Fragmentos del libro del Prof, Julio Humberto Arce Arce:
El Llurito de mis Recuerdos Añoranzas y Nostalgias
UN MALÓN
¡Un malón! No se alarme la gente, no se trata de los que realizaban los chirguanos o los Namuncurá en las pampas argentinas, sino de una invasión pacífica y avisada a la casa de una amiga por parte de la «cuerda», un simpático grupo de chicas y muchachos con ganas de bailar en alguna casa de familia; sus componentes ya habían pasado mucho más de los 15 abriles; de los «muchachos», algunos ya eran profesionales.
Los viejos prejuicios iban desapareciendo, la sociedad era menos estricta y ya había permiso para que la juventud, siempre que sea en una casa de familia conocida y con la presencia de algunas señoras de "respeto", puedan compartir; bailar a hora competente: más o menos desde las cuatro hasta las seis de la tarde... por mucha condescendencia de las ya nombradas señoras y de la dueña de casa, podía prolongarse hasta cerca de las siete... nada de bailes y reuniones sociales en las noches como lo hacen hoy.
Llegó para eso la moda liberadora de los "malones", para ello se comprometía a una chica que tenía un piano o sino una vitrola y que podía conseguir la autorización de su buena mamá para recibir a los del malón y él se realizaba, sin mucho compromiso ya que por lo general más se bailaba que se comían sandwichs, masitas de viernes y de maíz, ojarascas o queques y se bebía la soda llamada "Bolita" de los Calabi y, a bailar bajo la vigilancia de las "Damas de Respeto". Ellas vigilaban que los muchachos comenzada la música, se acerquen con todo respeto e inviten a bailar a la chica, sin manosearla ni jalarla confianzudos, no pegarse mucho a la damita, no juntar las mejillas ni bailar con la misma chica, también las que "planchaban", tenían derecho de divertirse y eso lo determinaban las "damas"...
Mientras las chicas permanecían todas sentadas en la sala de baile, los muchachos permanecían, lejos generalmente en las puertas o en el patio y recién ingresaban, cuando había que sacar pareja... nada de grupitos mixtos fuera del recinto.: Lo dicho, nada de apechugaditas o... de un beso robado! Los muchachos sabían cómo tratar a las chicas, con el respeto debido y, las chicas sabían cómo comportarse.
La tarde del malón, los muchachos se vestían con el mejor traje dominguero, la camisa más vistosa, con la corbata mariposa o la común con el nudo bien hecho, llegaba a la plaza y en una de sus esquinas hacía lustrar su calzado y a esperar la hora ansiada; cuatro de la tarde y así en grupos se dirigían a la casa objeto del malón.
En distintas casas, también se reunían a la hora señalada las chicas que en grupos íntimos marchaban felices a la casa de la amiga que debía recibirlas y así se realizaba un malón que fue en aquellos tiempos una gran conquista de la juventud, en una época, como hemos dicho de una sociedad estricta y ceñida a los prejuicios sociales.
POLOLEOS
¿Qué jovencito o muchacha de dieciséis o diecisiete abriles no se ha sentido herido por las flechas del travieso Cupido? En todo época y en cualquier región del globo, nunca han faltado, ni faltan las víctimas de las picardías del Dios del Amor.
Y así. el muchacho que sólo pensaba en sus libros, sus deberes como las niñas, al avanzar a la pubertad y ya en plena adolescencia, inesperadamente se siente atraído por el otro sexo; siente simpatía inusitada, ellas por un muchacho y él' lo mismo por ellas; hay simpatía mutua y se inicia el pololeo o lo que se llamaba flirt.
El muchacho sólo piensa en ella de la que hace en su imaginación una Diosa a la que le dedica sentidos y emocionados versos, le escribe cartas que nunca llegan a su destino y que siempre le parecen mal redactadas... de eso no cabe duda alguna. La ve en la calle y se cruzan tiernas miradas; en ellas son todo su sincero cariño, su intenso amor.
La ve a través de los visillos de la ventana o del balcón donde ella se oculta a medias desde la acera del frente, la contempla y ella corresponde y si no está de acuerdo, cruelmente se cierra la ventana. Y que tribulaciones, cuando, la motivo de sus ansias, tiene hermanos que son verdaderos cancerberos, fuera del papá que pude hacer peligrar su integridad física.
¡Cuánto amor puro y tierno! No hay lugar ni ocasión de declararse a cuerpo presente por temor a los susodichos cancerberos, tal vez la ocasión propicia sería en un cumpleaños, cuando ella recibe en su casa y no habiendo otra ocasión hay que valerse de alguna sirviente cómplice o de una amiga para que le entregue una cartita copiada de un libro titulado «El Secretario de los Amantes».
Esa esperada contestación puede constituir la felicidad del que ama o su desilusión y, entonces o se insiste o mejor... buscar otra Diosa.
