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Una bienvenida al sospechoso SUS

Un proyecto imprescindible, por muy tarde y muy manoseado políticamente que llegue, se hará realidad hoy 20 de febrero cuando el presidente Evo Morales promulgue la Ley que modifica los términos del Servicio de Salud y configura el Sistema Único, en cuyo interior se dan las pautas para...

Un proyecto imprescindible, por muy tarde y muy manoseado políticamente que llegue, se hará realidad hoy 20 de febrero cuando el presidente Evo Morales promulgue la Ley que modifica los términos del Servicio de Salud y configura el Sistema Único, en cuyo interior se dan las pautas para ampliar las coberturas y avanzar hacia un Seguro Universal y Gratuito para todos los bolivianos.

Nadie va a discutir a estas alturas que el sistema de salud en Bolivia es el más vergonzante y vergonzoso del entorno por todo el conjunto de variables que concurren y que esencialmente responden a las características de precariedad y provisionalidad. El sistema no está bien gestionado, satura hospitales, los precios se disparan, los médicos dudan, los auxiliares se atrincheran en el sindicato, y un sinfín de elementos que básicamente vienen a atentar contra el bien más preciado del ser humano, que viene a ser su salud.

El sistema de protección actual es la providencia. Sí: tener buena suerte. No basta con tomar las precauciones y llevar un estilo de vida más o menos saludable, pues hay que cuidarse de accidentes y prever alteraciones congénitas u otras. En el caso de tener mala pata, el seguro mejor dotado es la kermesse vecinal. Aún hoy en Tarija, diez años después de que se haya implementado el Seguro Universal, no hay fin de semana sin dos o tres convocatorias. Ni qué decir de cómo es en el resto del país.
El sistema de Salud boliviano es vergonzante y es necesaria una priorización desde los Presupuestos Generales del Estado. El SUS es necesario para la dignidad de Bolivia
Tampoco nadie va a discutir ahora que la implementación urgente en plena campaña 2019, la más difícil que nunca ha enfrentado el Gobierno de Evo Morales, tiene todo que ver precisamente con lo ajustado del resultado que prevén las encuestas. En Tarija ya casi nadie se acuerda de lo que era pagar diez pesitos en la posta o alguito más en el Hospital para recibir una atención somera y salir con la factura para el ibuprofeno o cosas algo más complejas que afectaban al bolsillo y a la planificación económica de la semana, o del mes, o del año. Algunos se arruinaban con casos más o menos complejos y a la pérdida de la salud se le sumaba la pérdida de la vida. Allí donde sí se acuerdan, la implementación obviamente sumará agradecimientos, aunque ya pocos creen en estas maniobras tan obvias: nadie se atreverá a negar el SUS en campaña ni después.

En ese contexto, lo normal sería que el Gobierno prepare una llegada amable del Seguro a todos los departamentos, y no solo a aquellos en los que gobierna y donde ya sabe que no recibirá observaciones. Si alguien pretende hacer política con el obvio SUS a cañonazos, es evidente que no sumará a los planes.

El convenio que circula para establecer la coordinación entre departamentos, quienes tienen la facultad rectora para ello, es atentatorio y subyace una intención de gestión de personal y compras que nada tiene que ver con el bien mayor, que es la buena administración desde el territorio, donde sí se conocen las necesidades.

Si el SUS va a ser el enésimo caballo de Troya para romper el consenso autonómico constitucional y apuntalar el sistema prebendal que subyace entre el Estado y el partido de gobierno, se puede augurar que será un fracaso, y eso no lo merece el pueblo boliviano.

 

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