El carruaje
Al nacer nos encontramos con el regalo de nuestro cuerpo, un carruaje personalizado para cada uno. Apenas nacemos nuestras necesidades, nuestros instintos nos hacen mover, pedir alimento, cuidados… esos son los caballos que permiten la movilidad y autonomía para no depender siempre de los...



Al nacer nos encontramos con el regalo de nuestro cuerpo, un carruaje personalizado para cada uno. Apenas nacemos nuestras necesidades, nuestros instintos nos hacen mover, pedir alimento, cuidados… esos son los caballos que permiten la movilidad y autonomía para no depender siempre de los demás, y poder colmar nuestras necesidades y realizar nuestros deseos. Los caballos que tiran del carruaje, son los sentimientos, deseos, necesidades y pulsiones que nos empujan a vivir.
En nuestra experiencia de andar nos vamos dando cuenta que estos deseos algo descontrolados, nos ponen en riesgo. Ahí es donde debemos aprender a controlar y domesticar a nuestros caballos internos. Para ello necesitamos un cochero, nuestra mente, nuestra capacidad de pensar y razonar para conducirnos por el mejor camino. El cochero es quien puede conducir con conocimiento hacia dónde dirigir los impulsos,
Pero lo más importante es que esas tres partes tuyas, carruaje (cuerpo) caballos (deseos, espíritu, pulsiones) y cochero (mente) funcionen armoniosamente. Porque si dejamos que los impulsos tomen las riendas, podemos exponernos a situaciones peligrosas. Es el cochero quien podrá valorar cual es el mejor camino. Pero los caballos son los que en definitiva tienen la energía para tirar del carruaje. Un cochero preparado para guiar a los caballos con cariño y para buscar los mejores caminos para no tropezar.
En nuestra experiencia de andar nos vamos dando cuenta que estos deseos algo descontrolados, nos ponen en riesgo. Ahí es donde debemos aprender a controlar y domesticar a nuestros caballos internos. Para ello necesitamos un cochero, nuestra mente, nuestra capacidad de pensar y razonar para conducirnos por el mejor camino. El cochero es quien puede conducir con conocimiento hacia dónde dirigir los impulsos,
Pero lo más importante es que esas tres partes tuyas, carruaje (cuerpo) caballos (deseos, espíritu, pulsiones) y cochero (mente) funcionen armoniosamente. Porque si dejamos que los impulsos tomen las riendas, podemos exponernos a situaciones peligrosas. Es el cochero quien podrá valorar cual es el mejor camino. Pero los caballos son los que en definitiva tienen la energía para tirar del carruaje. Un cochero preparado para guiar a los caballos con cariño y para buscar los mejores caminos para no tropezar.