Fragmentos del libro del Prof, Julio Humberto Arce Arce:
El Llurito de mis Recuerdos Añoranzas y Nostalgias



LA FIESTA DE SAN ROQUE
Glorioso Santo San Roque
con humilde sencillez,
aquí nos tienes postrados
de rodillas a tus pies.
Así los promesantes "chunchos", en el interior de la capilla de San Roque Y ante la imagen del Santo de la peste, el Santo de Montpelier, cantan con profunda devoción y su fe a quien debe el milagro de haber sido curados de un mal; para afirmar su gratitud y agradecimiento.
En realidad el día del Santo es el 16 de agosto en el que algún promesante le paga una misa; pero el festejo lo realizan el primer domingo de septiembre.
Para su día, no sólo hay misa para el Santo sino que las gentes que tienen en su hogar algún perro, por tradición adornan su cuello con cintas o collares de colores; es que piensan y recuerdan que en una ocasión el Santo abandonado en el monte y contagiado por la peste que él curaba, tuvo a su lado un fiel perro que lo cuidaba y le proporcionaba comida, como cantan los chunchos:
Olvidado de las gentes
solo en el monte viviste,
un perro con pan te asiste
con que la vida sustentas.
La fiesta es tradicional y se dice, que tal vez comenzó desde los días de la Colonia y adquirió gran trascendencia cristiana y también económica, ya que coincidía con una gran feria que se realizaba en Tarija por cerca de un mes, tanto como duraban los festejos que comenzaban con una novena hasta un sábado de septiembre que terminaba con las vísperas con profusión de bombas y camaretas.
Todo esto se realizaba en una explanada frente a la iglesia y parroquia del barrio; en las calles aledañas no faltaban las expendedoras de pasteles, roquetes, etc.
Es el día domingo, al alba de este día en el barrio es saludada por repiques de campana y explosión de camaretas. Las campanas de la capilla del barrio tienen un son especial y hay muchachos que saben tocarlas en armonía.
En la pampa, en la casa de don Aurelio a quien los chunchos lo llaman Maestro respetuosamente, llegan los chunchos que son personas maduras y comienzan a vestirse para ir a esperar frente a la capilla a la salida del Santo cuya procesión acompañan bailando al son de las quenillas y el parcheo de los tambores, uno de los tamboreros por devoción y lo ha sido hasta su muerte, es al que llamábamos "chicha con ají", no sabemos quién le puso ese nombre que él lo recibía como si fuera de bautizo... Así los chunchos ya vestidos con su vestimenta típica se dirigen al templo bailando el entusiasta "camba".
Tanto el templo como su corredor y gradería está colmada por los fieles, también la plazoleta; en las aceras de la calle General Trigo se disponen innumerables "cañeros" y alféreces con sus varas terminadas en una pequeña cruz y adornada con profusión de grandes pañuelos de diverso color.
Se inicia la misa mayor, hay panegírico del Santo y en el alza revientan camaretas y después terminada la misa, lo sacan en sus andas al Santo de la peste; por delante el alférez fiestero lleva el estandarte de la parroquia.
Desde la capilla baja la procesión por la calle General Trigo, acompañada de los sones de la banda de música, de los cañeros que con sus cañas, instrumentos musicales campesinos con los que forman un verdadero medio túnel o bóveda; los chunchos bailan haciendo sonar sus flechas con las que marcan el compás del parcheo del tambor. En el trayecto algunas amas de casa, por lo menos en cada esquina ponen mesas con flores para descansar al Santo y para que los chunchos bailando regresen por parejas para hacerle la venia de veneración.
La procesión sigue y llega a la plaza, la contornea y regresa al templo de San Roque. Lo colocan al canto de una mesa adornada con floreros en los que predominan las amancayas y azucenas.
En seguida los chunchos cantan sus sentidas coplas al Santo, que son una resumida historia de la vida de San roque.
A continuación los chunchos salen a la explanada frente a la capilla para bailar sus danzas, entre ellas el camba, entrada de cuatro, primera, segunda, la tercera y cuarta, después la cadena, el combate, el caluyo, la estrella y la pantomima.
El lunes y martes, se repiten las mismas escenas y entre los días de la semana se realizan juegos populares y la toreada; entre los juegos populares los hay como los encostalados, la ollita con miel, el palo ensebado, siempre con premios que dan los mismos mirones o el alférez de la fiesta el comercio y el mercado.
