Plantean abandonar la ruta del crecimiento para salir de pobreza
“Olvídense de ‘desarrollar’ a los países pobres. En realidad es momento de ‘des-desarrollar’ a los países ricos”, afirma tajante Jason Hickel, de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres (conocida como London School of Economics) en un llamado a repensar las...



La reflexión de Hickel se da justo cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU), celebra su septuagésima Asamblea General en Nueva York, a la que ha asistido también el presidente Evo Morales junto con cinco de sus ministros.En la asamblea se pretende alcanzar y firmar acuerdos respecto a los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), cuya ambiciosa meta principal es la erradicación total de la pobreza para el año 2030.Hickel es un escéptico, un crítico del enfoque aun dominante: “Uno creería que los ODS ofrecerán un nuevo plan para salvar el mundo, pero en realidad es lo mismo de siempre. La principal estrategia para erradicar la pobreza es la misma: crecimiento”. Y a su escepticismo no le faltan argumentos. De hecho, el crecimiento económico ha sido el principal aspecto del desarrollo durante los últimos 70 años, pero no ha funcionado realmente. “Desde 1980, la economía global ha crecido en 380%, pero hay más de mil millones de nuevos pobres viviendo con menos de 5 dólares diarios”, afirma el investigador.Los economistas ortodoxos siempre han insistido en que el crecimiento es lo único que se necesita para erradicar la pobreza. Mientras tanto, economistas más progresistas, como Peter Edward y Andy Sumner, afirman que se necesita redistribuir algunos de los rendimientos del crecimiento desde los sectores más ricos de la población hacia los más pobres.Pero Hickel considera que ninguno de estos enfoques es apropiado porque “incluso con los actuales niveles de consumo promedio global estamos rebasando la biocapacidad de nuestro planeta en más de 50% cada año”. Si la idea es crecer hasta que los pobres tengan el mismo nivel de consumo que los ricos, nos quedaremos sin planeta, afirma.Según la organización internacional Global Footprint Network, “la demanda anual de bienes y servicios que la tierra y el mar pueden producir (frutas verduras, carne, madera, ropa, absorción de dióxido de carbono) excede lo que los ecosistemas de la Tierra pueden renovar cada año”. Para mantener el actual nivel de consumo se necesitarían 1.6 planetas Tierra, afirma la organización, y necesitaremos varios planetas si subimos el nivel de consumo de todos los pobres al mismo nivel que el de los países ricos.“Y la culpa de esta crisis global se debe casi enteramente al sobreconsumo de los países ricos”, afirma Hickel.Países ricos deben “decrecer”Actualmente, nuestro planeta sólo tiene suficientes recursos para que cada habitante consuma 1.8 “hectáreas globales” (un indicador que mide el uso de recursos y generación de residuos, calculada por la Global Footprint Network). Esta cantidad equivale aproximadamente al promedio de consumo de una persona de Ghana o Guatemala.En contraste, en Estados Unidos y Canadá cada habitante consume aproximadamente 8 hectáreas, mientras los europeos consumen 4.7 hectáreas. Claramente, la presión sobre el planeta viene entonces del sobreconsumo de los países ricos.Es por ello que el economista Peter Edward considera que en vez de empujar a que los países pobres “alcancen” a los países ricos, se debe pensar en estrategias para que los países ricos decrezcan a “niveles apropiados de desarrollo”. Hickel coincide: “Deberíamos ver a las sociedades donde la gente tiene vidas largas y felices con niveles de ingreso relativamente bajos, ya no como locos que deben ser desarrollados según los moldes occidentales, sino como ejemplos de una vida eficiente”.Pero, ¿cuánto se necesita para tener una vida larga y feliz? Actualmente EEUU tiene una esperanza de vida de 79 años y un PIB per cápita de 53 mil dólares. Pero muchos países han logrado similar esperanzas de vida con mucho menor nivel de ingreso. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Cuba tiene una esperanza de vida comparable a la de EEUU, y además uno de los mayores índices de educación en el mundo, con un PIB per cápita de apenas 6 mil dólares y un consumo de solo 1.9 “hectáreas globales”, justo en el umbral de la sostenibilidad ecológica. Países como Perú, Ecuador, Honduras, Nicaragua y Túnez, tienen niveles similares en estos indicadores.
Decrecimiento: ¿Posibilidad o fantasía?
Por razones obvias, resulta muy difícil convencer a los países ricos de aceptar “decrecer”. Pero una reciente investigación de la organización HavasWorldwide da cuenta de que un 70% de los habitantes de países de ingresos medios y altos creen que el sobreconsumo está poniendo en riesgo al planeta y a la sociedad. Cerca de la mitad cree que hay que comprar y poseer menos, y que su felicidad no será reducida al hacerlo.Robert y Edward Skidelsky, estudiosos de la historia económica, creen que si los gobiernos intervienen prohibiendo las publicidades, reduciendo la semana laboral y proveyendo un ingreso básico, se podría mejorar las vidas mientras se reduce el consumo de los países ricos.“O bajamos la velocidad o el cambio climático lo hará por nosotros. Tenemos que repensar nuestra teoría del progreso.Caso contrario, todo lo logrado hasta ahora en reducción de pobreza se evaporará ante el colapso de los sistemas alimentarios y el resurgimiento de masivas hambrunas hasta ahora no vistas desde el siglo 19”, afirma Hickel.Y es que no se trata de vivir una vida de miseria voluntaria o de limitar el potencial humano, dice Hickel, sino de “alcanzar un nivel más elevado de entendimiento y conciencia sobre lo que estamos haciendo aquí y porqué”.