Bicentenario de Bolivia



Bajo aires depauperados y de aguda pobreza por los índices de la inflación y consiguiente alza en los precios de la canasta familiar, amén de la carencia de combustibles para los servicios de transporte y la producción de alimentos agropecuarios en el sector rural, en Bolivia se dio inicio a las celebraciones del bicentenario de la declaratoria como país independiente.
Nació a la vida republicana el 6 de agosto de 1825, mediante la Asamblea Deliberante del Alto Perú que proclamó la independencia de la República de Bolívar de España y luego pasó a llamarse República de Bolivia. A lo largo del tiempo, tuvo numerosos altibajos en el desenvolvimiento institucional, con episodios que marcan las páginas de la historia.
Por decreto del Poder Ejecutivo se acordó enarbolar los símbolos patrios, durante todo el año, en instituciones públicas y privadas, al igual que la difusión de la riqueza cultural boliviana, desde la música y la danza hasta la gastronomía y el patrimonio cultural y natural. En este último caso el Carnaval de Oruro, que año tras año logra mayor participación internacional, por una parte, y por otra, la festividad del Gran Poder, de características pagano religiosas, y el mítico Cerro de Potosí, que desde el año 1545 dio incalculable cantidad de mineral argentífero, plata, merced a la extracción secular de topos humanos –los mineros-- que benefició durante siglos a la corona española; declarados todos estos actos patrimonio de la humanidad por la Unesco.
El bicentenario, según se espera, no será sólo una formal conmemoración de un hecho histórico, sino ante todo una fiesta nacional –ya arrancó— que refuerce la identidad y el orgullo boliviano, tan venido a menos, por los políticos serviles que se encaraman en el poder.
Ahora bien, lo lamentable es que el año en curso, justamente en el mes de agosto, los ciudadanos bolivianos concurriremos a la urnas para elegir al nuevo presidente y vicepresidente del llamado Estado Plurinacional de Bolivia, al igual que las cámaras legislativas; circunstancia muy delicada a raíz de la crisis económico social y política que confronta nuestro país, bajo el mando actual de un gobierno de corte izquierdista, que polariza a la ciudadanía y forja nuevas expectativas por el desgaste de veinte años de gobierno y el partido oficial Más se encuentra dividido en tres facciones.
En suma, quiera la fortuna que los actos programados con motivo del Bicentenario de Bolivia puedan celebrarse sin mayores contratiempos.