Del folleto DIFUSIÓN: 2 División de Extensión Universitaria UB “JMS”. Abril-1977
Incorporación de Tarija a la República de Bolivia (Segunda parte)
La Asamblea del Vecindario de Tarija, envió a Tupiza a don Pedro Ichazo



La Asamblea del Vecindario de Tarija, envió a Tupiza a don Pedro Ichazo, para que informara al General Francisco Burdet O'Connor sobre las violencias y depredaciones de que eran víctimas los tarijeños por parte de las autoridades argentinas que ejercían pleno dominio de la plaza. Le pidió, en nombre del pueblo interviniera con las fuerzas a su mando. El General marchó inmediatamente sobre Tarija con la Legión Peruana. Informado Arenales de la movilización de Burdet O'Connor, se apresuró a abandonar la ciudad. Con la presencia de este Jefe se restableció el orden y fueron repuestas las autoridades bolivianas.
Los Diputados Tarijeños no fueron admitidos en la Constituyente de Chuquisaca que, con criterios sin mayor consistencia, eludía un pronunciamiento categórico. Retornando a Tarija. La Sala Capitular, dirigió el memorial que copiamos en su integridad:
"A la Soberana Asamblea del Alto Perú La Provincia de Tarija, desde la gloriosa "recuperación de la Libertad AMERICANA se decidió agregarse y pertenecer a la del Alto Perú y al efecto de examinar imparcialmente el voto general de ésta, se reunió toda por medio de sus representantes, quienes unánimemente dijeron y proclamaron ser su voluntad agregarse y pertenecer a las Provincias del Alto Perú, como "aparece de la acta celebrada el 6 de junio del presente año, cuya copia autorizada acompaña esta Municipalidad, por la que, en inteligencia de pertenecer al Perú nombraron sus diputados para esa Asamblea General. De todo esto se tiene dado aviso oficial diversas veces a las Superioridades, por el conducto inmediato del señor Jefe del Estado Mayor General, Comandante General de la Columna del Sud, Francisco B. O'Connor y hasta ahora no ha habido contestación, por cuyo motivo se hallan paralizados los dichos Diputados para su marcha. En esta virtud espera y suplica este cuerpo, que teniendo presente a esta Provincia en sus discusiones por parte integrante de la del Alto Perú, por su voto general se sirva mandar que dichos diputados, se dirijan prontamente a esa Capital para el desempeño de sus augustas funciones.--- Dios guarde a V. E. Muchos años, Sala Capitular de Tarija, - Agosto 13 de 1825".
El Gobierno Argentino, hondamente preocupado por los acontecimientos de Tarija, decidió, acreditar ante el Libertador, que se encontraba en Potosí, una Legación para reclamar la entrega del territorio tarijeño. La Comisión formada por el General Carlos de Alvear y el señor José Miguel Díaz Vélez, entregó a Bolívar un extenso memorial que sintetizamos en los siguientes puntos:
a) Congratular a Bolívar por la victoria de Junín.
b) Ratificar la generosa ley que se sancionó el 9 de mayo de 1825, permitiendo que las Provincias de Cochabamba, La Paz, Charcas y Potosí puedan erigirse en nación independiente.
c) Sellar una liga compuesta de las nacientes Repúblicas de Chile, Perú, Colombia y Provincias Unidas del Río de La Plata.
d) Reclamar la entrega de Tarija al dominio argentino.
La Comisión arribó a Potosí en octubre de 1825 y de inmediato se iniciaron las entrevistas con el Libertador. Largo sería entrar en el análisis de las discusiones a veces violentas de los puntos planteados. Limitándolos a la entrega de Tarija, señalamos los fundamentos alegados por Alvear y Díaz Vélez. También los sintetizamos:
1° Que la Cédula Real de 17 de febrero de 1807, disponía que el Distrito de Tarija quedase bajo la potestad del obispado de Salta, incluyéndose la jurisdicción administrativa.
2° Que la ley de 9 de mayo de 1825, que dictó el Congreso del Río de La Plata, "dejó solamente a las cuatro Provincias de Potosí, Charcas, La Paz y Cochabamba en libertad de declarar el modo y forma con que quisieran gobernarse en lo sucesivo, sin comprender el distrito de Tarija".
