Gerardo Methfessel 25/09/1906 – 14/07/1987
Gerardo Methfessel nació el 25/09/1906 en PAUSA IM VOGTLAND, Alemania. El 09/04/1927 sale de Alemania hacia Bolivia, para trabajar en Oruro, donde vive tres años y luego se viene a vivir a Tarija, la ciudad de su elección. Inaugura aquí un comercio con una gran variedad de productos...



Gerardo Methfessel nació el 25/09/1906 en PAUSA IM VOGTLAND, Alemania. El 09/04/1927 sale de Alemania hacia Bolivia, para trabajar en Oruro, donde vive tres años y luego se viene a vivir a Tarija, la ciudad de su elección.
Inaugura aquí un comercio con una gran variedad de productos importados, mayormente de Alemania.
Al ser él mismo un gran deportista empieza a formar jóvenes en el ámbito deportivo. Lleva al 1º Campeonato Nación al en La Paz una delegación tarijeña de atletismo, donde varios recibieron medallas de oro, inclusive se batieron records. Construye la primera cancha de tenis en Tarija y luego funda con varios amigos el Club de Tenis, donde construye con sus propios medios una cancha y la piscina. En su piscina privada se llevan a cabo campeonatos locales e incluso nacionales.
En 1936 contrae nupcias con la joven Liselotte Reese, de cuyo matrimonio nacen dos hijos: Carlos y Lydia Methfessel.
A raíz de la declaración de guerra de Bolivia a Alemania, y él siendo Cónsul Honorario de Alemania en Tarija, es exiliado en 1941. Retorna a Tarija después de 8 años y nunca más volvió a Alemania.
En 1955 funda con personalidades el Instituto Cultural Boliviano Alemán, donde fomentan tanto la cultura alemana, como la boliviana. Muchos artistas tarijeños fueron apoyados y llevados a ser conocidos a nivel nacional.
Por su amor a la naturaleza y a Tarija él se hace cargo ad-honorem del cuidado de la avenida costanera. Para la efeméride de 1973 la alcaldía le otorga la condecoración de la Batalla de la Tablada para testimoniar el reconocimiento del pueblo tarijeño por su labor en favor de esta tierra.
En 1973 recibe también la condecoración de la Orden al Mérito del gobierno Alemán en reconocimiento a la proficua labor desempañada al servicio de Bolivia y Alemania.
En 1974, en cumplimiento del “Servicio Civil Obligatorio”, fue nombrado por el Gral. Hugo Bánzer, Alcalde de Tarija, funciones que desempeñó hasta 1975. Durante este tiempo renunció a su sueldo en favor de obras comunales, ya que la Alcaldía, por ese entonces, era una entidad profundamente endeudada. Se debía a todos los comercios, talleres, hospital, aportes a la Caja Nacional de Salud, SETAR, COSAALT, sueldos a los empleados y obreros, al nosocomio de Sucre por la atención a internos de Tarija, y otros.
Don Gerardo empezó a igualar y cancelar todas las cuentas, no cobró sueldo alguno, sino invirtió en arreglar y pintar la fachada de la alcaldía, donó muebles para escuelas del campo, para la curación de enfermos y necesitados, donó miles de plantines para parques y jardines, por ese entonces abandonados. Limpió de basura la avenida Costanera (hoy Las Américas). Le puso servicios higiénicos públicos y un sistema de iluminación moderno para la época, con tubos fluorescentes, desde el puente San Martín hasta la facultad de Agronomía. Tendió tubos para riego de las plantas de la avenida, captada de la acequia del Molino.
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Pavimentó el parque Bolívar, lo cercó e iluminó con lámparas Philips y focos a gas de mercurio de alto rendimiento. Solo los postes y la instalación fueron por cuenta de la Alcaldía; lo demás: focos reactancias, luminarias, material eléctrico (para la instalación eléctrica subterránea) fue por cuenta propia, igualmente parte del alumbrado y riego de la avenida Costanera.
Don Gerardo Methefessel también hizo la primera modernización y ampliación del Mercado Central. Edificio de 3 pisos: un piso para las flores que tanto estimaba, planta baja para fruteras, verduleras y carniceros. Aquí también se construyó ambientes higiénicos.
