Cerrando ciclos

Cada año por estas fechas nos damos la oportunidad de ver hacia atrás, evaluarnos, y soñar con lo que podrá ser el futuro. Más allá de los lamentos por promesas incumplidas, como ir al gimnasio o iniciar la dieta, el permitirnos analizar nuestra situación actual nos ofrece mayores posibilidades de proyectarnos.

Es cierto, las cosas no cambian mágicamente de un día a otro. Sería ingenuo pensar que el primero de enero modifica de alguna forma nuestra esencia o a nosotros mismos. Sin embargo, considerar ciclos equivalentes (Un año de vida) nos brinda la opción de efectuar comparaciones mucho más objetivas. Situarnos en el presente nos permite vislumbrar lo que no queremos nuevamente en nuestra vida, lo que podemos controlar (o no) del día a día, y lo que esperamos de este 2023, así como las formas para alcanzarlo.

Sin duda, el 2022 ha sido un año de desafíos. Los rumores de guerra, la crisis mundial, una pandemia que nos ha llevado al hastío, han influido en nuestra realidad y también en nuestras percepciones. Estos elementos externos afectan a cada persona de manera distinta. Desde el nivel de poder adquisitivo hasta la clase social a la que se pertenece, pueden brindarnos distintas percepciones de la realidad. Eso también ocurre con los países. Muchos de ellos tuvieron resultados económicos adversos, con una inflación sumamente elevada, que como sabemos, afecta en mayor medida a los más pobres. Otros, en cambio, como es el caso de Bolivia, también sintieron los efectos de estos shocks, pero viendo en perspectiva, tuvimos una inflación mucho menor que los países de la región, y del mundo, algo que ha sido reconocido a nivel internacional.

Nadie quiere volver a la época donde teníamos una inflación de 23.000%, donde la incertidumbre rondaba nuestras puertas y no sabíamos si el dinero que teníamos hoy, valdría mañana. Así como en la vida personal uno no quiere volver a viejos amores o a los lugares donde hemos sufrido, se hace necesario cerrar ciclos recuperando los aprendizajes del pasado.

Identificar a dónde no queremos retornar es muy importante. Entenderlo, ponerlo en perspectiva, nos permite apreciar el escenario actual en el que vivimos, y también, lo que se espera de 2023.

Para el año siguiente, como país se han planteado objetivos cautos, pero a la vez ambiciosos considerando el volátil escenario internacional. Se tiene como meta llegar a un crecimiento del Producto Interno Bruto del 4,86% y una inflación del 3,57%. Estos indicadores, más allá de ser frías cifras, reflejan la dirección a la cual se proyecta la política económica. ¿Qué significan? Un crecimiento económico y una economía estable. Significan expectativas positivas del futuro y también, certidumbre. Ahora nos toca a cada uno de nosotros trabajar para hacer realidad, o incluso superar, las metas trazadas.

Cerrar ciclos tiene sus dificultades, pero es absolutamente necesario. Cerremos este 2022 con la esperanza de que el 2023 será incluso aún mejor para todos y todas. Cerremos el año con el compromiso de trabajar por un mejor país.


Más del autor