3° Que Tarija era Provincia Argentina, por Ley del Congreso, habiendo aceptado en su seno a los Representantes que votaron y suscribieron la Constitución Nacional.
Las discusiones subieron de tono; se esgrimieron argumentos ardorosamente controvertidos, especialmente porque el Mariscal Sucre, no era partidario de entregar a Tarija. Finalmente el Libertador, que apreciaba la posición de los argentinos y respetaba la opinión del Mariscal de Ayacucho, manifestó en la reunión final: "Mariscal: es preciso que el Perú se desprenda de sus pretensiones sobre Tarija; de aquí a cien años las moverán los gobiernos si lo tuviesen por conveniente".
El Libertador, instruyó a su Secretario que redactara la siguiente orden de entrega, que a la letra dice:
"Al señor Gobernador de la Provincia de Tarija.--- A virtud de la demanda puesta por la Legación Argentina, cerca de S. E. el Libertador, sobre la Provincia de Tarija, reclamada por los señores Ministros que la componen a nombre de su Gobierno, ha resuelto S.E. que proceda usted a entregar el mando de la enunciada Provincia de Tarija y su jurisdicción al Edecán de la Legación don Ciriaco Díaz Vélez, designado por los señores Ministros para tomar posesión de ella a nombre del Gobierno del Río de La Plata. De orden de S. E. le comunico a Ud. para su puntual y exacto cumplimiento. Dios guarde a Ud.--- Potosí 17 de noviembre de 1825 (Fdo.) F. Estenós".
No deseamos entrar en consideraciones sobre la actitud del Libertador.
Nos limitamos a calificarla de precipitada.
La Argentina tomó posesión del Distrito de Tarija, con un fuerte y bien dotado destacamento militar. Fue nombrado Gobernador
el Coronel Mariano Gordaliza.
Los tarijeños optaron por una resistencia pacífica, entretanto preparaban el levantamiento para derrocar a la autoridad argentina.
Y adviene, señoras y señores, el glorioso 26 de agosto de 1826.
Burdett O'Connor, el General Bernardo Trigo, el Moto Méndez y otros guerrilleros de la independencia al mando de milicias populares atacan el Cuartel del Destacamento argentino, apresan al Gobernador Gordaliza y otras autoridades y a todos, con fuerte escolta, los ponen en la frontera argentina.
Se elige como Gobernador al Gral. Bernardo Trigo, quién comunica al Mariscal Sucre los sucesos que, como culminación, devolvían al patrimonio boliviano, el distrito de Tarija.
El Congreso del Río de La Plata hizo conocer su enérgica protesta al Gobierno Boliviano, pidiendo la intervención del Libertador Bolívar para que impusiera a los tarijeños el cumplimiento de la orden por él impartida, sin disimular una vedada amenaza de una declaratoria de guerra.
El pueblo de Tarija, reunido en Cabildo en la Plaza de Armas, exigió que los electores del distrito designaran a los nuevos Diputados que debían viajar a incorporarse a la Asamblea Constituyente. El documento se suscribió el 7 de septiembre de 1826.
Tarija que se creía dentro de la unidad altoperuana, se acogió, lógicamente, al Decreto Reglamentario de Elecciones dictado por el General Sucre, y la tarde del 7 de septiembre de 1826, se reunieron en la Villa de Tarija, en la Casa Consistorial, con toda libertad y libres de coacción, temor y violencia", los Electores, que eran los siguientes:
"Por la Villa de Tarija: José María de Aguirre, Manual de Lea Plaza, José Antonio Vásquez y Agustín Mendieta; por San Lorenzo: José Francisco de los Reyes y Eustaquio Méndez; por Concepción: Juan José Mendieta y Melchor Ortiz; por Padcaya: Gregorio de León y José Morales y por Salinas: Nicolás Ichazo. Instalados y organizados, se discutió con el pulso y madurez que pide la gravedad de la materia sobre la pertenencia y agregación de esta Provincia a la República Argentina o Boliviana y se resolvió unánimemente reincorporarse a la BOLIVIANA, ratificando los actos del 26 de agosto último del corriente y de 6 de junio del año pasado por lo que la Provincia con toda espontaneidad se decidió por la REPUBLICA DE BOLIVIA. Enseguida, la Asamblea procedió a la elección de tres diputados y un suplente para el Soberano Congreso de la República de Bolivia con respeto al censo de la Provincia. A pluralidad absoluta de votos, resultaron electos con publicidad uno a uno el ciudadano coronel Gabino Ibáñez, el ciudadano Teniente Cnl. José María Aguirre y el ciudadano José Fernando de Aguirre y por suplente el ciudadano "doctor Pablo Hevia y Vaca" (Del citado libro de Dn. Bernardo Trigo).
