La expansión agrícola es la gran causante de la deforestación

más pronunciado de lo que se pensaba antes, señaló un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) divulgado este lunes 8.

Qu Dongyu, director general de la organización, dijo al presentar el estudio que “según la evaluación de los recursos forestales mundiales más reciente de la FAO, hemos perdido 420 millones de hectáreas de bosques desde 1990”.

Los nuevos datos confirman una desaceleración general de la deforestación a escala mundial, a la vez que se advierte que en particular las pluviselvas tropicales (bosques con árboles altos, clima tibio y mucha lluvia) están sometidas a gran presión por la expansión agrícola.

La deforestación consiste en la conversión de los bosques a otro tipo de uso de la tierra, como la agricultura y la infraestructura. En todo el mundo, más de la mitad de las pérdidas forestales se debe a la conversión de bosques en tierras de cultivo, mientras que casi 40 por ciento de esas pérdidas corresponde al pastoreo.

Qu destacó, de cara a la 26 conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP26) que se realiza en Glasgow, Reino Unido, que aumentar la productividad del sector agroalimentario ante las demandas de una población que crece, y detener la deforestación, no son objetivos mutuamente excluyentes.

Invertir la tendencia de la deforestación es de vital importancia para reconstruir mejor y de forma más verde después de la pandemia covid-19, planteó Qu.

Para que esa iniciativa surta efecto, “tenemos que saber dónde y por qué se producen la deforestación y la degradación forestal y dónde es preciso adoptar medidas, y ello solo es posible combinando las últimas innovaciones tecnológicas con la experiencia local sobre el terreno”, sostuvo el director general.

Más de 20 países en desarrollo han demostrado ya que es posible hacerlo, y los nuevos datos confirman que en América del Sur y en Asia se ha conseguido reducir la deforestación

Según el nuevo estudio, de 2000 a 2018 la inmensa mayoría de la deforestación registrada tuvo lugar en biomas tropicales, y pese a la desaceleración en América del Sur y Asia, las pluviselvas tropicales de esas regiones siguen registrando los mayores índices de deforestación.

La agricultura sigue siendo la principal causa de deforestación en todas las regiones, excepto en Europa, donde el desarrollo urbano y de las infraestructuras tiene mayor repercusión.

La conversión a tierras de cultivo domina la pérdida forestal en África y Asia, donde más de 75 por ciento de la superficie forestal perdida se convirtió a tierras de cultivo. En América del Sur, casi tres cuartos de la deforestación se deben al pastoreo.

Ante ese panorama, la Asociación de Colaboración en materia de Bosques dirigida por la FAO, que agrupa a 15 organizaciones internacionales, prepara una iniciativa conjunta orientada a invertir la tendencia de la deforestación para acelerar la aplicación de medidas y ampliar los efectos.

Dados los múltiples vínculos entre los bosques, la agricultura y la seguridad alimentaria, un nuevo marco estratégico de la FAO orientará las iniciativas de transformación de los sistemas agroalimentarios para que sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, indicó la organización.

Junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la FAO ya ayuda a más de 60 países a aplicar estrategias de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero debidas a la deforestación y la degradación de los bosques.

El estudio sobre la deforestación, dirigido por la FAO, se realizó mediante datos e instrumentos satelitales elaborados en asociación con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) y Google, y en estrecha colaboración con más de 800 expertos nacionales de casi 130 países.


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