“México Bike Food” el emprendimiento eco friendly
Los sueños son el ingrediente perfecto con Alejandro Roquette
“Mucha gente se acerca, pide una quesadilla, pero también te pide una bolsa”,
“Mucha gente se acerca, pide una quesadilla, pero también te pide una bolsa”, dice Alejandro Roquette Paredes cuando nos cuenta sobre aquellos momentos desafiantes que le ha tocado vivir, en una ciudad en la que aún es muy común emplear envases y bolsas plásticas para el transporte de alimentos.
Alejandro maneja situaciones como esta con la mejor actitud, buscando promover valores medioambientales a través de “México Bike Food”, el emprendimiento eco friendly que inició hace tres años junto a su esposa Sara Chamas.
Alejandro cuenta “teníamos un local en la calle Corrado, pero tuvimos que dejar el lugar, es ahí donde vemos la posibilidad de hacer algo similar a los triciclos tamaleros de México”.
Hace tres años aquel gusto por la cultura y la gastronomía mexicana, que compartía la joven pareja los llevó a embarcarse en uno de los mayores proyectos de su vida, emprender desde “cero”.
“De a poco hemos ido contagiando a la gente haciendo que se animen a leer”, dice con satisfacción.
“La bicicleta es un regalo de niña de mi esposa, la parte central de la cocina ya la teníamos. Hemos tenido que hacer varios ajustes. Con la ayuda de un amigo del circo “Tatto”, un chileno que era payaso y también el encargado de todo lo que eran las estructuras, hicimos las soldaduras. Las llantas que estaban en desuso las hemos rescatado” recuerda con nostalgia Alejandro.
Cada mañana toma las quesadillas que ha preparado la noche anterior, agarra la bicicleta que delante de sí lleva un carrito de comida y en la parte posterior dos cajas de manzanas, una sobre otra -repletas de libros- a lo que él bautizó como la “Bibliobici”. Así se dispone a recorrer diferentes puntos de la ciudad.
Sus habituales sitios de venta, antes de la pandemia del coronavirus, eran el colegio San Bernardo por las mañanas y la plazuela Sucre por las tardes, sus principales comensales, los colegiales. Alejandro confiesa que “el cierre de los colegios fue el primer golpe que recibieron”. Lo que se vislumbraba como un escenario gris pronto traería nuevas oportunidades para su emprendimiento.
“México Bike Food” encaja perfectamente con los valores de una economía sostenible. Este modelo de negocio combina el desarrollo de actividades financieras rentables con el crecimiento social y ambiental.
Uno de los puntos fuertes de este emprendimiento gastronómico es evitar el uso innecesario del plástico o de cualquier material que vaya a generar una carga ambiental significativa. Alejandro cuenta “hemos arrancado con bolsas de papel Kraft, después hemos ido consiguiendo envases compostables y biodegradables. Ahora trabajamos también con servilletas ecológicas, que son menos procesadas y tienen una descomposición más rápida”.
Sin embargo, los cambios están llegando poco a poco. “Ha sido muy lindo arrancar con esto y poder contagiar a la gente. Somos un punto verde” dice Alejandro. “Sé que hay muchos emprendimientos de amigos que están empezando a usar bolsas de papel, bandejas y servilletas biodegradables”.
Una biblioteca sobre ruedas
El proyecto de “Bibliobici” que lleva dos años formando parte de aquel carrito de tacos y quesadillas comenzó con una simple caja de manzanas y con algunos libros que Alejandro tomó de su biblioteca personal. “Al principio era complicado, la gente pasaba, miraba la biblioteca del carro y no entendía mucho”, cuenta Roquette, “los primeros en acercarse, a tomar un libro y sentarse a leer fueron los más pequeños”, revela.
Hoy aquella modesta caja de manzanas que albergaba algunos libros se ha quedado corta de espacio. Los textos han ido incrementando gracias a las donaciones de asiduos lectores que fueron apareciendo. “Hemos tenido que ampliar y ahora tenemos una biblioteca, por decirlo así, de dos pisos”.
Él ha visto pasar muchos lectores, varios de ellos hicieron “trueques”, pero uno de ellos aún permanece en su memoria. “Había un niño que vendía dulces. Venía cada noche y levantaba el mismo libro y al final se lo terminé regalando”, dice Alejandro, que también es padre de dos niñas.
Las frases
“Es un triciclo típico mexicano, pero con una fusión europea. Hemos tratado de darle mucho amor y personalizarlo”, destaca el emprendedor.
“El carrito está hecho en un 80% de material reutilizado. Desde la bicicleta hasta las llantas”, cuenta Alejandro.