Los gastos de la fiesta corrían por cuenta de una señora acaudalada, doña Natalia Uriona, muy generosa, fiel a su Santo y que sabía y gustaba de recibir en su casa, en la calle Cochabamba, en ese entonces, '"Calle Cochabamba sus relaciones entre los que se contaban autoridades y sus señoras, al final de la fiesta que reiteramos, duraba casi un mes.
Muerta doña Natalia, quedaron familiares, de ellos casualmente nos encontramos con un nieto, Alejandro Gallardo Uriona con quien hicimos recuerdos de doña Natalia a quien, el que estas líneas escribe, llegó a conocer.
Tal es en resumen ceñido, lo que fue la Fiesta de San Roque, con gente católica y de mucha fe para el Santo de la peste e igual con chunchos que bailaban con fe, devoción, sin exhibiciones.
Fallecida doña Natalia, se formaba un Comité de Festejos, gente que sin afán de figurar hacían lo posible por mantener la fiesta como era antes; ahora ya no podemos decir lo mismo...
Antes de la segunda semana se repiten las vísperas el sábado, el domingo la misa mayor y la procesión igual el lunes y, el martes, es el Encierro; la misa mayor comienza más temprano y la procesión es más larga pues el Santo tiene que visitar la Catedral, la Capilla de Santa Rosa, la Basílica de San Francisco y el Hospital San Juan de Dios, donde los chunchos bailan para que vean los enfermos, mientras al Santo lo llevan por todas las pocas salas del antiguo Hospital.
En la tarde los chunchos visitan el convento y allí en lo que hoy es parte de la calle Colón entre la Ingavi y La Madrid, allí bailaban para distraer a los veinte o más sacerdotes franciscanos que hacían vida de recogimiento.
LOS CHUNCHOS Y SU TRADICIÓN
De tu novenario Santo
ya llegó el último día,
con que corazón me aparto
Roque Santo Peregrino.
En el trono del altar
una estrella resplandece,
ese es mi Padre San Roque
que en su Gloria se aparece.
Alto y alto los alférez
celebramos esta fiesta,
una palomita blanca
con sus paños y sus flechas.
Glorioso Santo San Roque
sois del Cielo sois de la Mar;
espera ángeles sea cierto
de tu poderosa mano
Glorioso Santo San Roque
con humilde sencillez,
aquí nos tienes postrados
de rodillas a tus pies.
Aquí nos tienes postrados
de rodillas a tus pies,
y no nos levantaremos
hasta que nos perdonées.
Adiós Padre Soberano
adiós Soberano Padre,
échanos tu bendición
para el año vendré a cantarte.
Hoy me despido llorando
Roque Santo Peregrino,
me voy con tú bendición
adiós Glorioso Divino.
No se conoce a ciencia cierta el origen de los Chunchos y, todo lo que de ellos se sabe es por tradición trasmitida de padres a hijos en una familia que, hasta no hace uno o dos años, fue la conservadora de las tradiciones de los chunchos promesantes por haber sido uno de los varones de varias generaciones chuncho y jefe de aquellos.
Lo esencial y el deseó de quien hasta no hace mucho dirigió a los chunchos cumpliendo una promesa, es que los promesantes chunchos no desaparezcan, porque ellos constituyen una rica y maravillosa expresión del acervo cultural folclórico de Tarija.
De acuerdo a lo que nos dice el folclorista profesor Víctor Varas. R. la palabra chuncho es aymara y quiere decir cabeza de chuncho. También en una región al noroeste del Titicaca, existe una población llamada los Chunchos; también Macedonio Urquidi como Humberto Vásquez Machicado, ambos historiadores, nos hablan de los chunchos como una de las naciones o etnias situada entre los Mollos y de Moxos en el oriente boliviano y al leer una crónica publicada por el investigador y escritor Federico Avila y Avila sobre dos expediciones que se hubieran realizado por les años del 1700 para llegar a la región de los chunchos o Lecos y que habrían fracasado; pudiera ser que al regresar por estos valles hubieran traído algún o algunos prisioneros chunchos.
Lo evidente que sabemos de los promesantes chunchos, trasmitida de padres a hijos en una familia que fue hasta no hace dos años conservadora de los promesantes chunchos es que, los promesantes a los que nos referimos fueron tomatas o aborígenes del valle de Tarija y que en ningún caso podían haber sido los primeros chunchos promesantes, de origen bárbaro como algún señor se le ocurrió escribir que; los primeros chunchos fueron chiriguanos?.