Decían los de aquel .tiempo que, declararse cuerpo presente era peor que dar examen sin haberlo preparado, por eso había que poner los cinco sentidos o recurrir y aprenderse del librito ya nombrado, una declaración, pero bien aprendida para no atorarse.
Tiempos aquellos en que la enamorada era casi "tabú", no había lugar a apechugadas ni besos cinematográficos públicos y peor privados, todo era amor platónico... a miraditas.
PEDIDA DE MANO
Cuando por las proximidades de la casa comenzaba a rondar un candidato a novio, Paseaba continuamente y a cierta hora el pretendiente, mientras la damita casadera contemplaba sus idas y venidas por la acera del frente desde su ventana y, esto ocurría en el atardecer. Si había correspondencia y simpatía la escena se repetía y sino las visillos cómplices permanecían bajados y la ventana cerrada hasta que aparecía otro galán más preferido. Hasta convencido de que era correspondido en su amor, el pretendiente se animaba a acercarse a la puerta donde estaba la dueña de sus afanes, siendo del agrado de los "viejos", estos se hacen los disimulados hasta que decididos sugieren a la "casadera" que converse con aquel y lo apure a fijar y oficializar el noviazgo de cierto y no se haga esperar más de lo necesario... o "que se figura".
Después de "tantas y venidas afligidas del galán y pasado ya un tiempo prudencial los papas y ante el temor de que se les escape han considerado que el presunto pretendiente debe oficializar el compromiso con la pedida de mano" y para ello deben ponerse de acuerdo, el novio hablar con sus padres y fijar día y hora para la visita que se estila.
Llega el día, los papas vestidos con su mejor traje del día se presentan en la casa de la damita que no disimula y ha salido a hacerlos entrar; son recibidos en la sala de visitas o en el salón. Los anfitriones ofrecen alguna bebida a los futuros consuegros de acuerdo a su economía, podrá ser champang, sidra o cocteles. Después de escanciar la bebida., el padre del novio toma la palabra para lo que no le falta una disimulada tosecita y aclarando la voz inicia el pedido de mano. La contestación no se hace esperar y es el papá de la novia quien agradece el honor que se les brinda al pedir y el que el joven haya puesto sus ojos en su mimada hijita; la mamá se emociona se limpia emocionada unas ausentes lágrimas.
El pedido de mano está consumado; mientras en el jardín o en el patio los ya novios están a la espera.
MATRIMONIOS
Ya los novios, lo son oficialmente y ahora sí, pueden verse en la puerta de la casa de ella, la novia, pueden verse a la salida de la iglesia, no entrar juntos, sería "de mal agüero"...; pueden acompañarse en la calle e ir a la plaza, dar vueltas y ocupar un sofá sin los arrumacos que hoy se ven especialmente entre ciertos jovencitos que han perdido el respeto a sí mismo y a la gente que los ve y censura en sus alardes de mayorcitos ridículos, cuyo besos y muestras de impudor nadie alaba.
Los novios lo son hasta que se casan; nunca se ha dicho de que audaz y lo digamos claramente: un "apurau" haya solicitado de su novia, la "Prueba de amor"... ¡No faltaba más!.
Ya de novios tenían que saber de los responsabilidades que significaba ser casado, mantener el Hogar y sobre todo que, no se olviden aquello de: "La ollita es la condenada"... No es no más casarse sino responder, él con el mantenimiento del Hogar y ella, saber dirigirlo como una buena ama de casa.
En la alta sociedad (los zurdos dirían en la burguesía...) para el matrimonio hay gastos extremados, hay que estar a tono, no importa si endeudarse como algunas veces ha ocurrido y esto ha significado un grave y funesto desajuste. Especialmente los papas de la novia se esmeraban; hacían pintar la casa, remodelarla incluso, comprar menaje y servicio (hoy hay posibilidad de alquilarlo) y, es de rito que corren también con los gastos de lo que sea de comer y torta; mientras los del novio se esmeraban en las bebidas.
La ceremonia del matrimonio religioso se realizaba en la Catedral o en la Basílica de San Francisco y con toda la pompa posible y? que llame la atención; los templos se llenaban con los invitados y demás público curioso. El matrimonio así era todo un acontecimiento sobre todo para los que iban en afán de "sacar el cuero" y darle gusto a "la sin huesos"...
Pasada la ceremonia, los novios, padrinos y damas como los invitados iban a pie a la casa de la novia o salvo si había coche que solamente era particular y de un muy pudiente, entonces los novios se dirigían en él y sino ya lo dicho: "a pata".
En la casa esperaba el notario con los libros correspondientes y los casaba por lo civil y el pianista tocaba en un piano francés de la época, un vals vienés que bailaban los novios, después las papas y a ellos seguían los invitados; pobre pianista, no tenía en aquel entonces, relevo.
En la clase media, también los papas se esmeraban aunque ya no había champan y otras bebidas caras sino más populares y a todo dar y al día, se festejaban más íntimamente En familia.