Alan Berríos y las oportunidades en tiempos de crisis
Tras años de anhelar una incursión en el mundo de la moda, Alan se lanzó al mercado con unos barbijos únicos.




Ya desde la infancia que el experimentar con textiles y sus diferentes combinaciones era parte de la rutina de Alan Fabián Vincen Berríos Aguirre. En ese entonces se la pasaba descubriendo el mundo textil en el taller de su padre y subconscientemente se iban gestando las ganas por diseñar y crear en la industria de la moda.
La vida llevaría a Alan por otros caminos y se formaría como arquitecto urbanista, dejando temporalmente de lado ese gusto por la moda. Sin embargo, en el 2017 las ganas resurgirían con la intención de crear su propia marca. Entonces iniciaría el proceso de creación de la misma, bautizándola como “Vincen”, como su tercer nombre. Con el tiempo diseñó un logo, definió una identidad de marca y una estrategia de branding.
El proyecto avanzaba paso a paso hasta que llegó la pandemia por covid-19 para acelerarlo. Durante la cuarentena rígida las ganas latentes de lanzar su marca se reavivaron y el contexto de crisis dotó de una nueva mirada a Alan. Él decidió concentrarse en identificar las oportunidades dentro de todos los problemas nacientes. Es así que, al ubicar la pandemia junto a su meta de crear prendas, supo que los barbijos eran la respuesta.
“Si la vida te da limones, debes hacer la mejor limonada”.
Alan recuerda cómo esos primeros meses de pandemia los barbijos escaseaban en la oferta local, por lo que supo que ahí estaba el producto que debía crear. Pero de la misma manera sabía que no se trataba de solo vender, pues trabajaría diseñando un accesorio de bioseguridad. Aprovechando que la Organización Mundial de la Salud publicó una serie de parámetros sobre tipos de telas y combinaciones para la fabricación de barbijos, Alan empezó una etapa de testeos con esos materiales para sacar un primer prototipo.
Tras más de 20 prototipos, a finales de mayo lanzó los dos primeros modelos. Se trata de un barbijo de tela no tejida (según las recomendaciones de la OMS) y de otro en base a polipropileno. Con precios entre los Bs. 20 y los Bs. 30, cada barbijo es lavable y tiene una vida útil de tres meses en promedio, aunque Alan especifica que el cuidado que se les da es importante.
Además, Alan explica que busca que el sello de “Vincen” sea la comodidad y la funcionalidad. Es por ello que tienen diseños ergonómicos en diferentes tallas y, además, cuentan con correas regulables que liberan las orejas.
Aunque hoy los barbijos le son un éxito, para el futuro planea lanzar líneas de poleras, mallas y corbatas.