Lo aseveramos con firmeza que ese señor está equivocado. No podemos suponer que un grupo de chiriguanos que los sabemos no sólo bárbaros, sino belicosos y guerreros, depredadores y que ni los mismos incas, con su poder pudieron avasallarlos, tanto que hasta antes de la guerra chaqueña al lado de los tobas y matacos, han sido el terror de las estancias y estancieros chaqueños y que, hubieron varios alzamientos de los que también fueron víctimas nuestros soldados que iban al chaco a hacer su servicio militar. No iban a ser chiriguanos quienes invoquen a la Virgen de la Guadalupe que hoy se venera en Entre Ríos para que les ayude en sus rapiñas...
Sabemos, no de oídas a algún Salomón., y si por la tradición que respetamos, que los chunchos han sido gente pasiva como los Tomatas que viéndose atacados por los chiriguanos invocaban la ayuda de la Virgen para que los salve y que como gratitud se organizaron en un grupo de danzarines para bailarle en su fiesta como lo hacen hoy en homenaje al Santo de la peste, precisamente unos, para que los sane de sus dolencias otros por haber merecido que los cure o cure a sus familiares.
Lo evidente es que el origen de los promesantes que nos interesa, se remonta a la época del Coloniaje y desde entonces les chunchos bailan hoy para el Santo de la peste, para San Roque, el Santo de Montpelier y lo hacen con toda fe y devoción; unos por toda su vida y otros por un tiempo determinado. Y no son ya los tomatas que a través de los años se habrán mestizado, no son solamente obreros y campesinos los que bailan para el Santo, los hay estudiantes, profesionales y si se quiere, de la llamada sociedad y ya maduritos y casados.
Esto quiere decir que, el llamado progreso de nuestro pueblo no puede borrar esta tradición, más bien se acrecienta ya que el número de chunchos aumenta cada año y de esto lo sabe el pueblo.
Ya hemos hablado del posible origen; hablemos de su vestimenta y de sus danzas.
La vestimenta la conservan hasta hora tal como era en un principio tal vez haya variado en la calidad de las telas y el calzado; de éste antes usaban sandalias, con cintas que se cursaban alrededor de la pantorrilla. Como ahora, llevaban el turbante hecho de ramos de plumas coloreadas en manojos dispuestos alrededor de un aro y bien adornado y que se coloca encima de un pañolón que cubre parte de la cabeza hasta atrás; por delante; un velo que le deje ver y oculta su cara; del cuello por la espalda cuelga la estalla, una almohadilla generalmente en forma de corazón y adornado, simula la aljaba del antiguo guerrero; lleva también un ponchillo que lo cubre hasta los codos, adornados con randas y flecos y en los codos cuelgan manojos de cintas de variados colores. De su cintura cuelga el pollerín con randas y flecos y un pañuelo en la cadera derecha.
En la mano izquierda lleva una flecha, es una tabla cuyo extremo superior lleva un manojo de plumas de las mismas del turbante, plumas que se sacan de debajo de las alas del pavo común, por ser suaves y de barbas sueltas. En la flecha hay una o dos varas planas de un canuto de caña hueca que con la mano derecha hace sonar de acuerdo al parcheo del tambor y marca el ritmo de la danza.
Las danzas eran más en otros años, fallecido el jefe de los chunchos ya no se bailan, todas las han olvidado y para los nuevos chunchos les es difícil aprender, pese a que los ensayos son por muchos días antes de la fiesta del Santo Sin embargo aún quedan algunas en exhibición como: la Primera, la Segunda, la Tercera y la Cuarta, la Cadena, la Cruzada doble y sencilla, el combate, el peine, el caluyo, la Estrella simple y doble y la pantomima. Todas ellas se bailan con distintos ademanes y pasos como también la música varía.
El anterior Maestro y por muchos años fue don Aurelio Arce Zamora que siguió la tradición de familia después de su padre don Rafael Arce; a don Aurelio le sucedió su hijo Humberto hasta hacen dos años atrás (1987) quien estas crónicas escribe.
Con esto se acabó la tradición de una familia y será algún chuncho deseoso de figurar como jefe que se haga cargo de la dirección de la centenaria institución de promesantes chunchos y reiteramos, que la tradición de promesantes y la misma fiesta que se conserve; que los chunchos bailen para el Santo con el fervor que lo HACÍAN los antiguos; que los cañeros aporten su colaboración sin pensar en los premios que pudieron conseguir al tocar sus típicos instrumentos musicales y que la gente contribuya con su aporte económico para los gastos de la fiesta sin que tengan que intervenir ayudas dudosas ya que la institución no puede ser ofertada a los políticos de turno. De esto sabemos por qué lo decimos.