Una decisión que marcó su vida
Johnny, el tarijeño que cambió una cámara por un auto del 1959
En la década de los 90, ya casado y con hijos en ese trajín del trabajo de animador de fiestas infantiles emprendió un viaje de Tarija hacia la ciudad de La Paz. Los buses demoraban días para llegar a la sede de gobierno. No viajó precisamente para buscar un coche clásico, sino una cámara filmadora
En el siglo pasado Johnny Gisbert había crecido en medio de coches clásicos de su padre, pero cuando apenas cumplió sus diez años de edad, época en que también había decidido aprender a manejar, su papá terminó vendiendo su último vehículo; era un modelo fabricado en 1932, mismo año en que Bolivia y particularmente en Tarija estalló la Guerra del Chaco. Nada fue lo mismo desde aquella vez.
Ese episodio marcó su vida, fue algo que le dolió y se hizo una promesa. Sabía que encontrar el mismo vehículo al que tanto cariño le había tomado, era imposible. Sin embargo, estaba seguro que podía conseguir, tal vez uno de la misma época, o al final de cuentas uno igual de clásico que el que tenía su padre.
En la década de los 90, ya casado y con hijos, en ese trajín del trabajo de animador de fiestas infantiles, emprendió un viaje de Tarija hacia la ciudad de La Paz. Los buses demoraban días para llegar a la sede de gobierno. No viajó precisamente para buscar un coche clásico, sino una cámara filmadora.
Fue en ese recorrido cuando Johnny tuvo un golpe de suerte, pero tal vez de desgracia para otros pasajeros porque se pinchó un neumático del bus en medio del camino. Allí, en la población de Eucaliptus Oruro, a 3.700 metros sobre el nivel de mar, sumado a ello la “gata” no era lo suficientemente grande para elevar al bus y cambiar la goma. La necesidad los obligó a ingresar al poblado y buscar una herramienta.
En medio de las temperaturas bajo cero, que son características de esa zona, llegó al garaje de un taller mecánico. Cuenta que fue amor a primera vista, pues, tenía frente a sus ojos un auto Fiat Italiano modelo 1959.
En ese momento, atrás quedó el afán de buscar “la gata”, solo le importaba encontrar al dueño de ese vehículo. Ya no continuó el viaje en el bus, luego en el poblado le dijeron que el propietario del Fiat que le tenía enamorado estaba en La Paz. Entonces continuó su viaje hacia esa ciudad.
Lo que debía ser un viaje de unos tres días, se convirtió en una semana, pues buscó por todos lados al dueño del vehículo hasta que lo encontró. La cámara filmadora había pasado a un segundo plano, ese dinero lo destinó para comprar el Fiat italiano, peroel punto era cómo explicar a su familia lo que había hecho.
En ese momento su concentración estaba en convencer al dueño que le vendiera el vehículo, aunque finalmente no fue una tarea complicada. El vehículo lo había encontrado en el garaje sin llantas, descolorido, pero conservaba sus piezas originales como el motor, los aros y sobretodo la chapa, debido a que en el altiplano es donde más se conserva, a diferencia del oriente, cuyas condiciones climáticas carcomen el material.
Una vez cerrado el negocio volvió de nuevo al poblado de Eucaliptus con el propietario a buscar un camión para cargar el vehículo que sería transportado hacia la ciudad de Tarija. Él, se adelantó en otro bus y llegó antes. Tenía que afrontar otra prueba, la de su familia.
Ya en Tarija, entró a su casa sin la cámara filmadora ni el dinero, debía rendir cuentas, pero solo se limitó a decirle a su papá y a su esposa que había comprado una joya y estaba en camino, sin darles ningún detalle más pese a las insistencias.
La expectativa y a la vez la incertidumbre crecieron a tal punto que su familia decidió ir al puesto de control de Santa Bárbara por la denominada Cuesta de Sama para esperar la joya de la que Johnny les hablaba. Cuando llegó el camión cubierto con una carpa, no dudaron ni un segundo en ir a ver lo que había, era el Fiat italiano.
La reacción no fue la que Johnny esperaba, todos se molestaron con él, e incluso dejaron de hablarle hasta el punto que su decisión casi le cuesta el matrimonio – cuenta esto sonrojado mientras se apoya en su Fiat color azul –. En aquel entonces, inmediatamente lo ingresó al taller, en el cual demoraría un par de meses para remodelarlo, cuidó hasta el más mínimo detalle para que mantenga su originalidad.
“Tardó un tiempo en repararlo porque la restauración fue pensada hasta en el más mínimo detalle. Casualmente no hubo la necesidad de cambiarle repuestos, pero sí la afinación del motor, la presión, tracción y corona, porque tiene tracción y muelles atrás”, comenta Johnny.
Cuando terminó lo sacó del taller, lo primero que hizo fue invitar a su esposa a subirse al Fiat para dar una vuelta por la plaza Luis de Fuentes de la ciudad de Tarija. En ese tiempo, transcurría la década de los 90. Recuerda que los que estaban por el lugar se quedaron impactados, incluso le siguieron hasta su casa para tomarse una foto con el vehículo.
Pero ese no es el único vehículo clásico que ahora tiene, también es dueño de una vagoneta Willys modelo americano 1955. Pertenecía a cirujano odontólogo de nombre Ariel Ortiz. Por casualidad también lo encontró en un garaje, del cual el dueño debía el alquiler.
Johnny dice que ese vehículo es motivo de admiración porque la parte de la playa o carrocería, es de madera, y es tanta la preparación de esa madera que hasta la actualidad no se pudre. Fue diseñado para caminos de barro, tiene doble tracción en sus cuatro ruedas. Ya pasaron diez años desde que lo adquirió.
Él, junto a otras personas conformó hace tres años la Asociación de Autos de la Época en Tarija, ellos organizan eventos de exposición para que la población pueda tomarse fotos con las reliquias que ellos guardan. Estos vehículos del siglo pasado ocupan un lugar especial en cada uno de sus hogares. Cada uno con una historia en particular.
Johnny se define como un apasionado coleccionista, no solo vehículos, sino hasta de piedras. Uno de sus mayores orgullos en esa área, es su Fiat italiano que lo acompaña ya 30 años, desde aquella decisión que casi le cuesta el matrimonio.
Los vehículos de época en Tarija
Uso de vehículos
Johnny dice que sus vehículos clásicos los usa solo para ocasiones especiales, pues, usarlos todos los días significa arriesgarse a gastar los repuestos que luego quizás no pueda conseguirlos. A diferencia de los nuevos modelos que se deprecian los clásicos aumentan su valor conforme pasan los años.
Fiat Italiano
El Fiat 1100, conocido popularmente como “Millecento” es una berlina de categoría media originaria de Italia. También fue producida, entre otros países como Alemania, Bélgica, la India, en Francia bajo la marca Simca, y en una pequeña serie en Argentina.
Willys americano
En 1946, Willys-Overland Co. introdujo un vehículo revolucionario que era mucho más seguro y ofrecía mayor espacio interior que los llamados "woodies" que salieron antes. Era un vehículo completamente de acero y tenía capacidad para siete personas, y era fácil de mantener.