El futuro del gas: negociar con privados y competir con LNG
Quedan casi 2 años para que expire el vigente contrato de compra-venta de con Brasil (2019), el principal mercado para Bolivia. El fundador y asesor de la Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP) y de la Organización Nacional de la Industria del Petróleo (ONIP) de...



Sin embargo, la Fundación Jubileo alerta que debido a cambios en el contexto mundial, regional y nacional, “las condiciones para la negociación de un nuevo contrato no serán las mismas de las pactadas hace 20 años”. Entre los principales cambios en el contexto está el hecho de que hoy en día existen nuevos competidores para el gas boliviano, que años atrás era prácticamente el único oferente en la región. “Hoy también hay ofertas de venta de gas de Trinidad y Tobago, EEUU y, un poco más lejos, Australia”, explica Jubileo.Además, se han desarrollado otras tecnologías como la fractura hidráulica (fracking) para la extracción de gas natural no convencional como el shale gas, aspecto que ha permitido expandir el mercado del gas natural licuado (LNG por sus siglas en inglés) que es comercializado generalmente mediante barcos.Esto, según Jubileo, “ha facilitado el transporte desde distintos puntos del mundo consolidando una de las principales ventajas de este energético como es la flexibilidad de volúmenes entregados. Hay nuevas tecnologías y mayor competencia”. A ello se suma la reciente ampliación del Canal de Panamá, facilitando aún más el transporte y ayudando a bajar los precios.Pese a todo esto, el vecino país todavía necesita del gas boliviano.
Dependencia mutuaEl gas natural significa el 80% del total de los hidrocarburos producidos en Bolivia, y en los últimos años se ha intensificado la extracción de este recurso para su uso interno y exportación como materia prima. Y justamente debido a que todavía no se ha logrado darle valor agregado a su gas natural, Bolivia todavía depende de los mercados de Brasil y Argentina.Precisamente, el principal destino del gas natural producido en Bolivia es el mercado de Brasil, que en promedio representa cerca del 68% del volumen comercializado de gas natural en los últimos 15 años. Pero Brasil tampoco puede darse el lujo de prescindir del gas boliviano. Su economía es la más importante de Sudamérica y ha estado en constante crecimiento, lo que ha implicado un mayor consumo de energía para dinamizar su aparato productivo (especialmente en los últimos 15 años), además de abastecer a una creciente población.Este incremento del consumo de gas natural en el mercado brasilero no sólo ha presionado a ese país para aumentar su producción gasífera, sino también a requerir mayores importaciones, entre ellas, las de Bolivia. En promedio, el gas boliviano representa cerca de 33% del gas natural consumido en Brasil durante los últimos 14 años, una proporción que es vital para que su aparato productivo no se quede “parado”.De hecho, Renault señala que el crecimiento de la demanda de gas natural en Brasil se ha visto limitado por la oferta, ya que existe un requerimiento acumulado en varios sectores como el industrial, automotor y residencial.
Nuevos actores privadosSegún el experto, la renovación del contrato entre ambos países a partir de 2019 es objeto de debate en el marco del Comité Bilateral técnico Brasil-Bolivia y en el Programa GAS PARA CRESCER, y afirma que la firma del nuevo contrato puede atraer otras empresas del sector privado, además de Petrobras.El nuevo gobierno de Brasil está introduciendo cambios en las regulaciones y una apertura del mercado para la entrada de nuevas inversiones (E&P, Transporte y distribución) desde el sector privado, que según Renault, pueden elevar el crecimiento del mercado brasileño de gas natural, lo que es visto por algunos analistas como una oportunidad para Bolivia.Sin embargo, la participación de actores privados supone también riesgos importantes. Uno de los más importantes, según apunta la Fundación Jubileo, es que negociar con privados “implica que éstos pueden responder a otros intereses, lejanos en muchos casos de la integración energética, masificación del uso del gas natural en clases empobrecidas y otras que pueden dificultar la gestión sectorial”.Igualmente, los actores privados tienden a preferir contratos con cantidades flexibles (pueden ser unas para verano y otras para invierno) o incluso interrumpidas en el tiempo, aspecto que resulta más fácil con el LNG que es comercializado mediante barcos. A ello se suman los plazos flexibles y precios variables que también forman parte de este nuevo escenario planteado por los actores privados, que pueden afectar desfavorablemente las condiciones para Bolivia. Por ello, Jubileo advierte que todos estos cambios en el contexto del gas (menores precios, más competidores, nuevas alternativas, etc.) “pueden tener implicancias fiscales, fundamentalmente en la captación de regalías e Impuesto Directo a los Hidrocarburos”, por lo que es urgente debatir estos temas “también en el ámbito nacional con los distintos beneficiarios de la renta petrolera, pero en especial con la población boliviana que es la dueña de los recursos hidrocarburíferos”.