Artículos de la ¨Revista de la Sociedad Geográfica y de Historia “TARIJA” Año 1944¨
La Sociedad Geográfica y de Historia “Tarija”
(Discurso pronunciado en la inauguración oficial de la Sociedad por el Presidente Don Octavio O’Connor d’Arlach, el 10 de Noviembre de 1943)



Un grupo de caballeros que unen a su amor al terruño y a la patria un culto desinteresado a la ciencia y a las cosas del espíritu, se propuso, hace algunos meses, fundar en esta ciudad una Sociedad Geográfica, similar a las existentes en varios otros Departamentos de la República y en casi todos los países del mundo. Los propósitos que con esta institución se perseguían eran los de adquirir y difundir conocimientos sobre la Geografía y la Historia de Tarija, en particular, y de Bolivia, en general; de contribuir a las investigaciones relacionadas con estas ciencias en el continente; de cuidar el acervo artístico e histórico del Departamento; de servir a los fines de la cultura nacional y humana y, finalmente, de patrocinar y auspiciar la creación del Museo de Tarija, todo lo cual justifica ampliamente la necesidad de dicha fundación.
No era posible continuar mirando con indiferencia lo que constituye la naturaleza y el espíritu de esta tierra, a la cual nos debemos, por encima de todo, los que nacimos en ella y los que, sin ser tarijeños, disfrutan de su acogida cordial y hospitalaria. Hasta hoy no han sido objeto de estudios sistemáticos, las condiciones astronómicas, telúricas, biológicas etc del Departamento, su posición en el planeta y en el universo, sus formaciones geológicas, su relieve orográfico, su red hidrográfica, la variedad de sus climas y sus productos animales, vegetales y minerales y sus yacimientos paleontológicos, arqueológicos y etnográficos el misterio de su prehistoria y la penumbra de su historia breve y heroica. En las distintas ramas de la ciencia, aparte las investigaciones realizadas por algunos sabios y estudiosos, cuya meritoria labor merece nuestra admiración y nuestra gratitud, queda todavía un vasto campo inexplorado. A conocerlo y a hacerlo conocer deberán tender nuestros esfuerzos
La Sociedad se inicia modestamente, con un reducido número de socios y sin contar, por el momento, con los elementos necesarios para llenar plenamente su cometido; pero, nos cabe la esperanza de que ella ha de adquirir con el tiempo, proporciones dignas de su elevada misión. En todas partes, la sociedades geográficas están formadas por los exponentes de la ciencia, de las letras, de las artes, del foro, de la judicatura, de la banca, de la política, etc. y merecen la particular atención de los poderes públicos, así como el respeto y la cooperación de todos cuantos son capaces de apreciar los servicios eminentes que prestan estas instituciones a la civilización, al progreso y al florecimiento intelectual y cultural de su país. Ojalá que la flamante Sociedad Geográfica y de Historia “Tarija" encuentre ese apoyo y esa cooperación a fin de que ella perdure y no languidezca y se extinga en un ambiente de indiferencia y de incomprensión, funesto para todas las obras de aliento
Ciertamente, tropezamos en nuestra labor con muchas deficiencias y con muchas dificultades y, no seremos, quizá, nosotros los llamados a alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto, pero, la vida de las instituciones sobrepasa a la de los hombres que las forman, es ilimitada, y otros vendrán a ahondar el surco que hemos abierto, haciendo que la semilla, lanzada con mano generosa, prospere por el trabajo continuado y solidario hasta dar flores y frutos que honrarán a esta tierra y que serán bendecidos por las generaciones del porvenir.
Siguiendo las modernas tendencias de esta clase de sociedades, la nuestra no quiere limitarse al estudio, diremos, estático de la Geografía y de la Historia, sino que pretende vitalizar esas disciplinas para ser ella misma un organismo flexible y permeable a todas las aspiraciones de la cultura, que se acondicione y se amolde perfectamente a las necesidades del país y a la hora en que vivimos, en sentido de poder captar el espíritu local y nacional en sus más diversas manifestaciones y en sus vibraciones más sutiles, prestando el máximo rendimiento en favor de la colectividad. De ahí que las dos secciones, geográfica e histórica, en que está dividida, comprendan cada una un crecido número de asignaciones en que tendrán cabida los más variados aspectos de la ciencia y del arte, con miras a que se realice, andando el tiempo, el estudio más completo de este bello girón del territorio nacional, tan alejado del mundo y tan ignorado todavía de propios y extraños.
