El MAS y la incertidumbre

El análisis parte de una idea preconcebida y a todas luces peligrosa, pues en ningún caso concede credibilidad a la separación de poderes. Todos quienes se han pronunciado dan por hecho que el Tribunal Constitucional actúa al dictado del Ejecutivo nacional, lo que en sí representa una falla...

El análisis parte de una idea preconcebida y a todas luces peligrosa, pues en ningún caso concede credibilidad a la separación de poderes. Todos quienes se han pronunciado dan por hecho que el Tribunal Constitucional actúa al dictado del Ejecutivo nacional, lo que en sí representa una falla en el ecosistema democrático occidental y sus postulados políticos en el que Bolivia todavía se enmarca.Como fuere, es evidente que el fallo del Tribunal Constitucional a cinco días de las elecciones judiciales ha presentado un nuevo escenario político tanto para el MAS como para la oposición. Para unos más, para otros menos, hay un acuerdo generalizado, y así lo han reflejado las encuestas, que el voto nulo va a tener una incidencia real en la votación del domingo 3 de diciembre. No es difícil que así suceda, ya existe el antecedente de la votación de 2011 donde el desconcierto era generalizado, y el voto blanco y nulo fue superior al voto válido; ni que decir si se cuenta el ausentismo.Para entonces la oposición era prácticamente similar a la actual, pero los comités cívicos todavía guardaban cierto legado. La campaña por el voto nulo fue bastante errática, pues ni siquiera los voceros se ponían de acuerdo en cómo había que hacerlo y finalmente la votación se convirtió en una especie de mofa colectiva sobre un sistema al que se le presuponía poca independencia; como si aquellos Tribunales emanados de los Parlamentos Nacionales lo fueran.El Tribunal Constitucional que ha decidido la eliminación de la limitación de mandatos y por ende, la habilitación de Evo Morales y Álvaro García Linera para la campaña de 2019 y todas las que vengan después, careció de credibilidad en su concepción y de legitimidad en su selección. Por si acaso, el Movimiento Al Socialismo ha dedicado grandes esfuerzos a criticar y cuestionar la actividad de estos órganos electos en las ánforas y no ha dudado en aplicar su rodillo parlamentario para eliminar en un juicio de responsabilidades a los Magistrados que osaron contradecir al Gobierno. En este contexto no sería raro que incluso algún militante despistado acabe optando por cortar el voto.Si el futuro Tribunal Constitucional tiene todavía menos legitimidad, la situación va a ponerse delicada y no es de extrañar que el Gobierno convoque una Constituyente, transformando la Asamblea actual, para reordenar el lío en el que Bolivia se ha metido, Constitución mediante.Un fallo del Tribunal Constitucional en funciones favorable al presidente Evo Morales hubiera prendido mechas. Hacerlo además unos días después de unos hipotéticos resultados contundentes en las elecciones judiciales más, tal vez incluso en Tarija.El fallo del Tribunal Constitucional, sobre todo, ha servido para calmar las aguas en un Movimiento Al Socialismo que sufre ante la más mínima posibilidad de incertidumbre. El Instrumento Político, en su momento constituido para materializar los pedidos de soberanía nacional y recuperación de la dignidad han dejado paso a una suerte de sindicato de intereses diversos, cortoplacistas y sectoriales, sin continuidad ideológica ni de visión, que únicamente luchan por sobrevivir. La política es reproducir el poder; para el MAS es sobrevivirlo.Cuando la situación está complicada, el presidente Evo Morales suele recurrir a la amenaza estadounidense; que esta vez es responsable de su cambio de opinión sobre la limitación de mandatos y sus pretensiones de abandonar el poder e irse a casa y de aceptar calladitos los resultados del referéndum del 21 de febrero.Al MAS le iría mejor si volviera a concentrarse en su matriz ideológica, en los conceptos que lo forjaron. Ampliar sin perderlos le permitiría reproducir el poder, pero tal vez los miedos no le dejan actuar. Cuando uno se concentra demasiado en sobrevivir se olvida de vivir y hasta 2019 queda mucho. La incertidumbre volverá.


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