El Gobierno Argentino que deseaba mantener bajo su jurisdicción al Distrito de Tarija inició una política de atracción y halago suponiendo que con ella podría conquistar la simpatía de los tarijeños. El Ministro del Interior, señor Aguera dirigió una nota al Gobernador de Salta, conteniendo una serie de instrucciones para halagar al pueblo tarijeño. Entre otras, anotaba: "Que los tarijeños se gobiernen por sí mismos, con plena soberanía e independencia, como correspondía a toda Provincia Federal; que debía proceder al nombramiento de sus autoridades, sin indicación alguna; que seis de sus jóvenes serían educados en los colegios de Buenos Aires; que se debería construir el Palacio de Gobierno, el del Archivo y el de Instrucción; que se iniciarían los caminos de rápida comunicación y otras promesas de prioritaria atención a las necesidades de Tarija". La comunicación leída en bando por toda la ciudad no conmovió a nadie. La decisión del pueblo era irrevocable e insobornable. El Congreso Argentino aprobó la siguiente Ley:
"El Congreso General Constituyente del Río de La Plata, ha acordado y sancionado la Ley que sigue: Art. 1º Queda elevada al "rango de Provincia la ciudad de Tarija con el territorio adyacente.- Art. 2º Se le declaran todos los derechos y prerrogativas que la Constitución y las Leyes establecen en favor de las provincias.- Lo que de orden del mismo Congreso se comunica a V.E. para su inteligencia y efectos consiguientes. Sala del Congreso, Buenos Aires, noviembre 30 de 1826. José María Rojas, Presidente; Alejo Villegas, Secretario.- El Excelentísimo señor Presidente de la República. Buenos Aires 1º de diciembre de 1826. Enterado publíquese y procédase con arreglo a lo acordado.- "(Fdo. Rivadavia.- Julián Segundo Agüero".
Las autoridades de Tarija, ni siquiera acusaron recibo de la Ley que se la remitió con un conceptuoso Mensaje. El Ministro Agüero, en comunicación dirigida al señor Caba y Hurtado le decía: "No me explico cómo no interesa a Tarija la Ley que hemos votado. ¿Qué más nos exigen? Quizás algún día recuerden sus paisanos estos nuestros gastos". (Idem).
Los Diputados seguían esperando su incorporación a la Constituyente. Después de dramáticos y ardorosos debates, el Magno Cuerpo Legislativo, aprobó el 23 de septiembre de 1826 la Ley que transcribimos:
EL CONGRESO GENERAL CONSTITUYENTE DE LA REPUBLICA BOLIVIANA
CONSIDERANDO:
1- Que el Ministro Argentino que estuvo en esta Capital, se negó a presentar los documentos relativos a la desmembración del territorio de Tarija, de la: antiguas Provincias del Alto Perú, asunto que él mismo promovió en Noviembre último.
2- Que las repetidas solicitudes de los habitantes de Tarija, y su voluntad manifestada en Actas de 6 de junio del año pasado y 26 de agosto y 7 de septiembre del corriente, son y han sido de pertenecer a Bolivia, declarando que la desmembración fue hecha contra sus votos y deseos porque ellos como todos los alto-peruanos estaban autorizados para decidir de sus destinos.
3- Que la Provincia de Tarija perteneció al Alto Perú por todas sus relaciones y por la naturaleza misma de su situación.
4- Que Tarija nunca ha formado pacto alguno de unión o asociación con la República Argentina.
5- Que la inadmisión del Ministro Plenipotenciario de esta República cerca del Gobierno de Buenos Aires, deja por ahora sin lugar a término la negociación de Tarija.
