El sector de comidas del Mercado Central está desértico
La pandemia puso "en jaque" a ciertos negocios en Tarija
Muchas personas que de manera imprevista se vieron sin sus fuentes laborales buscaron alternativas para sobrevivir y generar algo de dinero



Si bien la cuarentena permitió surgir oportunidades como la venta de productos de limpieza, de equipos de bioseguridad o el servicio delivery, negocios como la venta de comida en el Mercado Central, de bebidas en restaurantes, de ropa nueva e incluso los animadores infantiles – payasos - fueron afectados en sus ingresos a causa del aislamiento establecido para evitar el contagio del coronavirus.
La administradora del Club Royal Obrero, Yola Aro, contó que la cuarentena sorprendió a todos los restaurantes y los dejó sin trabajar. En su caso, los ingresos provenían del alquiler de las canchas de juego y de la venta de refrescos y bebidas alcohólicas, aunque ya tenía poca clientela.
“No se podía vender otros alimentos – sostuvo - con las normas de salubridad, porque el Royal Obrero es una construcción antigua, lo socios tendrían que hacer renovaciones, pero no se preocupan. Lo poco que se vendía ya no lo tenemos y tratamos de hacer algo para generar dinero, hacer otras cosas”.
Otra pérdida que sufrieron fue que los locales se quedaron con las bebidas en las que habían invertido un capital. Algunas empresas están aceptando la devolución o el cambio de los productos, otras no. Contó, por ejemplo, que Coca Cola no está dispuesta a realizar la devolución. “Buscamos solucionar de alguna manera este tema”, agregó.
La vendedora de comida en el Mercado Central, Rosario, junto a otra de sus compañeras son las únicas que mantienen abierto sus puestos – el 11 y el 12 -, el lugar está desértico porque los administradores no permiten que la gente suba al segundo piso donde está instalado ese comedor público, pero pueden conseguir algo de dinero.
“Vendo una sopita de arroz, unas cuatro a cinco milanesas, algunos clientes vuelven – indicó-, pero no dejan que se siente nadie, solo para llevar. Tengo dos hijas, a una le paso pensión, por eso estoy obligada a salir, es muy poca la venta porque ya no hay publicidad para que la gente suba. Del 100 por ciento ha caído a un 75 por ciento, pero hay días que ni eso”.
Prendas
Alisandra Ochoa, de la boutique “Sofía”, que oferta prendas nuevas para niños y jóvenes contó que las ventas cayeron mucho, la tienda suele estar “silencio”, las personas no compran, ingresan y solo miran, hay días que apenas alcanza a 100 bolivianos y otros consigue solo para comer.
Nelvi, de la tienda de modas “Vip”, adujo que aumentó la competencia en la venta de ropa nueva, la gente busca el precio más barato y se va a la ropa americana, pero hay personas “que son de tener” y buscan de marca. Antes lograba entre 1.000 a 2.000 bolivianos por día, pero ahora apenas llega a entre 700 y 800.
Camila, que atiende la venta de ropa americana “Chura Dama”, contó que existen días en los que se vende bien y otros suelen caer los ingresos. Contó que los precios suelen ser un poco más caros porque no es de fardo, sino seleccionada, por ejemplo, las camisas cuestan a 40 bolivianos y otras que tienen la etiqueta aún más. Su ingreso en promedio por día es unos 500 bolivianos.
Animadores infantiles
El asesor de la Asociación Tarijeña de Animadores Infantiles (Atai), César Augusto Siles, contó que la crisis la fueron arrastrando desde octubre de 2019, cuando hubo un paro que duró un mes, desde ese momento ya no pudieron recuperarse, en diciembre hubo algún ingreso, en carnaval no suelen haber fiestas infantiles y llegó la pandemia.
“En marzo cuando ya empezábamos a salir para tener contratos inició el encierro, sin público no somos nada, la mayoría de los payasos no tenían ahorros y están más de ocho meses sin ingresos, especialmente para los que vivimos de nuestro arte, todos se están dedicando a vender lo que sea”, contó.
Por ejemplo, una amiga que trae pescado de Villa Montes le sugirió prepararlo a la parrilla y entregar a domicilio, pero ya mucha gente se dedicaba a esta actividad y no quiso ingresar en esa competencia porque agravaría el problema social, por lo que prefirió dejarlo.
Admitió que recibieron ayuda de muchas personas y a quienes agradeció de sobre manera, les llevaban “aunque sea un kilito” de arroz, fideo y aceite, no era mucho, pero les permitía sobrevivir dos semanas y así la fueron pasando.
“Hay autoridades que se están moviendo para colaborarnos – apuntó -, pero manteniendo nuestra dignidad, nos permiten trabajar en nuestro arte, no es mucho lo que nos están dando, pero al menos promueven actividades, en el caso de los payasos, estamos haciendo títeres para vender, damos educación virtual, algunos talleres sobre nuestro trabajo, por ejemplo maquillaje para payasos”.