¿Y si fuera ella?

Esa frase se me vino a mi cabeza cuando pensé en escribir esta nota. A mi mente se viene la publicidad que empezó a circular en las redes sociales, con la siguiente pregunta ¿Y si fuera ella?, en ese momento ella, estaba rodeada de personas, admirada por muchos y criticadas por otros.

Todos sabemos la respuesta a esa pregunta, el desenlace y lo que ha pasado. Lo que le está pasando a Jeanine Áñez es realmente lamentable, se podría decir que ella y unos cuantos más pagaron el plato roto.

Unos cuantos son los verdaderos responsables de que el anterior gobierno haya ganado las elecciones como lo hizo, la ambición de poder encegueció a muchos, el peso de la corrupción también sumó, ahora, estamos donde estamos con un país que luchó porque creyó que algo estaba incorrecto y ahora está adormecido, no sé si cansado, pero sí; apagado.

Lo de Áñez es triste. Su salud ha empeorado. Ella y su familia viven en un drama que a pocos les parece importar, nadie la defiende, ni su departamento, ni su país (ese que la empujó para asumir), ni ese entorno que se veía poderoso a su alrededor para hablarle cosas en el oído, absolutamente, nadie.

Ella como todos los expresidentes, tendría que tener un juicio de responsabilidad o en todo caso que se pueda defender en libertad. Por un acto de humanidad la justicia debería analizar la forma de otorgar libertad condicional a la ex mandataria.

Así también, a todos los que ejercen el poder, recodarles que este es efímero y pasajero, que, en algún momento, la vida, la justicia o Dios les pedirán cuentas por lo que hicieron, por cómo actuaron.

En ese momento. Cuando se está solo, sin nadie, sin aduladores, sin asesores mentirosos, simplemente uno y su conciencia, podrá rendir cuentas, analizar su accionar, reflexionar y tratar reconocer sus errores, caso contrario, no hemos aprendido nada.

Dios les dé fortaleza a los que están pasando injusticias.

*José Fernando Suárez Sanguino / Relacionista Público