Caminos vecinales, las rutas clandestinas en cuarentena
El pasado 19 de abril un mensaje difundido por las redes sociales advertía que por el antiguo camino al Chaco circulaban los motorizados casi de manera normal, además indicaba que así se burlaban las trancas y los controles sanitarios. Esto lo hacían sobre todo vehículos que llegaban de...
El pasado 19 de abril un mensaje difundido por las redes sociales advertía que por el antiguo camino al Chaco circulaban los motorizados casi de manera normal, además indicaba que así se burlaban las trancas y los controles sanitarios. Esto lo hacían sobre todo vehículos que llegaban de Santa Cruz y el Chaco tarijeño.
La alerta parecía tener sentido, por lo que ante esta situación El País se puso en la tarea de corroborar aquella información. Tras varios días de averiguaciones previas se logró un contacto, un "chofer" que prometía llegar hasta el municipio de Entre Ríos sin pasar por ningún control y sin tener problema alguno.
Incluso, ofreció llevarnos hasta un punto que evadía los controles y de ahí dejarnos a nuestra suerte. “Yo te hago una carrera de cien luquitas y te llevo hasta cierta parte y de ahí te vas a ondear solito, e irás a parar a donde quieras. Yo te aviso eso te va a costar cien”.
Con la punta del ovillo en mano se lograron más detalles sobre aquella ruta clandestina que saltaba los controles de El Portillo y de Santa Ana. Por lo que finalmente se rechazó la oferta del transportista "X", quien tras la negativa, advirtió que si nos lanzábamos solos en la aventura, era peligroso, pues habían delincuentes en medio del camino. Éstos según aseguraba nos harían parar, asaltarían e incluso violarían.
Se tomaron los riesgos y las precauciones necesarias. La clave era ir por aquellos caminos durante la madrugada, pues esa era la hora en la que circulaban aquellos infractores de la cuarentena, llevando personas desde el Chaco a la ciudad de Tarija y viceversa.
La travesía
[caption id="attachment_550313" align="aligncenter" width="491"] Recorrido del camino vecinal para evadir controles[/caption]
Eran las 2.40 de la madrugada del miércoles, la noche estrellada y húmeda matizaba el recorrido, Tarija parecía dormir y más en tiempos de cuarentena. Sin embargo, pasaba todo menos aquello. Partiendo desde San Luis, el primer control que se suponía debíamos cruzar, a la altura de los cuarteles, estaba ausente.
Seguimos por la avenida Víctor Paz y en vez de llegar directo por aquella vía hasta El Portillo, nos desviamos por la avenida Octavio Campero, directo hasta la zona del botadero de Pampa Galana. El camino oscuro, solitario y silencioso aún no revelaba su secreto. Llegamos a un cruce que invitaba a la comunidad de Pampa Galana, pero tomamos la otra vía.
El objetivo era llegar a la comunidad de La Gamoneda, para lo cual subimos un cerro muy accidentado, con curvas cerradas y pronunciadas. Por la vía de un solo carril, únicamente transitaba un vehículo. Fue entonces inevitable pensar en la carretera de la muerte como se conoce a la ruta que lleva a los Yungas en el departamento de La Paz.
En medio de la nada, con escasas instrucciones que recabamos días antes y la ayuda de Google Maps continuamos la travesía.
Tras una hora de viaje el silencio y la oscuridad se volvieron una constante. Fue entonces cuando la duda sobre la veracidad de los rumores nos invadió. Más aún, justo cuando el reloj marcó las 3.40 nos cruzamos con una camioneta negra. Afortunadamente la recelosa vía permitió el paso lento de ambos motorizados. Cruzamos unas cuantas palabras con el otro conductor, quien habló con gran desconfianza desde su camioneta.
Seis minutos más tarde un segundo vehículo pasó por el camino, también en sentido contrario, se trataba de una vagoneta blanca. De inmediato solicitamos orientación para llegar a Entre Ríos: “Vaya bordeando la peña, doble a la izquierda y baje una rajada bien plantadita, entre a una quebrada y siga ese camino”, explicó.
Poco más tarde una motocicleta pasó por el lugar. Tres minutos después (03.50) llegamos a un portón que se encontraba abierto y por el cual ingresamos. Era la “rajada bien plantadita” que nos habían explicado, pero a los minutos de avanzar por la quebrada nos perdimos y nuevamente no llegábamos a nada.