DECRETA
Artículo 1°.- La Representación Nacional desconoce los actos y niega su ratificación a las negociaciones, porque haya sido desmembrada la Provincia de Tarija del territorio del Alto Perú, hoy República Boliviana.
Artículo 2°.- En vista de las reiteradas solicitudes de Tarija y de su libre y espontánea resolución por reincorporarse a Bolivia, se admitirán en el Congreso Constituyente los Diputados que se hallan en esta Capital, luego de examinadas las credenciales, estén conformes al Reglamento de Elecciones de 26 de noviembre del año pasado.
Artículo 3°.- Se autoriza al Poder Ejecutivo para que cuando las relaciones de Bolivia- con la República Argentina, estén fijadas sobre tratados públicos, celebre uno de límites con el Gobierno Nacional del Río de La Plata, en el cual queden bien marcadas las fronteras con aquel Estado, procurando señalar límites naturales.
Artículo 4°.- Este tratado de límites será sometido a la ratificación del Cuerpo Legislativo.
Comuníquese al Poder Ejecutivo para su publicación y cumplimiento.- dado en la Sala de Sesiones en Chuquisaca a 23 de septiembre de 1826.
(Fdo.) M. Terrazas
PRESIDENTE
M. José de Asín José M. Salinas
DIP. SECTRIO DIP. SECTRIO
Elevada la Ley, el Mariscal Sucre no se decidió a promulgarla, temeroso tal vez de que su vigencia provocara serias perturbaciones en esta América sin excluir la posibilidad de una guerra con la Argentina. En fecha 26 del mismo mes, respondió con un mensaje que en el hecho implicaba un veto. Concluía, manifestando:
"El Gobierno desea que con todos estos antecedentes, se medite, circunspecta y fríamente, si es este momento, la ocasión que la justicia y los intereses nacionales exigen el pase del Ejecutivo a la Ley de 23 del corriente".
Empero, la promulgó en fecha 3 de octubre.
Ya dijimos que el Mariscal Sucre se opuso a la entrega de Tarija, en ocasión de la presencia en el país de los Delegados Alvear y Díaz Vélez que la reclamaban en nombre de su Gobierno. Y es evidente que en más de una oportunidad dio la seguridad a los tarijeños de que participaba de su anhelo de incorporarse a Bolivia. En una carta dirigida al Libertador Bolívar, expresaba:
"Yo no me mezclo en los negocios de Tarija para nada, pero se me va a mezclar en mis cosas de tal modo que no sé qué se haga aquí, cuando esté metido dentro esta República. Ya allí han ocurrido dos revoluciones y quitado y puesto dos Gobernantes "Este ejemplo tan cerca, ve usted cuan fatal es. Tarija está a cien leguas de aquí y a noventa de Potosí… Si no se consigue que se devuelva Tarija, prefiero que la ocupemos con nuestras tropas bolivianas y sostengamos hasta una guerra para conservarla".
Cómo explicarse que el Mariscal se negara a promulgar la Ley sancionada por el Congreso de Chuquisaca? Seguramente habían poderosas razones para que Sucre no se decidiera a promulgarla de inmediato. Cuáles eran éstas?
Tenemos documentos que establecen de manera inequívoca la verdad histórica. A ellos hemos de referirnos.
Aunque la representación que formuló el Gran Mariscal a la ley de 23 de septiembre pudiera colegirse que deseaba obstaculizar la incorporación de los Diputados tarijeños a la Asamblea Constituyente y evitar una grave desautorización al Libertador - que ordenó la entrega de Tarija a la Argentina, lo evidente es que Sucre, contrariando la voluntad de Bolívar, se oponía con firmeza a la desmembración del territorio tarijeño. Esta evidencia se desprende de la carta que dirigiera al Libertador, en la que expresaba:
"Para evitar un rompimiento que será la inevitable consecuencia de la posesión de Tarija por los argentinos, si les dice algo sobre ello a los Diputados de Panamá y si allí nada se trata ni consigue que se devuelva Tarija, prefiero que la ocupemos con nuestras tropas bolivianas y sostengamos hasta una guerra para conservarla. Una tal guerra no vale la pena y Tarija en poder de los argentinos vale porque nos desordena el país. Si en tanto que se trata esto hay algún desorden en Potosí por las sugestiones que vienen de los argentinos en Tarija, pido un decreto del Congreso para ocuparla con tropas y sostenerla con mano armada.
