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Sembremos un cafetal del tamaño de Bolivia, en todo Bolivia

El jueves 21 de julio del 2022, en el salón Cabildo del Hotel Los Tajibos, se presentó la primera edición de "Un cafetal del tamaño de Bolivia". El enfoque de la publicación despertó curiosidad al proponer profundizar el consumo de café de grano boliviano por su sabor y calidad, y por las potencialidades económicas que podría generar el incremento de su producción.

Se fue formando una red de lectores interesados en todo el país; el dato que sólo el departamento de Oruro no tiene producción de café por su altiplanicie, permitió que fueran apareciendo plantaciones en los otros 8 departamentos, con diferentes volúmenes y calidades. Entre quienes asumieron la idea como suya, estuvo Paul Bruckner Barba desde Magdalena; cuando se difundió la investigación, y a través de las redes sociales, él dejaba en evidencia una experiencia empoderada al contar una historia de más de 40 años de continuidad familiar; la información compartida, movió mi curiosidad académica de manera entusiasta, como lo eran las comunicaciones públicas y privadas que él realizaba.

Por la misma razón como Teófilo Sullca me había motivado llegar hasta El Limal, en Emborozú, Tarija, entonces junto a Iván Arnold, Coqui Baracatt, Gustavo Castellanos y Orlando Saucedo Iannone, el reto estaba planteado para conocer la experiencia de Magdalena. Elegida como lugar para iniciar la presentación de la Segunda Edición del libro, y acompañado de mi colega del CEPAD Ruddy Cuellar Rivero, iniciamos un periplo que continuó por Trinidad, San Ignacio de Moxos y Ascensión de Guarayos. El apoyo de organizaciones de la sociedad civil locales y los gobiernos municipales de los territorios, facilitaron la organización de la logística y los encuentros humanos. La actividad no estuvo exenta de aventuras a la boliviana con sortear un bloqueo antes de llegar a Trinidad, y las 14.30 horas que necesitamos para cubrir los 294 kilómetros desde Trinidad a Magdalena, por las lluvias y el estado calamitoso de los caminos.

En Magdalena encontré la iniciativa desarrollada, en la ciudad y en el complejo "Urbanístico El Paquió"; la producción inicial que se originó en el patio de la casa, como muchas otras lo tienen para el consumo familiar, ha logrado cubrir el mercado local con la tintura de café, tostado y molido según prácticas artesanales tradicionales y una sultana que se ofrece refrescante, fría o caliente. Comprobé las potencialidades de la iniciativa para escalar como Pascana Turística y Productiva si se constituye en un centro de interpretación, conservación, educación ambiental y producción, complementado con otro de degustación de café.

El apoyo del Gobierno Municipal puede apoyar la oferta, además del excelente chocolate de la zona, con un café de origen con su denominación y marca propia, con sabor y tostado artesanal. Nuestras investigaciones previas señalaban que el café formaba parte del inventario de productos de las Misiones Jesuíticas de Moxos y lo que hemos encontrado en Magdalena y San Ignacio de Moxos, así lo ratifican; significa, que la tierra y las variedades existentes en los patios de las casas, auguran una producción mayor.

Con la continuación del viaje por Trinidad, San Ignacio de Moxos y Ascensión de Guarayos, resultó grato recorrer nuestros caminos, esta vez, por tierra, agua y aire, compartiendo con viejos y nuevos amigos y sembrando la curiosidad por el café.  Los ejes de la propuesta, válidos en estos municipios, plantea consolidar una cultura del café expresada en relacionamiento social, cercanía humana y gratificación cultural, apostando por el trabajo, la siembra y la cosecha; con ello se fortalece la producción rural ligada a la familia, las mujeres, las comunidades, el asociativismo, además de las cadenas de valor que ellas demandan. Sembrar café ayudará a consolidar la población en el territorio en torno a Ciudades Intermedias, adecuar tecnología en favor del desarrollo económico local, incorporar la competitividad de otros productos que tienen la misma lógica en la cadena económica como el cacao, asaí, amaranto, quinua, arándanos, chía, castaña, almendra, y que pueden ofrecer oportunidades a otros territorios del país, iguales o distintos a donde se cultiva café, para terminar apostando por el Turismo Sostenible como instrumento que promueva la cohesión social.

En esta propuesta no hay ingenuidad ni es un acto de inocencia. Es compartir una Utopía sencilla para construir una narrativa que hurgue dentro nuestro y nos interpele frente al futuro.


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