Los trabajos no remunerados resultan esenciales para superar la crisis sanitaria
Pandemia: los trabajos de cuidado en el centro de la economía
Todas las actividades destinadas a garantizar cotidianamente el bienestar físico y emocional de las personas son fundamentales en tiempos de pandemia. La mayoría son actividades realizadas por mujeres



Una crisis sanitaria es, por definición, una crisis de salud y bienestar. La pandemia producida por el nuevo coronavirus ha desatado una de las más grandes crisis de la historia reciente de la humanidad. En ella, todas las actividades relacionadas con el cuidado no solo de la salud, sino también aquellas que tienen que ver con el sostenimiento del bienestar doméstico frente a la agudización de la crisis económica se han incrementado considerablemente. La gran mayoría de estas actividades, que además no suelen ser remuneradas, son realizadas por mujeres.
La economista colombiana y profesora de la Universidad de General Sarmiento (Argentina), Natalia Quiroga, señala que: “esta es una crisis de cuidados. Que nos da la posibilidad a escala planetaria de repensar y revalorizar el mundo de lo público, de lo común, de lo solidario. Ante las crisis, la única respuesta total y efectiva en la reproducción de la vida está dada por las instituciones públicas, gratuitas y universales, por los espacios de lo común, lo solidario, lo colectivo. Por la fuerza que tienen en estas crisis las estrategias de cuidado solidarias y no siempre estatales”.
Es así que, frente a la actual contingencia sanitaria, deben considerase dos cuestiones: por un lado, la necesidad de poner en el centro del interés económico las actividades de cuidado de la vida. Por el otro lado, se debe cuestionar las políticas neoliberales de mercantilización de la lo público, lo común y lo solidario; es decir, de todo lo que implica el cuidado. Estas políticas han generado una profundización de la actual crisis.
¿Qué son los cuidados y por qué son tan importantes?
“Los cuidados son las actividades que regeneran diaria y generacionalmente el bienestar físico y emocional de las personas. Incluye las tareas cotidianas de gestión y sostenimiento de la vida, como el mantenimiento de los espacios y bienes domésticos, el cuidado de los cuerpos, la educación y formación de las personas, el mantenimiento de las relaciones sociales o el apoyo psicológico a los miembros de la familia”, es la definición que propone un reciente informe de la CEPAL.Como se puede entender, por tanto, los trabajos de cuidado hacen referencia a un amplio conjunto de actividades que tienen que ver con el cuidado de la salud, de los hogares, de las personas dependientes y del propio autocuidado.
“En la actualidad y a nivel mundial, la mayoría de las contribuciones al cuidado son realizadas desde el ámbito doméstico, de manera no remunerada y por las mujeres. Por eso, tradicionalmente, no han sido visibles para la economía ni para el desarrollo. El tiempo dedicado al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado constituye casi la mitad del tiempo total de trabajo, resultando fundamental para mantener las condiciones de sostenibilidad del sistema en su conjunto”, puntualiza la CEPAL.
La crisis de los cuidados en tiempos de pandemia
A medida que la pandemia avanzó, los sistemas de salud se vieron cada vez más presionados, más en países como Bolivia, en los cuales simplemente colapsaron. Este hecho, además de la dramática situación médica que representa, ha puesto en evidencia que finalmente el sistema económico depende de los trabajos de cuidado.Como señala Quiroga, “en esta crisis, cuando las mujeres se enferman, el sistema colapsa, porque ellas también contraen el coronavirus. El límite que encuentra este sistema de acumulación ilimitada es el agotamiento de los cuerpos femeninos en su capacidad para cuidar”.
“Cuando la vida se pone en riesgo, la economía financiera, por más especulativa que sea, no se puede sostener […]. Lo primero que ha hecho esta crisis es hacer palpable la manera en la que la hegemonía neoliberal ha generado un nivel de desprotección social de alcances planetarios”.
El trabajo de cuidado es principalmente femenino
Según el informe de la CEPAL, “las mujeres dedican más del triple de tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres”. Esto sucede incluso aunque las mujeres tengan un trabajo remunerado similar al de los hombres.
“La mayor incorporación de las mujeres al mercado laboral ha tenido como contrapartida el que las mujeres se han vuelto más pobres en términos de tiempo: mientras incrementan su tiempo de trabajo remunerado, la carga de cuidados en sus hogares no disminuye”, señala el informe.
En el caso de Bolivia, se estima que en promedio el 23,1% del tiempo de las mujeres se dedica al trabajo doméstico y de cuidados que no es remunerado, mientras que los hombres sólo dedican el 12,1% de su tiempo a estas actividades. Si bien esta es la tendencia general en la región, debe recalcarse que Bolivia está entre los países en los que las mujeres dedican mayor parte de su tiempo a las actividades de cuidado.
Además, debe considerarse que las mujeres de menores ingresos son quienes dedican mayor parte de su tiempo a este tipo de trabajo. En promedio, se estima que en la región las mujeres que pertenecen al quintil de ingresos más bajos dedican un 39% más de su tiempo a actividades relacionadas con el cuidado que las mujeres que se encuentran en el quintil de ingresos más elevados.
También es importante recalcar que los trabajos de cuidado remunerados son principalmente femeninos. Tal es el caso de la salud en América Latina que es uno de los más riesgosos frente a la propagación de la Covid-19, sector en el que más del 70% de las trabajadoras son mujeres. Por otro lado, se estima que frente a la crisis la tasa de desocupación femenina alcanzará 15,3% en 2020, dos puntos porcentuales más elevada que la tasa de desempleo masculina.