Hermano ve a la tierra
Hermano, ve a la tierra. Tatúala de surcos. Que tu sudor la torne de erial en tálamo fecundo. Ella pondrá en tu sangre envejecida un renovado pulso. Será como una amante: calor vital y penetrante efluvio de primavera tiene su regazo desnudo. Echa al voleo, hermano, la...
Hermano, ve a la tierra.
Tatúala de surcos.
Que tu sudor la torne
de erial en tálamo fecundo.
Ella pondrá en tu sangre envejecida
un renovado pulso.
Será como una amante:
calor vital y penetrante efluvio
de primavera tiene
su regazo desnudo.
Echa al voleo, hermano, la simiente,
como si fueras Dios sembrando mundos.
¡Por el don de tus manos,
cuna será la tierra y no sepulcro!
Hermano, ve a la siega.
Prolonga en hoz la fuerza de tus músculos.
¡Tuya será la gloria
de cosechar el sol en áureos frutos!
Después vendrá la fiesta de la trilla,
Bajo un temblor de cascos inseguros
Redoblarán los parches de las eras
Desde el alba al crepúsculo.
Y aventarás el trigo polvoriento
en las heladas ráfagas de junio.
Hermano, ve al molino.
Ese patriarca músico
—copla de piedra y agua
en natal contrapunto
— demolerá cantando
el trigo del terruño.
Hermano, da a tu pueblo,
con el pan de tu harina, paz y júbilo.
¡Tu primera moneda será un beso
escurrido del sol hasta tus puños!
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Tatúala de surcos.
Que tu sudor la torne
de erial en tálamo fecundo.
Ella pondrá en tu sangre envejecida
un renovado pulso.
Será como una amante:
calor vital y penetrante efluvio
de primavera tiene
su regazo desnudo.
Echa al voleo, hermano, la simiente,
como si fueras Dios sembrando mundos.
¡Por el don de tus manos,
cuna será la tierra y no sepulcro!
Hermano, ve a la siega.
Prolonga en hoz la fuerza de tus músculos.
¡Tuya será la gloria
de cosechar el sol en áureos frutos!
Después vendrá la fiesta de la trilla,
Bajo un temblor de cascos inseguros
Redoblarán los parches de las eras
Desde el alba al crepúsculo.
Y aventarás el trigo polvoriento
en las heladas ráfagas de junio.
Hermano, ve al molino.
Ese patriarca músico
—copla de piedra y agua
en natal contrapunto
— demolerá cantando
el trigo del terruño.
Hermano, da a tu pueblo,
con el pan de tu harina, paz y júbilo.
¡Tu primera moneda será un beso
escurrido del sol hasta tus puños!
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