Para realizar estos trabajos, y muchos otros, pidió la colaboración de 10 ciudadanos conocidos de Tarija, como consejo consultivo, y quienes comandarían las obras. Su trabajo era sin remuneración y ad-honorem. Una vez a la semana se reunían y reportaban las tareas encomendadas y se llevaban instrucciones para nuevas tareas. La reunión era puntual, de 5:00 a 6:00 de la tarde, en el despacho del alcalde, sin café ni té ni empanadas, menos coctail o vinito.
Don Gerardo abandonó su propio negocio en manos de su esposa e hijo para dedicarse de lleno a la Alcaldía, usaba siempre su camioneta particular, no tenía chofer y sacaba de su bolsillo para comprar la gasolina. A la salida del sol ya estaba inspeccionando el trabajo de los jardineros, llevaba macetas, plantilles y arbolitos. Luego puntual llegaba a su despacho en la Alcaldía, para controlar la contabilidad, pagos puntuales de sueldos y obligaciones, dictar correspondencia, atender al público, recibir delegaciones; cuando tuvo que hacer recepciones protocolares, como al Cardenal Clemente Maurer, al Gral. Hugo Bánzer, al Embajador de Alemania y a otros, los recibió en su casa o en su finca en Tomatitas, con sus propios dineros, para no malgastar los fondos de la comuna.
Durante su gestión como Alcalde, Tarija no recibió aporte alguno. Sin embargo, don Gerardo logró saldar todas las cuentas pendientes y deudas; cuando ya la Alcaldía contaba con fondos en sus arcas, apareció un militar que no lo dejó ingresar a su oficina, no pudo hacer un informe final de sus actividades, ni entregar la caja; no recibió una carta de agradecimiento por sus servicios, más bien se sintió arrojado, como una persona no deseada. Apenas se posesionó su sucesor, ya tenía las plaquetas con su nombre para la entrega de las obras del Mercado Central y del parque Bolívar, como si hubiera sido su autor y gestor.
La sociedad tarijeña se siente en deuda con este personaje, extranjero de nacimiento pero chapaco de corazón, que ha trabajado por Tarija como no lo ha hecho ningún tarijeño, con amor y desprendimiento; por lo cual la Sociedad de Etnografía e Historia ha querido enaltecer su figura en este acto de homenaje a él y a su distinguida familia.
Don Gerardo Methfessel falleció en Tarija el 14 de julio de 1987.
Inaugura aquí un comercio con una gran variedad de productos importados, mayormente de Alemania.
Al ser él mismo un gran deportista empieza a formar jóvenes en el ámbito deportivo. Lleva al 1º Campeonato Nación al en La Paz una delegación tarijeña de atletismo, donde varios recibieron medallas de oro, inclusive se batieron records. Construye la primera cancha de tenis en Tarija y luego funda con varios amigos el Club de Tenis, donde construye con sus propios medios una cancha y la piscina. En su piscina privada se llevan a cabo campeonatos locales e incluso nacionales.
En 1936 contrae nupcias con la joven Liselotte Reese, de cuyo matrimonio nacen dos hijos: Carlos y Lydia Methfessel.
A raíz de la declaración de guerra de Bolivia a Alemania, y él siendo Cónsul Honorario de Alemania en Tarija, es exiliado en 1941. Retorna a Tarija después de 8 años y nunca más volvió a Alemania.
En 1955 funda con personalidades el Instituto Cultural Boliviano Alemán, donde fomentan tanto la cultura alemana, como la boliviana. Muchos artistas tarijeños fueron apoyados y llevados a ser conocidos a nivel nacional.
Por su amor a la naturaleza y a Tarija él se hace cargo ad-honorem del cuidado de la avenida costanera. Para la efeméride de 1973 la alcaldía le otorga la condecoración de la Batalla de la Tablada para testimoniar el reconocimiento del pueblo tarijeño por su labor en favor de esta tierra.
En 1973 recibe también la condecoración de la Orden al Mérito del gobierno Alemán en reconocimiento a la proficua labor desempañada al servicio de Bolivia y Alemania.
