Falla la coordinación institucional y el marco jurídico es insuficiente
Deficiencias en el sistema de atención aumentan explotación sexual comercial
Las causas de este fenómeno en Bolivia son complejas. A su crecimiento contribuyen la situación económica, los procesos de desintegración familiar, la falta de espacios de crecimiento humano y de oportunidades, entre otros
La violencia sexual comercial contra niñas, niños y adolescentes no es un fenómeno nuevo en Bolivia. Sin embargo, en los últimos años tiende a crecer y consolidarse. Hoy, cientos de niñas, niños y adolescentes, en lenocinios y whiskerías, en moteles y alojamientos, en la calle e incluso en domicilios particulares son víctimas de esta actividad ilícita que de manera sistemática anula su condición de personas.
La violencia sexual comercial contra niñas, niños y adolescentes no es un fenómeno local. Actualmente, en el mundo hay alrededor de diez millones de personas en esta situación y América Latina aporta una cifra considerable. Cada año, se estima que un millón de niños, niñas y adolescentes se suman a esta forma de violencia sexual.
Las causas de este fenómeno en Bolivia son complejas. A su crecimiento contribuyen la situación económica de permanente carencia a la que están sometidos los sectores mayoritarios de la población, los procesos de desintegración familiar, la falta de espacios de crecimiento humano y de oportunidades, la ausencia de reconocimiento y respeto a la identidad y derechos de la niñez y la adolescencia, una cultura de violencia, machismo y consumo y la ausencia de políticas económicas y sociales que tomen en cuenta programas de prevención y atención.
Bolivia tiene, según datos del Censo 2001, una población total de 8.274.325 habitantes, de los cuales 5.165.882 viven en centros urbanos y 3.108.443 en el área rural.
La incidencia de la pobreza afecta a un 62,7% de la población nacional. En las ciudades, el 47% de la población vive en esta situación y en el área rural el porcentaje sube al 81,7%.
Las brechas entre las áreas urbanas y rurales son notables: la tasa de mortalidad urbana es de 50 por mil nacidos vivos, y la rural de 90. El analfabetismo afecta al 5,3% de las personas que habitan las ciudades y al 33,7% que viven en zonas rurales.
Los niños, niñas y adolescentes constituyen casi la mitad de la población boliviana, y una gran cantidad de ellos han adquirido tempranamente responsabilidades como trabajadores para contribuir a la economía familiar.
En general, se puede considerar que el mayor porcentaje de los niños, niñas y adolescentes bolivianos de los sectores urbano-populares y del área rural viven y crecen en condiciones de pobreza. Los niveles de desarrollo actuales y los que pueden alcanzar en el futuro se ven afectados por el conjunto de factores derivados de esa condición.
El proceso de socialización de este sector poblacional está marcado por un conjunto de elementos cuyo rasgo común es la frustración permanente de la satisfacción de las necesidades básicas. Este es el caldo de cultivo estructural de la violencia sexual comercial.
Pero la existencia de la violencia sexual comercial contra niños, niñas y adolescentes no se explica solamente desde el punto de vista de las carencias económicas. Entre otros factores, influye en el fenómeno la ausencia relativa del reconocimiento social de niños, niñas y adolescentes como personas, con todos sus derechos, en proceso de formación y desarrollo hacia la autonomía y que por esta razón requieren de atención y protección especiales. Son el capital humano de la nación.
Los procesos de desintegración familiar, íntimamente relacionados con las graves limitaciones económicas, matizados por situaciones de carencia afectiva que se asocian con el maltrato en sus diferentes expresiones y culminan con la ruptura y el abandono del hogar de miles de niños, niñas y adolescentes, son también factores que predisponen la violencia sexual comercial.
La violencia intrafamiliar, la agresión física, psicológica y sexual –los casos de niñas y adolescentes que son violadas en el ámbito familiar son numerosos– son igualmente parte del problema.
La situación de inequidad de género es otro elemento que debe considerarse como parte integrante de la problemática. En sociedades con una estructura patriarcal que define formas de comportamiento machistas, perviven ideas, concepciones y valores construidos socialmente que tienden a la desvalorización de la identidad de la mujer como persona.
Así, se la reduce a un objeto sexual y a su papel reproductor. En tanto que la socialización de los varones responde a las ideas de poder, dominio, agresividad y libertad sexual.
Estudios de 2020
“La explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes (ESCNNA) es una de las peores formas de violencia y afecta la libertad e integridad de este grupo poblacional. En el país, las redes de explotación han dinamizado sus modalidades, de captación de víctimas y oferta de ellas. Los sistemas que deben responder a este delito tienen aún debilidades técnicas, logísticas y de coordinación, situación que limita el acceso a la justicia y protección para estas personas”.
Ésta es una de las conclusiones de los estudios realizados en 2020 por las organizaciones de la sociedad civil Movimiento Vuela Libre, una alianza de instituciones dedicada a la investigación de estos hechos y que cuenta con el financiamiento de ICCO Cooperación; Tejiendo Redes Seguras programa apoyado por la Caritas
Suiza en Bolivia – Protejeres, programa ejecutado en Bolivia por Educo CEADL, y las fundaciones Munasim Kullakita y Estrellas en la Calle, entidades financiadas por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Los responsables de este ambicioso trabajo hicieron públicos sus trabajos el martes 17 y miércoles 18 de agosto en un taller que convocó a autoridades nacionales, departamentales y representantes de 18 organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales, como la delegación de la ONU en Bolivia, entre otros.
Las investigaciones presentadas quedaron plasmadas en tres documentos sobre la materia y dos guías de atención y prevención de la trata y tráfico de personas.
