Yacuiba, su Carta y el Bolivia Dijo No

El fracaso de la Carta Orgánica Municipal en Yacuiba evidencia más que un naufragio, una mutación. Enraíza unos valores y actualiza otros. Y no hablamos de lo que pasó ayer en la capital del Chaco, sino de lo que está pasando a nivel continental y mundial con el propio concepto de...

El fracaso de la Carta Orgánica Municipal en Yacuiba evidencia más que un naufragio, una mutación. Enraíza unos valores y actualiza otros. Y no hablamos de lo que pasó ayer en la capital del Chaco, sino de lo que está pasando a nivel continental y mundial con el propio concepto de democracia.

Desde que se planteó el concepto de Carta Orgánica Municipal dentro de las leyes fundamentales del nuevo orden Constitucional, evidenciaba las grandes dificultades que los municipios iban a tener para implementarlas. Su propia denominación, tan del sistema, entraña una contradicción. A unos ciudadanos acostumbrados al voto obligatorio, las campañas participativas de promoción del voto no les dicen nada, porque igualmente deben ir a votar. En ese sentido, la aprobación de la Carta Orgánica se consigue mucho antes, en la etapa de la construcción de la misma, no en las pocas semanas que van desde que el Tribunal Electoral consigue el presupuesto para la realización de la consulta.

La desafección política va camino de convertirse en una característica del ciudadano universal del siglo XXI, también en Bolivia, tan apasionadamente políticos. El activismo sobre causas específicas, no siempre conectadas con los principios ideológicos, si es que tal cosa es posible cuando se rasca un poco, ha sustituido el poder de movilización. La Carta Orgánica, sin embargo, daba paso a las autoridades a sumar esos puntos, incorporando en su nueva Carta Magna principios y valores al margen de las ideologías políticas.

Es obvio que el actual ejecutivo municipal de Yacuiba, Ramiro Vallejos, sin ninguna necesidad de hacerlo, puesto que la Carta Orgánica es una responsabilidad del Concejo Municipal, ha errado a la hora de colocarse en el asunto, y lo que debía ser un instrumento de comunicación y re-afección de los ciudadanos con su estructura municipal, se ha convertido en un plebiscito sobre, no tanto la gestión, sino lo que la Alcaldía y el Concejo representan en estos momentos. Vallejos, elegido por UD-A tras ser ungido candidato por Wilman Cardozo, vetado por el TSE, no tardó en abrazar al MAS. Vallejos será quien deba asumir las consecuencias políticas de esta derrota.

La lectura de los resultados, sin embargo, debe ir mucho más allá, pues solo los municipios gobernados con cierta solvencia y mayoría, gracias normalmente a un liderazgo sin alternativas, han logrado aprobar sus Cartas Orgánicas en el país. La mayoría, conscientes de las dificultades y de la lectura política que se hace en la derrota, ni siquiera se han atrevido a culminarlo y someterlo a votación.

Lo de Yacuiba da la razón a quienes así piensan, pero la solución no será nunca ocultar el instrumento. La Carta Orgánica requiere de un esfuerzo participativo que los viejos políticos, tan acostumbrados a los despachos oscuros, no están dispuestos a hacer. El concepto de democracia está cambiando a pasos agigantados y ya no se trata de acudir a meter un papel en una ánfora cuando el sistema dice que toca, para elegir entre el que cae mejor o peor de los más apegados al sistema. No todo es marketing. La gente quiere participar en política, tener voz, opinar y decidir sobre lo que se propone, conocer y decidir informado. No voto ciego. Las plataformas del Bolivia Dijo No deberían tomar buena nota de lo sucedido, también el MAS y su empeño con repostular lo mismo, pues no solo por consignas vota el hombre.

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