Formarse para los hidrocarburos

En Bermejo se extrajo la primera gota de petróleo de este país hace casi cien años y durante los sesenta siguientes, prácticamente todo el subandino fue perforado en busca del preciado oro líquido. Cuando parecía que el negocio empezaba a acabarse, brotó el gas natural y el boom de su uso...

En Bermejo se extrajo la primera gota de petróleo de este país hace casi cien años y durante los sesenta siguientes, prácticamente todo el subandino fue perforado en busca del preciado oro líquido. Cuando parecía que el negocio empezaba a acabarse, brotó el gas natural y el boom de su uso comercial por sus propiedades más benévolas con el medio ambiente. San Alberto, San Antonio, etc., fueron descubiertos durante la presidencia de Jaime Paz Zamora con una YPFB todavía propiedad del Estado y con capacidad de operar.

Tarija ha sido desde siempre, salvo en los años dorados de Camiri, la cuna de los hidrocarburos, el lugar desde el que se ha abastecido al país y desde donde se han conseguido los más preciados recursos económicos para el país. Especialmente en lo que va de este siglo XXI en el que el gas natural y sus licuables se han convertido en preciada materia prima para las potencias vecinas.

Es cierto que la mayor parte de ese centenar de años, el país ha actuado como una semicolonia, subordinada a los intereses supranacionales y ni siquiera los Gobiernos más nacionalistas que se han ido sucediendo, se han permitido soñar un poco más lejos de lo que mandaban los manuales de la subordinación. Bolivia era un enorme vergel de puertas abiertas para cualquiera que quisiera venir a extraer tras cumplir los trámites pertinentes ante las autoridades, tantas veces sometidos a la corrupción.

Hoy, casi cien años después y tras atravesar los mejores años del sector, con reservas, precios favorables, YPFB nacionalizada y “empresas prestadoras de servicios” llevándose los recursos a bolsillos llenos, se sigue considerando normal el paradigma de que la exploración se tenga que ceder a empresas extranjeras por aquello de que es caro, para luego pagarles con creces la inversión en caso de ser exitosa. Es cuando menos contradictorio que personeros del MAS, de perfil inicialmente nacionalista, antiimperialista, etc., sostengan la lógica tras gobernar doce años con altos ingresos. Empresas nacionales como YPF, PDVSA, Gazprom y – aunque menos – Petrobras, son capaces de invertir en nuestro país con riesgo, pero YPFB no.

En cien años el tótem se sostiene, fundamentalmente, por la falta de ambición de las autoridades y su visión de medio plazo. En otras palabras: la falta de formación y especialización en el área a través de nuestras universidades facilita, precisamente, que la mayor parte del negocio se vaya a empresas extranjeras, por muy operadoras que se les considere.

El déficit en Tarija es especialmente notorio, pues más allá de las carreras relativas, de bajo perfil y descentralizadas sobre el área en la pública y las buenas intenciones de la privada, la formación ofrecida está lejos de ser la que se requiere. Han pasado cien años y parece que a nadie le ha interesado formar profesionales en ello, y tal vez ahora alguien crea que, con las reservas en descenso, tampoco valga la pena.

Mientras esto no se resuelve, las demandas y conflictos siguen siendo por puestos de chofer, de sereno, cocineras, acceso al catering, etc., puestos menores que se vuelven más urgentes cuando golpean las crisis y se cierran los proyectos.

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