Entre los tópicos que ha de perseguir la Sociedad, merece destacarse, particularmente, el de velar por el acervo prehistórico del Departamento, pues, sabido es que la cuenca de Tarija es una de las más ricas de América en yacimientos paleontológicos, de los cuales casi todos los que se han extraído se encuentran en los museos extranjeros; de tal suerte que, de no tomarse las medidas necesarias, llegará el día en que se habrán agotado nuestros fósiles y podremos encontrarlos en cualquier otro país menos en el nuestro Para preservar esos tesoros científicos, es urgente la organización de un museo, donde se guarden también nuestras reliquias históricas y que sea una expresión de nuestro respeto al pasado de Tarija y de nuestro progreso cultural
No en menor grado debemos encarecer la importancia del estudio geográfico de este Departamento, pues, si, como dice Federico Retzel, la Geografía condiciona, matiza y hasta detiene la historia, ésta nos será difícil de conocer adecuadamente si ignoramos aquélla, Al desconocimiento geográfico de nuestro suelo, se deben, en gran parte, seguramente, las desgracias internacionales de Bolivia que han afectado a la integridad de Tarija.
En cuanto a nuestro pasado histórico, él ha sido objeto de importantes y valiosos trabajos de algunos publicistas e historiadores; pero, ofrece, indudablemente, todavía un vasto campo de estudio que es necesario sistematizar encauzar y alentar por todos los medios, esforzándose por reunir los documentos dispersos, la mayoría de los cuales se encuentran en los archivos y bibliotecas de los países vecinos y de España.
El estudio del folklore, que se ha incluido en la sección de Historia de nuestros estatutos, constituye una nueva rama de investigaciones cuya importancia se va acrecentando, día a día, en todas partes, habiéndose llegado a organizarlo científicamente. Él nos permitirá reunir y conservar nuestra poesía, nuestra música, nuestras tradiciones y costumbres vernaculares, en fin, todas las manifestaciones propias del alma tarijeña, antes de que las ajenas influencias terminen por transformarla y desfigurarla para siempre.
Aspira la Sociedad a hacer conocer sus labores mediante la publicación de una revista, que aparecerá tan luego como puedan salvarse las dificultades de orden económico que, por ahora, se presentan. Así nos pondremos, además, en contacto con las sociedades geográficas del interior y exterior de la república, que han de brindarnos, seguramente, su gentil cooperación.
Aprobados por el Supremo Gobierno los estatutos de la Sociedad, ésta ha querido iniciar oficialmente sus labores en el día de hoy, como un homenaje fervoroso al pueblo de Potosí, que celebra uno de los más gloriosos episodios de su historia: el levantamiento en armas del 10 de Noviembre de 1810 encabezado por Matos, Azcárate, Nogales, Molina, los hermanos Millares y otros, en que, reducidos a prisión el gobernador Francisco de Paula Sanz, se puso el pueblo bajo las órdenes del Delegado de la Junta de Buenos Aires y constituyó su gobierno propio secundando así, en forma resuelta y altiva, los movimientos libertarios de Chuquisaca y de La Paz.