De inmediato retornamos al portón, y fue entonces cuando a las 4.00, una vagoneta oscura cruzó dicho portón y se metió a la quebrada. Dimos media vuelta y seguimos a ese vehículo sin dudarlo. Nunca lo alcanzamos, pero nos sirvió de guía.
A las 4.40, después de cruzar por quebradas y transitar un camino menos sinuoso, finalmente llegamos al cruce donde se empalma el camino vecinal con la carretera que va a Entre Ríos.
Para ese entonces ya habíamos sorteado los controles de El Portillo y de Santa Ana. En el lugar un solitario letrero da cuenta de una obra de ampliación de viviendas que incluye a las comunidades de Caldera Grande, Yesera Sud y San Agustín Norte.
[caption id="attachment_550319" align="alignnone" width="696"] Cruce entre el camino vecinal y la carretera a Entre Ríos[/caption]
Para terminar de constatar la ruta clandestina decidimos esperar para ver si algún otro vehículo usaba a esa hora aquel camino vecinal. Tras 15 minutos, un auto liviano ingresó desde aquella ruta a toda velocidad.
Ya de retorno, usamos la carretera principal. La circulación de vehículos a esa hora de la madrugada es casi normal, pero ingresan sobre todo motorizados con productos alimenticios.
La primera parada es la tranca de Santa Ana, donde se realizan los controles y el fumigado de los vehículos . Ahí nos confirman que es el último control antes de llegar a Entre Ríos. Unos metros más allá, están los militares en El Portillo, también controlando la circulación. La seguridad con la que se efectúan estas labores en la vía principal disfraza a momentos lo que sucede en las rutas clandestinas.
[caption id="attachment_550332" align="alignnone" width="696"] Control en Santa Ana, carretera principal[/caption]
Las denuncias
Desde el jueves 19 de marzo la Presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez, suspendió el transporte terrestre interdepartamental e interprovincial de pasajeros en los nueve departamentos. Fue entonces cuando los controles en las trancas se volvieron una constante. Más aun, a la fecha, se han registrado cientos de denuncias sobre la llegada de personas del interior del país, de manera clandestina, a la ciudad tarijeña.
Éste es sólo una de los tantos caminos vecinales que usan transportistas indisciplinados para llegar a Tarija desde diferentes puntos del país.
*El recorrido se lo realizó junto a periodistas de PlusTlt
La alerta parecía tener sentido, por lo que ante esta situación El País se puso en la tarea de corroborar aquella información. Tras varios días de averiguaciones previas se logró un contacto, un "chofer" que prometía llegar hasta el municipio de Entre Ríos sin pasar por ningún control y sin tener problema alguno.
Incluso, ofreció llevarnos hasta un punto que evadía los controles y de ahí dejarnos a nuestra suerte. “Yo te hago una carrera de cien luquitas y te llevo hasta cierta parte y de ahí te vas a ondear solito, e irás a parar a donde quieras. Yo te aviso eso te va a costar cien”.
Con la punta del ovillo en mano se lograron más detalles sobre aquella ruta clandestina que saltaba los controles de El Portillo y de Santa Ana. Por lo que finalmente se rechazó la oferta del transportista "X", quien tras la negativa, advirtió que si nos lanzábamos solos en la aventura, era peligroso, pues habían delincuentes en medio del camino. Éstos según aseguraba nos harían parar, asaltarían e incluso violarían.
Se tomaron los riesgos y las precauciones necesarias. La clave era ir por aquellos caminos durante la madrugada, pues esa era la hora en la que circulaban aquellos infractores de la cuarentena, llevando personas desde el Chaco a la ciudad de Tarija y viceversa.
La travesía
[caption id="attachment_550313" align="aligncenter" width="491"] Recorrido del camino vecinal para evadir controles[/caption]
Eran las 2.40 de la madrugada del miércoles, la noche estrellada y húmeda matizaba el recorrido, Tarija parecía dormir y más en tiempos de cuarentena. Sin embargo, pasaba todo menos aquello. Partiendo desde San Luis, el primer control que se suponía debíamos cruzar, a la altura de los cuarteles, estaba ausente.