"Perdone usted que le diga que fue mal consultada la entrega de Tarija. Al hablar a usted con esta franqueza hallará mi convicción de los males que hemos de sufrir.
"Ojalá que sea yo el equivocado, pero estoy muy cerca tocando las cosas. (25 de abril de 1826).
No cabe duda de que el Mariscal requirió una autorización expresa del Congreso, pues este alto cuerpo le dirigió la siguiente nota:
Congreso General Constituyente. Sala de Sesiones de Chuquisaca, a 6 de Septiembre de 1826.- Al Excelentísimo señor Presidente de la República.
Excelentísimo Señor: El Congreso General Constituyente, en sesión de este día, se ha servido autorizar a V.E. para emplear inmediatamente la fuerza y demás providencias necesarias a conservar la tranquilidad de la Provincia de Tarija, interin se resuelve en lo principal:
"Tengo la honra de ponerle en conocimiento de V.E. para su ejecución" Dios guarde a V.E. (Fdo.) Excmo. Señor Mathias Terrazas Presidente, Nataniel José de Asin, Dipdo. Sctrio. José M. Salinas, Dip. Sctrio.".
Para coronar este capítulo transcribimos parte de un oficio que redactado por Sucre fue dirigido por nuestro Ministro de Relaciones, al Capitán General de Salta, en fecha 9 de septiembre de 1826:
"Debo declarar a V.E. que en caso de que de Salta u otra parte se dirijan tropas contra Tarija, las fuerzas destinadas en la frontera a impedir el contrabando, tienen órdenes de entrar en aquella Provincia para defenderla, porque sea cual sea el aspecto que se le dé a esta cuestión, el gobierno de Bolivia no consentirá un ultraje y sea cualquiera la situación en que se considera a los tarijeños, ellos como miembros de la familia altoperuana, tienen derecho a la protección de Bolivia"
Los Diputados electos que seguían en antesala dirigieron la nota que transcribimos:
"Nosotros ignoramos que cosas haya podido tener en cuenta S.E. el Sr. Presidente de la República, para no dar el paso desde luego a la Ley. Tarija es boliviana desde la conquista, porque Tarija ha sido siempre parte integrante del Alto Perú y por consiguiente comprendida como Chuquisaca, La Paz, en la Ley de 9 de mayo del Congreso Argentino. Tarija ha manifestado repetidas veces su voluntad de ser boliviana y, de la manera más auténtica y solemne en los días 26 de agosto y 7 de septiembre último, ratificando los anteriores ¿Querría el Soberano Congreso dejar a Tarija en abandono y sin representación?".
"No es creíble le haga tan grande mal.
"Ella no será jamás, si, jamás de la República Argentina. Sus hijos perecerán cien veces por sostener su espontánea resolución de ser bolivianos. Escuche el Soberano Congreso los clamores de una Provincia entera y no le irrogue el perjuicio de desaire a sus Representantes, retardándoles por más tiempo su incorporación, Tarija ha dado orden para que se retiren "los Diputados que, en una manera capciosa "se nombraron para ir al Congreso General de Buenos Aires y a la Sala de Representantes de Salta. Circunstancias que deben pesar mucho en el ánimo de los señores Diputados, para acceder a nuestras Súplicas, reducidas a pedir, como pedimos, nuestra incorporación en el Congreso Constituyente de la República".
En honor a la verdad histórica debemos anotar que mediante actos fraudulentos y encubiertos por Díaz Vélez y Arenales, se consumó una grotesca tramoya de la que resultaron electos los señores Echazú y Ruiz como Diputados al Congreso de Buenos Aires. La firma de éstos aparece en el Acta de la Independencia Argentina, en tanto que, por los acontecimientos que hemos descrito, no se registra el nombre de ningún Diputado tarijeño en la Creación de la República de Bolivia. Ello no quiere decir sin embargo que no hubiera una apreciable corriente ciudadana partidaria de incorporarse a la República Argentina.
Finalmente, recién el 14 de octubre fueron recibidos los Diputados por Tarija como miembros del Congreso Constituyente de Chuquisaca.
