Un año difícil para YPFB
La salud de YPFB depende de los precios internacionales, pero su problema real es endógeno. Su falta de institucionalidad está perjudicando su desarrollo y por ende, el de Bolivia. Este 2017 ha vuelto quedar al descubierto esa falencia en demasiadas ocasiones. El resultado es otro año más sin...
La salud de YPFB depende de los precios internacionales, pero su problema real es endógeno. Su falta de institucionalidad está perjudicando su desarrollo y por ende, el de Bolivia. Este 2017 ha vuelto quedar al descubierto esa falencia en demasiadas ocasiones. El resultado es otro año más sin descubrimientos de peso ni resultados concretos más allá de los anuncios hechos por los amigos que saben bien de política.El año empezó torcido. El escándalo de los manejos en la licitación de los taladros de perforación finalmente adjudicados a la italiana Drilmec por unos montos muy superiores a los barajados inicialmente era vox populi. Muchos advertían que podía pasar como con otros escándalos similares en los que la denuncia acabara en el fondo de un cajón, sobre todo porque la compra no se había consumado. Sin embargo la unidad de Transparencia del Ministerio de Hidrocarburos dirigida por otro peso pesado del MAS, Edmundo Novillo, ex Gobernador de Cochabamba, le puso especial atención al igual que todos los medios de comunicación de la órbita estatal.Después de mucho hurgar, el escándalo se cobró primero la cabeza de 12 altos cargos administrativos incluyendo el vicepresidente de Fiscalización con sede en Villa Montes y una semana después del presidente Guillermo Achá, cuyo único mérito para alcanzar el cargo había sido la designación de Carlos Villegas en su lecho de muerte. Achá era joven y aplicado, nunca verbalizó un horizonte innovador para YPFB y prefirió quedarse a cobijo del Ministro Luis Alberto Sánchez, algo nunca antes visto en el organigrama diseñado por Evo Morales para Carlos Villegas.La sucesión de Achá desató una verdadera batalla al máximo nivel que acabó, a priori, ganando el ministro Sánchez que colocó a uno de sus viceministros como Presidente interino, Óscar Barriga, y se creó una Ley para designarse presidente del Directorio, al final el organismo que gestiona las cosas importantes propuestas por el Presidente interino, es decir, contratos y licitaciones. Tanto el fracaso de la licitación convertida en escándalo como la nueva lógica organizativa suponen retrocesos en lo que se esperaba de YPFB a diez años de la nacionalización, que era una empresa institucionalizada y con protagonismo en la cadena de los hidrocarburos. En toda la cadena. Algo que no sucede.El naufragio de YPFB se llevó por delante el proyecto de la petroquímica en Yacuiba. Un punto negro que se trató de esconder detrás de la inauguración tardía de la planta de urea que además ha dado problemas apenas dos meses después de su inauguración. La planta petroquímica de Yacuiba ya tenía incluso propuesta de adjudicación, pero se hizo anular la convocatoria y hasta la fecha no se ha vuelto a convocar.El Ministerio convirtió el Foro de Países Exportadores del Gas en una especie de feria subasta de áreas de exploración después de un año sin mayores novedades que las ya anunciadas. Y quedó en eso. El Ministerio decidió dejar de intentar explicar el proyecto de exploración en Tariquía y meterle nomas. También decidió que era bueno ampliarle 15 años el contrato a Repsol y sus amigos para seguir explotando Margarita a partir de 2031, es decir, Repsol estará sobre Margarita hasta 2046 con toda la inversión amortizada y cuando no quede ni una molécula de gas que extraer. No contentos, también le cedieron toda la información de Iñiguazú, el área explorada y devuelta por PDVSA que podría haber sido un gran impulso para Yacimientos.Para rematar el año, 2017 tampoco ha sido el año para contratar la certificación de reservas. De momento van dos licitaciones fracasadas y sumando. YPFB no ha madurado en 11 años de recuperada. El presente es opaco. El futuro se lo pueden imaginar.