Además de la propuesta de un modelo integral de prevención y atención a víctimas de trata de personas y violencia sexual comercial.
Los investigadores identificaron cuáles son las necesidades para mejorar los sistemas de protección y persecución de estos delitos. Las instituciones vinculadas con la atención, prevención, protección y persecución deben generar mecanismos de actualización en su abordaje, para estos, requieren especializar sus conocimientos y su trabajo, explicó el coordinador nacional del Movimiento Vuela Libre, Ariel Ramírez.
El investigador dijo: “Hemos confirmado que, en Bolivia es necesario actualizar el marco jurídico y adaptarlo a la realidad actual; dada la presencia masiva de la tecnología digital en la vida diaria. Este contexto aumenta la esclavitud sexual comercial (captación de víctimas, comercialización de material de abuso y explotación, a través de las redes sociales)”.
Durante la presentación se evidenciaron también debilidades en cuanto al registro y seguimiento de casos, lo cual deriva en un subregistro en la estadística real de la explotación sexual comercial. Ramírez añadió: "Es en el espacio virtual donde se dinamiza la ESCNNA (captación de víctimas, comercialización de material de abuso y explotación, a través de las redes sociales) por lo que es necesario fortalecer a las instancias que luchan, en este ámbito, contra este delito".
Una de las respuestas a esta realidad es el mencionado Modelo: “Desde Educo, en el marco de Protejeres, trabajamos la propuesta de modelo integral de atención a las víctimas de trata de personas y violencia sexual comercial. Este documento se completa con dos herramientas operativas trabajadas junto al Movimiento Vuela Libre, una guía metodológica para el trabajo en acciones de prevención y otra guía para el trabajo de centros de acogida especializados”, mencionó la Coordinadora de Protejeres en Educo, Nancy Alé Olguín.
Otro factor que incrementa el riesgo para las víctimas reside en el hecho de que en Bolivia no existen suficientes casas de acogida para quienes escapan de la trata. “En los centros de acogida pasa lo mismo; hay pocos y están impulsados por la sociedad civil; uno de ellos es Munasim Kullakita, además de otros dos en Cochabamba”, añadió Alé.
Tareas urgentes
De acuerdo al estudio “La niñez clausurada” de Unicef una de las tareas urgentes e inmediatas para la lucha contra la violencia sexual comercial de niñas, niños y adolescentes es el conocimiento específico de la dimensión de la problemática en el país, su naturaleza y alcances así como sus posibles causas y consecuencias. Este conocimiento contribuirá a la definición de prioridades de intervención nacional.
Una primera aproximación a esta compleja problemática en Bolivia ha sido posible a través de investigaciones in situ realizadas en las cuatro ciudades más grandes del país: Santa Cruz de la Sierra, La Paz, El Alto y Cochabamba.
Estas investigaciones, que por sus características metodológicas se asemejan a una fotografía instantánea en un momento y un espacio determinados, han permitido dimensionar la magnitud del fenómeno.
Estas investigaciones han podido establecer que la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes ha cobrado en los últimos años una dinámica de crecimiento prácticamente descontrolada.
La demanda por parte de los “clientes” adultos de niños, niñas y adolescentes para realizar actividades sexuales es un factor decisivo del crecimiento de la violencia sexual comercial contra este sector de la población. “Estos clientes son abusadores y en torno a ellos se ha organizado una serie de mecanismos mediados por el dinero para satisfacer su demanda, protegerlos y mantenerlos en la impunidad”, apunta el estudio de Unicef.
Se trata de Explotación sexual de niñas y adolescentes en las ciudades de El Alto y La Paz y Explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes en Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra, investigaciones realizadas por encargo de UNICEF y OIT-IPEC en coordinación con la Comisión Nacional de Erradicación Progresiva del Trabajo Infantil. La primera realizó observaciones en 60 locales de El Alto y 44 de La Paz donde existen niñas y adolescentes en situación de explotación sexual comercial y entrevistó a 36 informantes en El Alto y a 28 en La Paz. La segunda basa su información en la observación de 40 zonas y locales en Cochabamba y 92 en Santa Cruz y en entrevistas directas a 17 niñas, niños y adolescentes en Cochabamba y a 73 en Santa Cruz de la Sierra. Todos los datos de este texto provienen de estas investigaciones.
“Los lenocinios o prostíbulos han dejado de ser los espacios tradicionales, exclusivos y más o menos controlados donde se ejercía esta actividad. En todas las ciudades han proliferado whiskerías, clubes nocturnos, bares, restaurantes, clubes privados y salas de masajes donde, con diversos grados de encubrimiento, se organizan actividades de abuso sexual de niñas, niños y adolescentes”, señala el estudio.
Agrega que las calles y plazas de ciertas zonas de las ciudades se han convertido, especialmente en horas de la noche, en puntos de contacto y transacción del comercio sexual con niñas, niños y adolescentes que se consuma en alojamientos, hoteles, moteles e incluso casas particulares, cuyos administradores se convierten, así, en cómplices de esta actividad ilícita.
En las calles, taxis y radiotaxis funcionan también como medios para realizar transacciones entre “clientes” y adolescentes.
A través de estos mecanismos, cientos de niñas y adolescentes –un cálculo aproximativo de las investigaciones arroja el número de 1.453 en las cuatro ciudades–, cuyas edades fluctúan entre los 11 y los 17 años, son víctimas de la violencia sexual comercial.
Aunque en su gran mayoría, las víctimas son niñas y adolescentes mujeres, también se ha detectado el reclutamiento y explotación de niños y adolescentes varones.