Una alternativa desde el sur
No hablamos de los tiempos en que Aniceto Arce o Narciso Campero fueron presidentes; eran tiempos convulsos de derrotas encadenadas y no hay un juicio único sobre estas figuras, sino que hablamos de tiempos más recientes. El Gobernador huido Mario Cossío, por ejemplo, llegó a ser Presidente...
No hablamos de los tiempos en que Aniceto Arce o Narciso Campero fueron presidentes; eran tiempos convulsos de derrotas encadenadas y no hay un juicio único sobre estas figuras, sino que hablamos de tiempos más recientes. El Gobernador huido Mario Cossío, por ejemplo, llegó a ser Presidente de la Cámara de Diputados en los tiempos del gonismo, con quien sostenía cierto pulso interno o la ex ministra Julia Ramos ocupó un sitial de honor en la Conalcam, el círculo íntimo de Evo Morales desde el que se le hablaba al oído.Esta cualidad del consenso creativo la supo utilizar también Jaime Paz Zamora, tarijeño familiar que supo hacer de la negociación virtud para acabar acaparando puestos altos, incluyendo la Presidencia, en los años 80 y 90 y que aún hoy sigue colando discursos que abren espacios poco explorados por los frentes políticos en otros departamentos.El paradigma del político tarijeño fue Óscar Zamora Medinaceli, más conocido como Motete, que después de los vigores revolucionarios de la juventud pasó por una fase más pragmática con su FRI durante los años de la democracia pactada donde ocupó el curul de senador en numerosas ocasiones y después, cuando se replegó a Tarija y siguió batallando en todos los escenarios, siempre cómodo en la minoría y la adversidad.El más aclamado es Víctor Paz Estenssoro, el cuatro veces electo presidente de Bolivia y cuyo movimiento por el espectro político durante toda la segunda mitad del siglo XX es una tesis sociológica continental. Paz Estenssoro no era el líder arrollador que algunos pudieran esperar, pero al final de sus días encarnaba el político total triunfador y perdedor en decenas de escenarios. Tal vez por la multitud de liderazgos determinantes o carismáticos que han surgido desde Tarija hacia el país, se hayan fragmentado hasta el extremo las fuerzas locales y departamentales. El Movimiento Al Socialismo logró unidad en Tarija cuando era un incipiente instrumento rechazado, pero voló en mil pedazos al tocar el poder con Lino Condori. Las heridas todavía no han cerrado. Una situación similar le ha tocado a la otra mitad, la opositora a Evo Morales, que en Tarija se identifica más o menos con los principios autonomistas y que en la última elección concurrió bajo las siglas de Unidad Departamental Autonomista con Adrián Oliva, hoy Gobernador, como candidato. Hoy no queda ni sombra de aquella alianza.La ofensiva política nacional del Gobernador Adrián Oliva, que tiene poco que perder, ha sido contestada no tanto por el Movimiento Al Socialismo, que aplaude con las orejas, sino sobre todo por los ex aliados opositores.La oposición nacional lleva años en estado catatónico, sin reacción ni renovación desde el año 2005. Mismos candidatos, mismos discursos, mismas derrotas. Algunas explícitamente convenientes para los objetivos de sus teóricos enemigos, el Movimiento Al Socialismo, que ha logrado consolidar los dos tercios en la Asamblea, claves para cualquier decisión. Esta misma oposición se atribuye las victorias del 21 de febrero en el referéndum Constitucional y en el voto nulo del 3 de diciembre, sin embargo y a tenor de la campaña, el éxito ha sido mayor cuanto más se han ocultado. En el caso de Tarija es especialmente llamativa la caída del 60% al 53% del voto anti MAS en apenas año y medio.En este contexto, el Gobernador Adrián Oliva, tiene todo el derecho de reclamar desde el sur un protagonismo político en la discusión nacional que en los últimos años se ha negado sistemáticamente, incluso para Mario Cossío. Eso sí, deberá asumir el desgaste al interior del departamento que le puede provocar.De la habilidad y capacidad de concertación dependerá que el foro quede como uno más en el que se trate de inaugurar una nueva fórmula política o por el contrario, se siembra una base sólida para el futuro. El MAS, sin duda, espera ansioso el resultado.