La pandemia ha hecho que más personas trabajen desde casa
Teletrabajo en Bolivia: problemas y desafíos
En los últimos meses, como consecuencia del confinamiento, muchas personas se vieron en la necesidad de trabajar desde sus domicilios. Esto conlleva cambios en los procesos de trabajo que deben ser discutidos abiertamente



Pasar frente a una computadora muchas horas al día quizá más de lo normal, mezclar el espacio privado con el laboral, combinar la redacción de informes con el cuidado de los hijos, son algunos fenómenos que se han vuelto cotidianos para muchas personas que, por la pandemia, ahora deben trabajar desde casa.
Si bien el teletrabajo simplemente no es una opción para la gran mayoría de los trabajadores en Bolivia, no debe dejar de observarse las modificaciones en de los procesos de trabajo que están afectando a esa porción de la población que ahora debe trabajar parcial o totalmente desde sus hogares. Una situación poco estudiada en el contexto nacional, que incluso antes de este año carecía de una normativa específica.
Según un reciente análisis realizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), solo 286 mil personas son potenciales teletrabajadores en el país, lo que corresponde al 16% de los trabajadores asalariados. Lo más probable, señala el análisis, es que una buena parte de estos carezca de una o más prestaciones laborales.
¿Qué es el teletrabajo y cuáles son sus características?
“El teletrabajo se puede definir como la externalización de las funciones y tareas susceptibles a ser desarrolladas desde una localización remota, distinta a las instalaciones del empleador y con la utilización de tecnologías de información y comunicación, las que pueden reportarse en tiempo real”, señala el análisis de CEDLA.
Bajo esta dinámica de trabajo surgen desventajas y ventajas, tanto para los empleadores como para los trabajadores. En el primer caso, las principales ventajas para los empleadores son: la mayor productividad, la descentralización de actividades, la reducción de costos de inversión y la disponibilidad de una amplia gama de profesionales especializados. Por el otro lado, las desventajas refieren a la falta de contacto personal directo, problemas de comunicación y problemas de seguridad.
Para los trabajadores, en cambio, las ventajas son: mejor armonización de la vida familiar y laboral (para algunos), menor costo/tiempo de desplazamiento, flexibilidad de horarios de trabajo, mayor autonomía e independencia. Mientras que las desventajas tienen que ver con la extensión de la jornada laboral, imposibilidad de conciliar vida cotidiana con la laboral (para otros), aislamiento del trabajador, eliminación de la promoción profesional, pérdida de garantías sindicales, mayor desprotección social, deterioro de las condiciones de trabajo.
Sin embargo, como señala la especialista en Medicina del Trabajo, Teófila Vicente-Herrero, la manera masiva en que la crisis sanitaria obligó a muchas personas a ingresar al régimen de teletrabajo ha tenido consecuencias importantes para los trabajadores. “No todo el mundo está preparado y no a la misma velocidad”, señala la especialista.
¿Qué porcentaje trabajadores pueden pasar a ser teletrabajadores?
Según CEDLA, “considerando la experiencia internacional, los potenciales teletrabajadores son personal calificado y semicalificado del sector público y privado: profesionales, técnicos y personal especializado capacitado en tareas de apoyo administrativo”.
“El porcentaje se ha estimado en torno al 15,9%, 12,4% en sector privado y 25,9% en el sector público. Aproximaciones basadas en encuestas especializadas indican que por lo menos el 23% de la fuerza laboral podría desempeñarse como teletrabajador”. Esta cifras solo hacen referencia a los trabajadores asalariados.