Sin tener conocimiento de que en la fecha señalada fueron incorporados al Congreso de Chuquisaca los Diputados de Tarija, hecho que se explica por la deficiencia de comunicaciones y la distancia que media entre las dos ciudades y, con la finalidad de producir un documento auténtico para demostrar la coacción y astucia que había empleado Arenales a fin de obtener declaraciones favorables a los intereses egoístas del Río de La Plata y para establecer que la Argentina no tenía derecho alguno de posesión sobre Tarija, lo más selecto de su vecindario redactó y suscribió un Manifiesto, en fecha 17 de octubre que, al restablecer la verdad histórica reafirma su decisión inquebrantable de pertenecer a Bolivia". Es muy extenso y temeroso de cansar la atención de nuestro distinguido auditorio, lo transcribimos fragmentariamente:
"Que los representantes nombrados a presencia y por los preceptos del General Arenales, en vez de dirigirse a la República Argentina, apersonados en Potosí, pidieron al E. Libertador, su reincorporación a Bolivia, alegando cuantas razones se llevan expuestas. S.E. sin escuchar nuestros votos, había ya transigido este asunto con la "legación Argentina". Tarija no halló en sus males otro remedio que llevarlos en silencio y fue ésta su única contestación a la intimación militar de someterse al Gobierno del Río de La Plata, pero jamás que nuestra suerte se decidiera sin oírnos y esperábamos para ello la reunión del Congreso boliviano, porque juzgamos que si el E. Libertador, pudo entonces Como Jefe del Perú, a quién estuvo sujeto el territorio de Bolivia, hacer la entrega militar de Tarija, esto no tenía un Carácter decisivo, no podría jamás el mismo consentirlo así en sus principios liberales; porque, cualquiera que fuere su autoridad, sus resoluciones nunca pudieron tomar el sello definitivo que se le ha querido dar, ni en el derecho internacional se mostrara el hecho, por el cual un General vencedor decida de cuestiones de esta naturaleza sino momentáneamente; su decisión y término corresponde a las autoridades nacionales y el Libertador ha mostrado cuánto el respeta los derechos de los "pueblos para haber atropellado los de Tarija; porque entonces lo habría hecho como un conquistador".
"El pueblo solemnemente ha declarado que fue y quiere ser BOLIVIANO: su sanción soberana es ésta y ¿dónde se halla la autoridad que pueda contradecirla legalmente? Su voluntad es la suprema regla y su felicidad la guía de su conducta. Tarija es parte integrante de Bolivia, así lo ha declarado y sabrá sostener este pronunciamiento con todas sus propiedades y la sangre de sus hijos. El Congreso Boliviano, con la sabiduría que dirige sus pasos y el digno que está a la cabeza de su administración, no negará a Tarija sus auxilios. Le alargarán una mano generosa para defender sus derechos y evitar que se inmolen más víctimas al fatuo empeño de dominar los pueblos contra su voluntad. Si nuestros hermanos y amigos, olvidan que alguna vez fuimos bolivianos la Municipalidad y el Colegio Electoral, en nombre de su provincia entera, declaran ante el Eterno que le escucha y el mundo todo, que como supo Tarija por sí sola destruir legiones numerosas y aguerridas del enemigo común sabrá también no permitir una resolución arbitraria. Presentará el admirable espectáculo de un pueblo que inerme, pero amigo de la libertad del orden y de "sus derechos, consienta antes desaparecer de la tierra, que dejar de ser boliviana. Su voluntad es pertenecer a BOLIVIA, y sin BOLIVIA no quiere existir en el mapa geográfico. Esta es la última y solemne declaración que de nuestra propia voluntad, libremente y sin coacción alguna, hacemos por el pueblo que representamos y presentamos al juicio de los hombres imparciales de todo el mundo, que aman el bien de sus semejantes". (Del archivo de manuscritos ya citado).
El Gobierno Argentino, planteó enérgica reclamación diplomática, que, no obstante su mal encubierta amenaza de intervención armada, fue rechazada con firmeza por el Mariscal Sucre. La reacción argentina se limitó a la ruptura de relaciones con Bolivia que, en esa época era una potencia militar temida y respetada, en el Continente.
