Economía global en recuperación... pero en realidad no tanto

Algunos analistas se muestran optimistas sobre la economía mundial tras haber finalizado el primer semestre de este 2018 con positivas cifras macroeconómicas, aunque bajo esa superficie hay una peligrosa contracorriente que no hay que ignorar. Datos del FMI: la economía internacional...

Algunos analistas se muestran optimistas sobre la economía mundial tras haber finalizado el primer semestre de este 2018 con positivas cifras macroeconómicas, aunque bajo esa superficie hay una peligrosa contracorriente que no hay que ignorar.

Datos del FMI: la economía internacional crecerá 3,9% este año, ligeramente mejor que en 2017 (3,8%). Esta mejora en parte se debe al crecimiento de EEUU, que se espera llegue al 2,9% hasta fin de año, y a la reducción de su desempleo, en niveles mínimos históricos.
En Europa ocurre lo propio, liderada con el crecimiento de Alemania (2,5%) y Francia (2,1%). Y tanto en EEUU como en la Unión Europea la inflación parece estar controlada a niveles bajos.

Por otra parte, China sigue comandando el crecimiento asiático. En 2018 se espera que su economía crezca hasta en 6,6%, menor que las tasas del pasado que sobrepasaban el 10%, pero aun así marcan optimismo, gracias a que además mantiene una inflación baja de 2,5% hasta fin de 2018.

El precio del petróleo, aunque no recupera los niveles del auge, cercanos y superiores a los 100 dólares por barril, ha aumentado: el WTI por encima de los 73 dólares y el Brent superando los 79 (hasta ayer).
Efectivamente, estos datos permiten al observador tener cierto optimismo sobre el rumbo de la economía global.

La cautela para los analistas convencionales viene por el lado del proteccionismo de Donald Trump, que ha anunciado un arancel de 25% sobre importaciones de China de hasta 50.000 millones de dólares, que con la amenaza de retaliación de China, subió a 400 mil millones. Y La Unión Europea también anunció represalias arancelarias en respuesta a la acción de EEUU contra el acero y el aluminio.
Menos convencional es el temor de que el sostenido aumento de las tasas de interés de la Fed (el Banco Central de EEUU), que está atrayendo capitales en perjuicio de las economías emergentes y subdesarrolladas. De ahí por ejemplo una de las dificultades de Argentina para superar su gran crisis de divisas, y la profundización de la dependencia de las exportaciones para tener dólares.

Pero quizá el síntoma más preocupante, pero que es ignorado o apenas mencionado por los analistas convencionales, se relaciona al tamaño de la deuda global y a la cantidad de capital ficticio que sigue circulando por todo el mundo. Una burbuja a punto de estallar.
Tanto Wall Street como el propio FMI comparten una “sensación” de que la próxima crisis está a la vuelta de la esquina.

Y es que los cálculos del FMI dan cuenta de que la deuda soberana, de países y empresas no financieras, se eleva hasta la astronómica cantidad de 164,4 billones (millones de millones) de dólares, más del doble que el PIB mundial, que alcanza los 79,8 billones. Si a ese monto se agrega la deuda financiera, la deuda global supera el 300% del PIB global.
¿Cómo es posible que la deuda financiera sea tanto más grande que la economía real? El capital ficticio, que crea valor y deuda a partir de la nada, es en realidad una de las mayores amenazas.

El optimismo es bienvenido. Pero cuando se trata de cuidar el bolsillo de la gente, el realismo es el mejor consejero.

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