La economía necesita entender el género para ser creíble
A finales de octubre, la Asociación Americana de Economía publicó la versión final de una encuesta sobre el “clima profesional” en las ciencias económicas. La encuesta consultó sobre la satisfacción de hombres y mujeres con respecto al “clima general del campo de la economía”. El...



A finales de octubre, la Asociación Americana de Economía publicó la versión final de una encuesta sobre el “clima profesional” en las ciencias económicas. La encuesta consultó sobre la satisfacción de hombres y mujeres con respecto al “clima general del campo de la economía”. El 40% de los hombres respondió estar satisfecho o muy satisfecho, mientras que apenas el 20% de las mujeres respondieron de esa manera.
La profesora de finanzas de la Escuela de Negocios Saïd, de la Universidad de Oxford, Renée Adams, considera que ese 20% de mujeres que “aprueban” la profesión es algo “escandaloso”. “Pero el 40% de los hombres tampoco significa una aprobación” a la disciplina económica.
“Algunos podrán intentar desechar estos resultados como si fuese evidencia de una desafortunada consecuencia de la creciente competencia dentro del campo de la economía. Pero yo pienso que los resultados evidencian un cuestionamiento a la credibilidad de nuestra profesión”, apunta Adams.
Como es sabido, la economía es una ciencia social, algunos la consideran una de las ciencias sociales más importantes. Y por tanto, el trabajo de los economistas consiste, en gran medida, en explicar el comportamiento humano.
Sin embargo, la experta advierte que “si el 80% de las mujeres y el 60% de los hombres están en desacuerdo con el clima de la profesión, uno debe preguntarse cuán buena es realmente la calidad de nuestra ciencia”.
Esta situación evidencia que existe una “gran brecha en nuestro conocimiento respecto al género y la diversidad. Y si no podemos resolver nuestros propios problemas como economistas, la propia calidad de nuestras recomendaciones de políticas también es cuestionable”, agrega.
Un análisis
“Como economistas, somos como un borracho que busca las llaves bajo la luz de la calle: buscamos donde está la luz, no donde está la llave”, ejemplifica Adams. Cuando era estudiante, sus docentes le recomendaban leer los periódicos para conseguir ideas para artículos científicos e investigaciones, “recomendación que sigue siendo común para los estudiantes”.
Pero la experta recuerda también que los periódicos tradicionalmente enfocan su atención “en el comportamiento de los hombres. Los hombres mantuvieron y mantienen posiciones de poder en la política y en los negocios, y por tanto han sido considerados históricamente como más dignos de ser noticia”.
En este sentido, el enfoque de las noticias y de las ciencias económicas está mayoritariamente en este segmento de la población (la “luz de la calle”), ignorando el lugar donde estaría la llave, la parte no iluminada por la “luz” de lo mediático.
La docente e investigadora enfatiza que está bien prestar atención a la “luz”, pero no está bien ignorar el hecho de que “las llaves están en la oscuridad”.
Por tanto, “si realmente queremos develar verdades económicas, tenemos que reconocer que nuestro conocimiento es incompleto. Tenemos que estudiar las acciones de los CEOs de las empresas, juntas directivas, ejecutivos, políticos, pero también tenemos que estar dispuestos a aprender de la diversidad de la humanidad y de las experiencias en nuestra propia profesión”.
Invisibilidad de género no es neutralidad
Según explica Adams, la falta de comprensión sobre la problemática de género y de las diversidades por parte de la ciencia económica, no es inocua.
De hecho, cree que es una de las razones por las que el “clima dentro de nuestra profesión” es tan malo. Pero también afecta lo que se publica y lo que no, así como la influencia (o falta de) que se ejerce sobre las políticas públicas.
“Esto es problemático si realmente queremos develar verdades económicas que puedan informar las políticas públicas”, puntualiza.
Investigaciones
Adams estima que entre 1975 y 2009 -periodo en el que se han logrado importantes avances en materia de derechos de las mujeres y otros, al menos en lo formal-, se publicaron 29 artículos científicos sobre la temática de mujeres en juntas directivas en cincuenta revistas citadas en la lista del Financial Times.
De los 50, solo uno de los artículos publicados pertenece a las ciencias económicas. Y 14 de los 29 artículos fueron publicados en la Revista de Ética de Negocios, “que no es conocido por su énfasis en identificar las causas de los fenómenos”. El único artículo sobre mujeres en juntas directivas fue publicado en una revista especializada: la Revista de Economía Financiera (Journal of Financial Economics).
Entre 2009 y 2016, Adams estimó que “hubo en promedio 6,57 más políticas en juntas directivas para aumentar la cuota de participación de mujeres, requerimientos de diversidad en juntas, y códigos de gobernanza corporativa pidiendo que se considere el género en el nombramiento de directores, que artículos científicos publicados sobre ese tema en las mismas revistas del Financial Times (excepto la Revista de Éticas de Negocios)”.
Por la misma razón, los documentos de política pública que tratan estos temas tenían más citas de reportes elaborados por empresas consultoras que artículos científicos por economistas académicos. Por ejemplo, “el Proyecto del Senado N° 826, que ordena cuotas de género en California, cita Equilar, MSCI, McKinsey y Credit Suisse, pero no sita ni un solo artículo científico” de la literatura económica.
“Para ser creíbles y para tener influencia, tenemos que entender el rol del género. También para atraer tanto a hombres como mujeres a esta profesión, y para retenerlos. Incluso para ser felices. Devolvamos lo ‘social’ a nuestra ciencia”, concluye.