En 1974, en cumplimiento del “Servicio Civil Obligatorio”, fue nombrado por el Gral. Hugo Bánzer, Alcalde de Tarija, funciones que desempeñó hasta 1975. Durante este tiempo renunció a su sueldo en favor de obras comunales, ya que la Alcaldía, por ese entonces, era una entidad profundamente endeudada. Se debía a todos los comercios, talleres, hospital, aportes a la Caja Nacional de Salud, SETAR, COSAALT, sueldos a los empleados y obreros, al nosocomio de Sucre por la atención a internos de Tarija, y otros.
Don Gerardo empezó a igualar y cancelar todas las cuentas, no cobró sueldo alguno, sino invirtió en arreglar y pintar la fachada de la alcaldía, donó muebles para escuelas del campo, para la curación de enfermos y necesitados, donó miles de plantines para parques y jardines, por ese entonces abandonados. Limpió de basura la avenida Costanera (hoy Las Américas). Le puso servicios higiénicos públicos y un sistema de iluminación moderno para la época, con tubos fluorescentes, desde el puente San Martín hasta la facultad de Agronomía. Tendió tubos para riego de las plantas de la avenida, captada de la acequia del Molino.
[gallery type="slideshow" size="full" ids="485519,485520,485522"]
Pavimentó el parque Bolívar, lo cercó e iluminó con lámparas Philips y focos a gas de mercurio de alto rendimiento. Solo los postes y la instalación fueron por cuenta de la Alcaldía; lo demás: focos reactancias, luminarias, material eléctrico (para la instalación eléctrica subterránea) fue por cuenta propia, igualmente parte del alumbrado y riego de la avenida Costanera.
Don Gerardo Methefessel también hizo la primera modernización y ampliación del Mercado Central. Edificio de 3 pisos: un piso para las flores que tanto estimaba, planta baja para fruteras, verduleras y carniceros. Aquí también se construyó ambientes higiénicos.
Para realizar estos trabajos, y muchos otros, pidió la colaboración de 10 ciudadanos conocidos de Tarija, como consejo consultivo, y quienes comandarían las obras. Su trabajo era sin remuneración y ad-honorem. Una vez a la semana se reunían y reportaban las tareas encomendadas y se llevaban instrucciones para nuevas tareas. La reunión era puntual, de 5:00 a 6:00 de la tarde, en el despacho del alcalde, sin café ni té ni empanadas, menos coctail o vinito.
Don Gerardo abandonó su propio negocio en manos de su esposa e hijo para dedicarse de lleno a la Alcaldía, usaba siempre su camioneta particular, no tenía chofer y sacaba de su bolsillo para comprar la gasolina. A la salida del sol ya estaba inspeccionando el trabajo de los jardineros, llevaba macetas, plantilles y arbolitos. Luego puntual llegaba a su despacho en la Alcaldía, para controlar la contabilidad, pagos puntuales de sueldos y obligaciones, dictar correspondencia, atender al público, recibir delegaciones; cuando tuvo que hacer recepciones protocolares, como al Cardenal Clemente Maurer, al Gral. Hugo Bánzer, al Embajador de Alemania y a otros, los recibió en su casa o en su finca en Tomatitas, con sus propios dineros, para no malgastar los fondos de la comuna.
Durante su gestión como Alcalde, Tarija no recibió aporte alguno. Sin embargo, don Gerardo logró saldar todas las cuentas pendientes y deudas; cuando ya la Alcaldía contaba con fondos en sus arcas, apareció un militar que no lo dejó ingresar a su oficina, no pudo hacer un informe final de sus actividades, ni entregar la caja; no recibió una carta de agradecimiento por sus servicios, más bien se sintió arrojado, como una persona no deseada. Apenas se posesionó su sucesor, ya tenía las plaquetas con su nombre para la entrega de las obras del Mercado Central y del parque Bolívar, como si hubiera sido su autor y gestor.
La sociedad tarijeña se siente en deuda con este personaje, extranjero de nacimiento pero chapaco de corazón, que ha trabajado por Tarija como no lo ha hecho ningún tarijeño, con amor y desprendimiento; por lo cual la Sociedad de Etnografía e Historia ha querido enaltecer su figura en este acto de homenaje a él y a su distinguida familia.
Don Gerardo Methfessel falleció en Tarija el 14 de julio de 1987.