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Etanol: el riesgo de abrir las puertas a una nueva forma de dependencia

En bandeja de oro, el gobierno del MAS ha oficializado la entrega de la Amazonía boliviana a la agroindustria y sus socias transnacionales, para que produzcan agrocombustibles. Los argumentos para justificar esta medida (menor subvención, mayores ingresos, dinamizar la economía, producción...

En bandeja de oro, el gobierno del MAS ha oficializado la entrega de la Amazonía boliviana a la agroindustria y sus socias transnacionales, para que produzcan agrocombustibles. Los argumentos para justificar esta medida (menor subvención, mayores ingresos, dinamizar la economía, producción ecológica) han sido desmentidos por expertos en el tema.

¿Verdes/ecológicos? Ya el año 2006, expertos de la Universidad de Gotemburgo, de la Universidad de Princeton y del Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados (Austria), demostraron que las plantaciones de maíz en EEUU y la caña de azúcar en Brasil causan mayor degradación que cualquier otro tipo de plantaciones en el mundo, porque vienen asociados a la erosión de los suelos, diseminación de herbicidas, insecticidas, contaminando el agua subterránea y superficial.

¿Económico? Según el investigador del Departamento de Entomología, Sistemáticas y Ecología, de la Universidad de Cornell, David Pimentel, para obtener un litro de etanol se requieren más de 14 insumos como maquinaria, electricidad, herbicidas, pesticidas, fertilizantes, energía fósil, además de 1.700 litros de agua.

Además, un litro de etanol tiene un valor de 5.130 kcal, pero para producirlo se necesitan 7.333 kcal de energía fósil. O sea, se gasta 43% más de energía fósil para obtener menos energía (2.203 kcal). Adicionalmente, 1,6 litros de etanol tienen tan solo el valor energético de un litro de gasolina.

Una contradicción adicional: el sector agroindustrial en Bolivia ya se encuentra subvencionado. La producción de un combustible que supuestamente tendría que reducir la subvención a los combustibles importados, será fuertemente subvencionada.

¿Quiénes son, entonces, los mayores beneficiarios de esta medida? Esta misma semana, el presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz, afirmó entusiasmado que el impacto económico que generará el etanol será algo “sin precedentes” y que la alianza con el gobierno permitirá el desarrollo económico del país.

Luis Barbery, por si acaso, es presidente ejecutivo de la Corporación UNAGRO S.A., que junto con las empresas Aguaí y Guabirá, ya tienen asegurado un mercado de 80 millones de litros de etanol hasta mayo de 2019. Su comprador: YPFB.

Por otra parte, el investigador CIPCA, Carmelo Peralta, advierte que incluso Brasil, que tiene los mejores rendimientos de caña para producir etanol, ha tenido que importar el combustible desde EEUU por los costos de producción, por lo que “su producción no es sostenible”. Y pregunta preocupado si en Bolivia “nos volveremos dependiente del etanol de EEUU como sucede en Brasil”.

Todo esto es sólo la punta del iceberg. La liberación de los transgénicos, el fortalecimiento del sector soyero, la flagrante violación a la Ley 300 de la Madre Tierra, entre otros, son aspectos que tendrían que ser fuertemente debatidos por toda la sociedad.

Una medida que no parece favorecer realmente los intereses del país, sino del ya poderoso sector agroindustrial, no es interesante para Bolivia. No hay ninguna revolución a la vista. La restauración neoliberal se consuma sin oposición.

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