Seguimos por la avenida Víctor Paz y en vez de llegar directo por aquella vía hasta El Portillo, nos desviamos por la avenida Octavio Campero, directo hasta la zona del botadero de Pampa Galana. El camino oscuro, solitario y silencioso aún no revelaba su secreto. Llegamos a un cruce que invitaba a la comunidad de Pampa Galana, pero tomamos la otra vía.
El objetivo era llegar a la comunidad de La Gamoneda, para lo cual subimos un cerro muy accidentado, con curvas cerradas y pronunciadas. Por la vía de un solo carril, únicamente transitaba un vehículo. Fue entonces inevitable pensar en la carretera de la muerte como se conoce a la ruta que lleva a los Yungas en el departamento de La Paz.
En medio de la nada, con escasas instrucciones que recabamos días antes y la ayuda de Google Maps continuamos la travesía.
Tras una hora de viaje el silencio y la oscuridad se volvieron una constante. Fue entonces cuando la duda sobre la veracidad de los rumores nos invadió. Más aún, justo cuando el reloj marcó las 3.40 nos cruzamos con una camioneta negra. Afortunadamente la recelosa vía permitió el paso lento de ambos motorizados. Cruzamos unas cuantas palabras con el otro conductor, quien habló con gran desconfianza desde su camioneta.
Seis minutos más tarde un segundo vehículo pasó por el camino, también en sentido contrario, se trataba de una vagoneta blanca. De inmediato solicitamos orientación para llegar a Entre Ríos: “Vaya bordeando la peña, doble a la izquierda y baje una rajada bien plantadita, entre a una quebrada y siga ese camino”, explicó.
Poco más tarde una motocicleta pasó por el lugar. Tres minutos después (03.50) llegamos a un portón que se encontraba abierto y por el cual ingresamos. Era la “rajada bien plantadita” que nos habían explicado, pero a los minutos de avanzar por la quebrada nos perdimos y nuevamente no llegábamos a nada.
De inmediato retornamos al portón, y fue entonces cuando a las 4.00, una vagoneta oscura cruzó dicho portón y se metió a la quebrada. Dimos media vuelta y seguimos a ese vehículo sin dudarlo. Nunca lo alcanzamos, pero nos sirvió de guía.
A las 4.40, después de cruzar por quebradas y transitar un camino menos sinuoso, finalmente llegamos al cruce donde se empalma el camino vecinal con la carretera que va a Entre Ríos.
Para ese entonces ya habíamos sorteado los controles de El Portillo y de Santa Ana. En el lugar un solitario letrero da cuenta de una obra de ampliación de viviendas que incluye a las comunidades de Caldera Grande, Yesera Sud y San Agustín Norte.
[caption id="attachment_550319" align="alignnone" width="696"] Cruce entre el camino vecinal y la carretera a Entre Ríos[/caption]
Para terminar de constatar la ruta clandestina decidimos esperar para ver si algún otro vehículo usaba a esa hora aquel camino vecinal. Tras 15 minutos, un auto liviano ingresó desde aquella ruta a toda velocidad.
Ya de retorno, usamos la carretera principal. La circulación de vehículos a esa hora de la madrugada es casi normal, pero ingresan sobre todo motorizados con productos alimenticios.
La primera parada es la tranca de Santa Ana, donde se realizan los controles y el fumigado de los vehículos . Ahí nos confirman que es el último control antes de llegar a Entre Ríos. Unos metros más allá, están los militares en El Portillo, también controlando la circulación. La seguridad con la que se efectúan estas labores en la vía principal disfraza a momentos lo que sucede en las rutas clandestinas.
[caption id="attachment_550332" align="alignnone" width="696"] Control en Santa Ana, carretera principal[/caption]
Las denuncias
Desde el jueves 19 de marzo la Presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez, suspendió el transporte terrestre interdepartamental e interprovincial de pasajeros en los nueve departamentos. Fue entonces cuando los controles en las trancas se volvieron una constante. Más aun, a la fecha, se han registrado cientos de denuncias sobre la llegada de personas del interior del país, de manera clandestina, a la ciudad tarijeña.
Éste es sólo una de los tantos caminos vecinales que usan transportistas indisciplinados para llegar a Tarija desde diferentes puntos del país.
*El recorrido se lo realizó junto a periodistas de PlusTlt