En 1838 el Gobierno de Buenos Aires presidido por Juan Manuel de Rosas, destacó una delegación especial para reclamar la entrega de Tarija. El Mariscal Andrés de Santa Cruz, se negó a escuchar a la delegación que, representaba dijo, a un gobierno ilegal con el que no entraría en negociación alguna. La reacción de Rosas, fue la declaratoria de guerra, seguida de la invasión a nuestra patria por territorio tarijeño.
El General Bernardo Trigo, Prefecto del departamento, el General Burdet O'Connor y el famoso caudillo chapaco, Cnl. Eustaquio Méndez, el glorioso Moto, organizaron la defensa. Los invasores se internaron por Orán y llegaron hasta Santa Ana, seis leguas al Sud de la ciudad de Tarija. El Gobierno movilizó al Batallón Socabaya a órdenes del General Felipe Brown Méndez con sus montoneros y los Coroneles Fernando Campero y Manuel Dorado al mando de quinientos voluntarios civiles y una columna comandada por el Cnl. Sebastián Estenssoro y el Comandante Felipe Sánchez, iniciaron la marcha, para enfrentar a las tropas del General Heredia que sumaban cuatro mil soldados.
Este Jefe, por razones tácticas o acaso por el temor de una derrota, ordenó la retirada hacia la frontera de Bermejo. Las fuerzas invasoras retrocedían a marchas forzadas acosadas por los montoneros de Méndez. Se detuvieron en las cumbres del cerro de Montenegro, donde no obstante su ventajosa posición, fueron abatidos y derrotados. El Coronel Sebastián Agreda, jefe de Estado Mayor, en el parte elevado al Comandante en Jefe, anota:
"Nada pudo ya contener el arrojo de nuestros soldados que marchaban abriéndose paso por entre el fuego y la aspereza del terreno. Desde aquel punto fue completa la derrota del enemigo… El campo destinado a las glorias de nuestras armas quedó cubierto de cadáveres enemigos y casi "obstruido su paso con armamento de toda clase, monturas, mochilas, maletas, caballos y la mayor parte de los elementos de guerra que trajeron los invasores".
Agrega:
"El Departamento de Tarija, ha desplegado en ésta los nobles sentimientos de su ardiente amor nacional, mostrándose capaz de cuanto es posible en defensa de su suelo y de la dignidad de Bolivia. Ninguno de sus habitantes ha dejado de ofrecer voluntariamente sus servicios y todos a porfía han pedido alguna parte en el escarmiento que se preparaba a los invasores".
Algo más como simple anécdota: Aniceto Arce, más tarde Presidente de la República, contaba 14 años cuando la Batalla de Monte negro. Furtivamente se enroló en la tropa y combatió con admirable arrojo en la batalla.
Mercado Moreira, al referirse a la Victoria de Montenegro, dice: La Conservación de Tarija dentro de Bolivia está pues dos veces consagrada por el derecho y sobre todo, por la soberana voluntad de la misma heroica Villa. Esta ciudad fundada en otro tiempo para detener las tropelías de los bárbaros del Chaco sigue y seguirá siendo, sin renegar de sus infortunios, centinela insobornable de la integridad nacional".
El tratado Vaca Guzmán-Quino Costas que se suscribió en mayo de 1889 consagró definitivamente el derecho de dominio de Bolivia sobre Tarija, aunque para conseguirlo hubo "de ceder nuestro país el Chaco Central al Oriente y una parte de la Puna de Atacama, al Occidente".
El gran tribuno don Mariano Baptista, fue acreditado como Plenipotenciario y Enviado Especial para conseguir la aprobación y consiguiente ratificación del Tratado por parte de la Argentina. Al visitar Tarija, donde se le recibió apoteósicamente, dijo en uno de los pasajes de su discurso:
"Cuando Tarija acudió a la Constituyente de Charcas, ésta le respondió: no admito vuestros Diputados: mostradme acta de Cabildo Abierto, evidenciad vuestra voluntad. Y Tarija pasando por sobre la omnipotencia de Bolívar, sobre la autoridad de Arenales, sobre las vacilaciones de la Constituyente, lanzó su acta plena a impulsos del patriota General Trigo y, en 1826, vencidos los legisladores por la evidencia, la incorporaron al seno de la patria boliviana".
