Libros de la Biblia Habacuc
Autor: Habacuc “uno que abraza” Tema: La confianza en Dios Fecha: Aproximadamente 625 a.C. Lugar: Judá Judá estaba gobernada por los asirios, y la sociedad estaba política y religiosamente corrompida. Habacuc vivía en tiempos de maldad descontrolada: la gente abusaba de su poder, la...



Autor: Habacuc “uno que abraza”
Tema: La confianza en Dios
Fecha: Aproximadamente 625 a.C.
Lugar: Judá
Judá estaba gobernada por los asirios, y la sociedad estaba política y religiosamente corrompida. Habacuc vivía en tiempos de maldad descontrolada: la gente abusaba de su poder, la ley era ignorada, todo era corrupción y violencia. Por eso clamó a Dios para que el pecado acabara. “¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan” (1:2-3)
Dios responde a Habacuc diciendo: “Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas” (1:6).
Capítulo 2.- Dios le dice a Habacuc que levantaría una nación para destruir a Judá por sus propios pecados. Los caldeos (babilonios) gobernaron el antiguo cercano oriente (612-539 a.C.) administrando trágicamente una justicia propia.
Habacuc totalmente confundido y perturbado por la respuesta de Dios, le cuestiona ¿por qué usaría una nación cruel y pagana más pecadora que ellos para castigarlos? Dios le contesta que luego Él va a juzgar a esa nación, y será después de castigar a Judá:
v.6: Los juzgará por el abuso y apoderarse de lo que no era suyo
v.8: Por despojar a otras naciones
v.9: Por la codicia de lo ajeno
v.10-12: Por los derramamientos de sangre
v.15: Embriaguez e inmoralidad, pero la mayor condenación de Dios: la idolatría.
Capítulo 3.- Es un cántico maravilloso, una poesía hebrea. Habacuc le dice a Dios que está atemorizado “Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer…” (v.2).
Este cántico se divide en tres secciones:
v. 1-2 La oración del profeta
v. 3-16 El programa de Dios
v. 17-19 La posición del profeta
El libro de Habacuc termina con un canto de alabanza reconociendo la sabiduría de Dios. A pesar del miedo de la invasión de los caldeos, Habacuc confía en Dios, de la obra redentora y fiel del Señor.
“Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados
no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación” (v.17-18)
¿Dónde está Dios cuando la gente sufre? Esta es una pregunta común cuando hay sufrimiento en la vida de las personas, ¿por qué Dios permite tanto sufrimiento, tanta maldad, y no hace nada para impedirlo? Pero así como tenía el control en los tiempos de Habacuc, Dios sigue manteniendo el control hoy; aunque parezca que no estuviera actuando, Él sigue haciéndolo. Los caminos de Dios no son los nuestros, sino que están más allá de nuestra comprensión.
Debemos ocuparnos de conocer mejor el carácter de Dios, confiar en Él aún en situaciones incomprensibles. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn 14:6). Un creyente que haya aceptado a Cristo como su salvador, debe perseverar en su fe a pesar de las crisis y el sufrimiento “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá” (Habacuc 2:4).
Tema: La confianza en Dios
Fecha: Aproximadamente 625 a.C.
Lugar: Judá
Judá estaba gobernada por los asirios, y la sociedad estaba política y religiosamente corrompida. Habacuc vivía en tiempos de maldad descontrolada: la gente abusaba de su poder, la ley era ignorada, todo era corrupción y violencia. Por eso clamó a Dios para que el pecado acabara. “¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan” (1:2-3)
Dios responde a Habacuc diciendo: “Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas” (1:6).
Capítulo 2.- Dios le dice a Habacuc que levantaría una nación para destruir a Judá por sus propios pecados. Los caldeos (babilonios) gobernaron el antiguo cercano oriente (612-539 a.C.) administrando trágicamente una justicia propia.
Habacuc totalmente confundido y perturbado por la respuesta de Dios, le cuestiona ¿por qué usaría una nación cruel y pagana más pecadora que ellos para castigarlos? Dios le contesta que luego Él va a juzgar a esa nación, y será después de castigar a Judá:
v.6: Los juzgará por el abuso y apoderarse de lo que no era suyo
v.8: Por despojar a otras naciones
v.9: Por la codicia de lo ajeno
v.10-12: Por los derramamientos de sangre
v.15: Embriaguez e inmoralidad, pero la mayor condenación de Dios: la idolatría.
Capítulo 3.- Es un cántico maravilloso, una poesía hebrea. Habacuc le dice a Dios que está atemorizado “Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer…” (v.2).
Este cántico se divide en tres secciones:
v. 1-2 La oración del profeta
v. 3-16 El programa de Dios
v. 17-19 La posición del profeta
El libro de Habacuc termina con un canto de alabanza reconociendo la sabiduría de Dios. A pesar del miedo de la invasión de los caldeos, Habacuc confía en Dios, de la obra redentora y fiel del Señor.
“Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados
no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación” (v.17-18)
¿Dónde está Dios cuando la gente sufre? Esta es una pregunta común cuando hay sufrimiento en la vida de las personas, ¿por qué Dios permite tanto sufrimiento, tanta maldad, y no hace nada para impedirlo? Pero así como tenía el control en los tiempos de Habacuc, Dios sigue manteniendo el control hoy; aunque parezca que no estuviera actuando, Él sigue haciéndolo. Los caminos de Dios no son los nuestros, sino que están más allá de nuestra comprensión.
Debemos ocuparnos de conocer mejor el carácter de Dios, confiar en Él aún en situaciones incomprensibles. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn 14:6). Un creyente que haya aceptado a Cristo como su salvador, debe perseverar en su fe a pesar de las crisis y el sufrimiento “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá” (Habacuc 2:4).