Brasil, ese enorme vecino incómodo que compraba gas

Dilma, fue la delfín aventajada de Lula Da Silva, a su vez padrino político de Evo Morales y protagonista esencial en su despegue electoral en 2005. Lula y Dilma, aunque con una perspectiva más moderada por la fauna propia de la política brasilera en la que encajó el Partido de los...

Dilma, fue la delfín aventajada de Lula Da Silva, a su vez padrino político de Evo Morales y protagonista esencial en su despegue electoral en 2005. Lula y Dilma, aunque con una perspectiva más moderada por la fauna propia de la política brasilera en la que encajó el Partido de los trabajadores, también formaron parte, por no decir que contribuyeron de forma decisiva a su conformación, del bloque de la izquierda nacional bolivariana que gobernó Sudamérica en la primera y parte de la segunda década de este siglo. Lula, junto Néstor Kirchner, ensancharon el camino ya abierto por Hugo Chávez en Venezuela y que siguieron Rafael Correa en Ecuador y el propio Evo Morales, además de otras experiencias nacional populares en Paraguay y Perú que acabaron frustradas. Sin duda eran otros tiempos.Lula, como Dilma, pero sobre todo Lula, coquetearon excesivamente con los poderes fácticos transnacionales y acabaron siendo rehenes de sus propias redes clientelares forjadas para ensanchar la pirámide institucional, que no de base social. Dilma, a quien se le busca sin cesar un caso de corrupción, fue despojada del cargo por una operación contable que maquilló gasto público como inversión relacionado a unos proyectos para los más pobres. El concepto de inversión siempre estuvo en juego. Como fuere, Morales condenó la acción armada por los Cunha y compañía, que acabó descabezando a la presidenta en un juicio parlamentario en el que más de la mitad están imputados por corrupción. El Gobierno Morales, que utilizó estratagemas similares para tumbar a opositores en Bolivia, no dudó en calificarlo de golpe. Pero duró poco.Al mes de la unción de Michel Temer como presidente, el Ministro de Hidrocarburos de Bolivia se reunió con la plana mayor del sector. Se acabaron las críticas e insultos y se priorizó lo pragmático. Temer es en verdad un neoliberal de los de antes, de los de reforma laboral, descapitalización de Petrobras, liberalización de los sectores claves y de mirar única y exclusivamente a los Estados Unidos, aún con un Donald Trump que no está especialmente interesado en seguirle el juego si es que no se inclina más.Ha pasado casi año y medio, Temer está como quien dice de salida, y recién ha hecho un hueco en la agenda para recibir a Evo Morales en Brasilia no sin pocas interferencias. La de ayer fue una reunión eminentemente pragmática en la que solo ha trascendido lo que cada Gobierno quiere que trascienda.El Gobierno de Morales quiere vender como gran éxito el respaldo dado por Michel Temer al proyecto del tren bioceánico central, el que parte en el puerto de Santos, en el influjo industrial paulista, y llega hasta Ilo, ese pedazo de costa cedido por Fujimori a Jaime Paz en Perú, y no hay duda que lo es. La República Popular China está dispuesta a financiar el proyecto que busca en realidad el camino más corto para las materias primas del continente americano hacia sus voraces industrias y afanes expansionistas. El primer trazo solo contemplaba Brasil y Perú, pero parece que las gestiones van por buen camino para conectar a Bolivia.Lo que más retrasado lleva el Gobierno de Evo Morales es precisamente evitar que ese proyecto ferroviario se quede simplemente en eso, en un puente devorador de materias primas y ese era el segundo tema relevante en la agenda bilateral, del que ha trascendido más bien poco. La Bolivia de Evo ha sido incapaz de fijar una posición autónoma sobre su gas respecto a sus clientes y el despilfarro ha retrasado hasta momentos críticos como el actual el desarrollo de la petroquímica, para la que parece ya no quedan ni recursos económicos ni tampoco de gas natural. Bolivia no debería mendigar para que le compren su gas sino transformarlo para desarrollarse y crecer, exportando y utilizando. Se espera que de la reunión Temer – Morales haya quedado resuelto el volumen a exportar a partir de 2019 y que, con ello, sin darle más vueltas y sin desesperarse, Bolivia sea capaz de trazar su propio camino en el sector. Que ya toca.


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