradiciones, al menos, en Tarija, toman fuerza y eso es lo lindo. Sin embargo y lamentablemente siempre hay excesos, los hospitales se llenan de casos por intoxicación por consumo de alcohol, no faltan las peleas familiares e incluso los hechos delincuenciales.
Otro riesgo que se presenta para la ciudad es la destrucción de algunos jardines, el maltrato de las bancas de las plazas, la basura tirada por todo ello y personas bebiendo o en mal estado en cualquier lugar público.

Sin duda el Carnaval Chapaco es uno de los más atractivos de todo el país, por este motivo recibe cientos de turistas en esta época, incluso mucho más que en Navidad. La gente visitante disfruta de los mercados, del olor a rosa pascua, de nuestras hermosas tarijeñas y tarijeños luciendo la ropa típica, de nuestras danzas y también del trato que les brindamos.
El reto de una ciudad turística pasa por muchos aspectos, uno de ellos es la imagen de nuestra ciudad, una imagen limpia, ordenada y fraterna, pero también pasa por los aspectos turísticos que brindamos al turista. Como nuestra agenda cultural que cada año es trabajada por nuestras autoridades de los diferentes municipios.

Más aún, no debemos olvidar que un aspecto crucial y requisito de una ciudad turística es la seguridad que brinda a sus turistas. Así una ciudad de excesos, accidentes, hechos delincuenciales, abusos sexuales y demás, no clasificaría dentro de este orden.
Lo primero que un turista se fijará además de la riqueza cultural es si realmente tendrá una estancia segura. Al final quiere regresar sano y salvo a casa.

La reto es grande, el compromiso aún más, pero como tarijeños debemos asumirlo y brindar en esta época lo mejor de nuestra chura tierra chapaca. Por todo esto El País recomienda vivir un Carnaval sin excesos, de disfrute de nuestras tradiciones, que no ponga en riesgo ni a los turistas ni a los nuestros.

“No está mal en celebrar o en vivir la fiesta si no el problema es cuando nos entregamos a los excesos y cuando convertimos las fiestas del Carnal en un ídolo y vine el desenfreno (…), celebremos con mesura, que no sean días de exceso” es el mensaje de la iglesia católica en esta época y del que hacemos eco, más allá de las creencias religiosas.