Para finalizar este capítulo, parece obligado referirnos al Tratado Carrillo-Diez de Medina, de julio de 1929, que cercena a Tarija Itiyuru, Campo Duran, Alcoba, Angostura, Chilcay, Pichanal, Tartagal, Toldos y otros.
Bolivia aprobó este Tratado después de un fogoso debate en el que la representación tarijeña lo repudió con viril energía. Pero la mayoría impuso su voluntad.
El Senador José R. Estenssoro en el acto camaral, le dijo al Canciller: Sería bien que a Tarija la devuelvan de una vez y no en retazos…" -"Quién está entregando Tarija, señor Senador", preguntó el Canciller. La respuesta fue rotunda: EL GOBIERNO señor Ministro!
Y la representación tarijeña abandonó el recinto en señal de protesta.
Así quedó definitivamente solucionada la cuestión de Tarija.
Es verdad que consolidar nuestro dominio de este girón patrio enclavado muy hondo en el alma nacional, significó la pérdida de extensas y ricas regiones que formaban el patrimonio indiscutible de Tarija.
Acaso debiéramos anotar que ese fue el destino adverso de nuestra Patria como consecuencia de las acciones bélicas a las que fuimos arrastrados. Episodios trágicos, injustos como dolorosos, no han dejado sin embargo sentimientos de rencor ni revancha Pero hay algo que no podrá encubrirse jamás con la resignación y el olvido: nuestra reintegración marítima.
Ya está cercana la hora, en la que, por la justificación de nuestra causa ha de imponerse por el imperio de la justicia y el derecho, la solución de nuestro trágico enclaustramiento.
A más de ciento cincuenta años de nuestro nacimiento a la vida republicana, soberana e independiente, hagamos profesión de fe en el futuro de grandeza de nuestra amada Bolivia. Y cual himno de hosanna, trocado en diáfana expresión de misticismo cívico, evoquemos la imagen sacrosanta de nuestra Patria, que tiene excelsitud gloriosa en todo lo largo de su historia.
Sin renegar de nuestros infortunios, ausentes en absoluto de conformismos suicidas,
hagamos conciencia de que Patria es concreción excelsa de los más puros y nobles sentimientos de renunciación y sacrificio personal, en constante brega por su progreso, esfuerzo permanente y decisión heroica en aras de su grandeza… Que Patria fue el verbo inflamado que brotó de los claustros señeros de San Francisco Xavier y que repercutió con resonancia de gloria en La Paz de Murillo. Patria musitaron los labios de los protomártires en el último instante del ofertorio de sus vidas. Patria fue el clamor estremecido de coraje que vibró rugiente en el ara inmensa del altiplano, en llanos y valles del Alto Perú en quince años de lucha indomable y heroica. Patria es el augusto lábaro de redención que flameara luminoso un 6 de agosto de 1825. Después, entre el claro-oscuro de nuestra vida republicana, Patria resuena entre los riscos y montañas de Iruya y Montenegro; repercute con resonancias de gloria en la pampa de Ingavi; y cual eco estremecido de rebeldía y angustia, el sacrosanto vocablo resuena en la última nota del clarín que vibró rasgando la infinita soledad del Campo de la Alianza. Patria es el aliento viril que ahoga los rumores misteriosos de la selva del Acre y es la voz trepidante de bravura que se eleva de entre la maraña calcinada del Chaco. Patria es el acento trocado en himno de redención que llega acunado por la brisa hasta las playas cautivas de nuestro Litoral.
Patria debe ser expresión palpitante del espíritu que aliente, guíe e inspire las inquietudes, anhelos, pensamientos y acción de la juventud, especialmente universitaria, responsable mañana de los destinos del país. Juventud pletórica de nobilísimos ideales que deben proclamarse y sostenerse con inmaculada pureza y que los quisiéramos inspirados en este pensamiento de Renán: "Una Nación es un alma, un principio espiritual. La Nación como el individuo es el resultado de un largo período de esfuerzos, sacrificios y abnegaciones".
Para concluir, permitidme, que en esta oportunidad en que hemos rememorado la decisión heroica de un pueblo viril y altivo, que "nada ni nadie pudo separarlo de la madre augusta", proclame aquí el sentimiento hondo y señero de la bolivianidad insobornable de Tarija y su fe inquebrantable en el luminoso destino de la Patria, amada y eterna.