Álvarez, la decisión salomónica para la Fiscalía Departamental

El nombramiento de Aimoré Álvarez como Fiscal Departamental de Tarija responde a una decisión salomónica tomada desde los más altos poderes del Estado para poner fin a una guerra fratricida entre familias masistas en el departamento que no ha hecho otra cosa que debilitar todo el aparato del...

El nombramiento de Aimoré Álvarez como Fiscal Departamental de Tarija responde a una decisión salomónica tomada desde los más altos poderes del Estado para poner fin a una guerra fratricida entre familias masistas en el departamento que no ha hecho otra cosa que debilitar todo el aparato del partido. Está por ver si además responde a otra estrategia delineada más arriba ante la inminente campaña electoral, que se prevé la más dura y sucia de las últimas décadas.

Álvarez es esencialmente un hombre de leyes desarrollado en el mundo privado y que finalmente ingresó en el sector público de la mano del hoy Ministro de Justicia Héctor Arce Zaconeta. Álvarez ha ocupado algunos puestos estratégicos en el siempre delicado territorio jurídico de Santa Cruz, donde fue Director, para luego saltar a la Subprocuraduría del Estado. Desde ayer ha aceptado de buen grado el nuevo encargo del Fiscal General Juan Lanchipa, haciéndose cargo de un Departamento que no conoce.

El escenario al que aterriza no es fácil. El Ministerio Público en Tarija tiene, como todos, personal reducido y unas 450 causas pendientes por funcionario; es un departamento pequeño pero con muchos plata en muchas obras y en muchas instituciones de todo tamaño. Además, tres pasos fronterizos conflictivos.

Aimoré Álvarez, que no tiene experiencia como fiscal según su perfil en Linkedin y tampoco ha estudiado ni trabajado nunca en Tarija, deberá lidiar con todos los conflictos derivados del propio ejercicio del cargo, pero a nadie se le escapa que Álvarez es una apuesta personal de Lanchipa, con mucha probabilidad asesorado por el ministro de Justicia Héctor Arce o su heredero en la Procuraduría del Estado, Pablo Menacho, que para el caso, lo mismo.

La llegada de Álvarez ha pillado de improviso a las familias del MAS Tarija, que llevaban desde enero, cuando fue “promocionado” el fiscal Gilbert Muñoz a un cargo nacional, tratando de colocar sus piezas en el tablero para convencer a quienes decidían. La batalla arreció cuando cayó el posesionado Carlos Oblitas y se colocó a Susana Corrillo, próxima al exfiscal Departamental. Desde la salida de Muñoz hasta la posesión de Álvarez se contabilizan al menos media docena de sentencias políticas controvertidas y que han enfrentado a los estamentos judiciales.

Con la posesión de Álvarez, la dupla Lanchipa – Zaconeta hacen borrón y cuenta nueva en el departamento en el que el Ministro de Justicia ejerce como ministro coordinador y que es uno de los escenarios más complicados para el Movimiento Al Socialismo de cara a sus intereses políticos.

Sin presiones acumuladas, ni favores adeudados, ni nada que deberle a nadie, Álvarez llega a la Fiscalía Departamental con las manos libres para tomar las decisiones pertinentes. No se puede obviar el perfil político del cargo en la medida en que es designado por el Fiscal General elegido por la mayoría aplastante del partido de Gobierno en la Asamblea Plurinacional. En este contexto, solo cabe desearle la máxima sabiduría para conducir el Ministerio Público en un departamento al que se le deben muchas explicaciones, en lo social - ¿Dónde está Cristian? – y en lo político.

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