Habría deseado, exteriorizando el sentir de mis colegas y de Tarija, hacer, en estos momentos, el digno elogio de esa tierra legendaria y heroica, cuyo nombre inmortalizado por las fabulosas riquezas de su cerro, por las hazañas portentosas de sus hijos, por la incomparable seducción de sus leyendas y por la inspiración que prodigó a poetas, artistas, historiadores y cronistas, ha resonado durante siglos como un clarín de gloria cuyos ecos perdurarán para siempre: pero, ¿qué de nuevo y de original podría añadirse a cuanto se ha dicho ya de la gran metrópoli de la colonia, de la Villa Imperial de Carlos V, de la Ciudad Única, donde un pasado esplendoroso y romántico perdura todavía en la atmósfera de ensueño, de misticismo, de drama y de aventuras que se respiran en sus calles laberínticas, en que, a cada paso, parecen surgir las alucinantes figuras de capa y espada de hidalgos famosos, de insignes capitanes, de audaces aventureros, de tahúres trashumantes, que agitaron la vida de la urbe y cuyo recuerdo obsesiona hoy al visitante? ¿Cómo ponderar el milagro del Cerro Rico, ante cuya realidad palidecen los tesoros que imaginara la más fecunda fantasía? ¿Quién podría exaltar, de nuevo las gestas denodadas de los Vicuñas y Vascongados, las proezas incomparables de los caudillos de la lucha libertaria, o la acción ardiente, apasionada y heroica del pueblo potosino en las guerras de la República y en la Campaña del Chaco, que confirma la tradición de las virtudes cívicas de una raza altiva, rebelde y generosa? ¿Cómo cantar, sin el numen de los bardos, el arte prodigioso de sus momentos que trasuntan «el ideal de belleza surgido de la conjunción de emociones estéticas del ibero y del nativo?- ¿Y cómo ensalzar a Potosí sin hablar de sus hombres, de sus estadistas, de sus literatos, de sus poetas, de sus artistas? ¿Cómo mencionar, siquiera, a Tomás Frías y a José María Linares, los gobernantes austeros y patriotas; a Quijarro, el estadista y diplomático eminente; a Martínez, y Vela, el príncipe de los cronistas; al historiador Omiste; al más castizo" y ameno escritor de su tiempo, Julio L Jaimes (Brocha Gorda); al célebre autor de Castalia Bárbara», de «Los Sueños son Vida» y de «Las Leyes de la Versificación Castellana». Ricardo Jaimes Freire; a otros poetas inspirados como Manuel José Cortés, José David Berríos, Luis Bailivián. Daniel Campos, poeta laureado y explorador del Chaco Boreal; a los intelectuales de hoy como Walter Dalence, Carlos Medinaceli, Alberto Saavedra Nogales, Luis Subieta Sagárnaga Enrique Viaña y Armando Alba ¿Y cómo no recordar a Pablo Subieta, nombre popular y querido en esta tierra tarijeña, en la que ese bohemio impenitente pasó los últimos días de su vida, después de brillar como literato y como periodista en la metrópoli del Plata y que cantó a Tarija con una ternura de enamorado en su prosa fluida, brillante y delicada?
Aún tenemos otros motivos para rendir a Potosí este homenaje fraternal y cariñoso: son los de nuestra gratitud por la simpatía que ha demostrado, en todo tiempo hacia Tarija y que culminó en su apoyo decidido y en su solidaridad con la causa de este pueblo cuando confrontábamos el problema de nuestros petróleos, a raíz del Tratado de Vinculación Ferroviaria con la República Argentina, y, particularmente, el de la gratitud de esta Sociedad porque la fundación de ella se debe en gran parte, al generoso empeño que puso en su creación la Geográfica de Potosí prestándonos su aliento y su estímulo hasta el punto de haber destacado a uno de sus miembros a esta ciudad para animarnos y colaborarnos en los primeros pasos de nuestro proyecto.
Hoy Potosí no quiere ya adormecerse en la placidez de sus glorias pretéritas, y consciente de su virilidad de sus energías y de su amor al trabajo, marcha seguro y airoso a la conquista de sus grandes destinos.
Por todo lo que acabo de expresar, comprenderéis cuán difícil era para mí la honrosa misión que mis colegas me han encomendado; pero, si carezco de la elocuencia necesaria, valgan para disculparme la emoción muy honda y la admiración muy rendida conque, en nombre de esta Sociedad y del pueblo de Tarija, saludo al de Potosí en el día de sus glorias, que son también las de todo el continente americano.