Bolivia, el gas y el fin de la incertidumbre
El proceso de licitación para cuantificar y certificar las reservas de gas del país ya está en marcha. El proceso cuenta con seis interesadas en participar de este trabajo técnico cuyo resultado se conocerá en el primer semestre de 2018. El trabajo de campo se realiza particularmente hasta...
El proceso de licitación para cuantificar y certificar las reservas de gas del país ya está en marcha. El proceso cuenta con seis interesadas en participar de este trabajo técnico cuyo resultado se conocerá en el primer semestre de 2018. El trabajo de campo se realiza particularmente hasta fin de año.El método es probablemente cuestionado, pues el trabajo de estas certificadoras se basa esencialmente en valorar la información aportada por Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos sobre el estado y salud de sus campos petroleros y gasíferos. Ahora bien, en juego entran también las consideraciones del prestigio internacional que estas empresas pretenden atesorar. Para otros simplemente es una cuestión de funcionalidad al mercado, algo así como el trabajo que hacen las Agencias de Calificación de Riesgos, Fitch, Standard and Poors, Moodys y el resto, que rara vez se anticipan a una situación que no deseen los gobiernos, que por cierto son los que pagan.Llama la atención que no se hayan presentado las dos últimas empresas que han participado en este proceso en Bolivia en 2009 y 2012. Ni la Degolyer ni la GLJ Petróleum aparecen entre las candidatas a adjudicarse la licitación a pesar de que contarían con una importante ventaja competitiva al conocer ya gran parte de la información.Contar con una certificación de reservas es un instrumento de primera necesidad para organizar una planificación a medio y largo plazo sobre los recursos naturales del país. Si además esa certificación es independiente, se logra cierta penetración es mercados de inversión y posibles socios interesados en la inversión en un sector que sin duda pasa por horas bajas.En el corto plazo urge la certificación para acabar de culminar la negociación con Brasil del nuevo contrato de exportación a partir de 2019. Un contrato que se ha decidido ampliar sin haber hecho una evaluación seria del desempeño y casi a ciegas, al no contar con planes creíbles de exploración y reservas, lo que a la hora de negociar ha dado una importante desventaja. Por otro lado, el nuevo gobierno de Brasil liderado por Michel Temer ha decidido dejar de guerrear con las petroleras y les ha delegado toda responsabilidad, y beneficio, por lo que Bolivia ha quedado en una suerte de limbo, sin interlocutor claro y sin tener las espaldas cubiertas. Al fin y al cabo quien tiene la mejor información de la situación de Bolivia es Petrobras.Bolivia debe de una vez por todas mirar hacia adentro y no solo hacia afuera, encontrar las potencialidades del gas y apostar por ellas. Que hayan pasado once años desde la nacionalización y todavía se explota como éxito pasando de puntillas sobre la industrialización es sintomático. Se han logrado avances. Este 2017, al fin, se ha inaugurado la planta de amoniaco y urea en el corazón del Chapare. Pero también este 2017 se ha visto aparcar de forma más o menos dramática la planta petroquímica del Gran Chaco, cuya licitación se frustró en medio del escándalo de la compra de taladros de YPFB, que le costó la cabeza al presidente Guillermo Achá y otra docena de altos cargos. En abril tenía informe de adjudicación, hoy la licitación duerme el sueño de los justos.Para que estas cosas no pasen es necesario tener los planes listos y la certificación fiable. En unas semanas arranca el Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG) en Santa Cruz de la Sierra, oportunidad en la que seguramente nos daremos cuenta de lo atrasados que estamos en el desarrollo del área, y no solo por mantener viejas lógicas de subasta de áreas tradicionales frente a la efervescencia de las nuevas técnicas, claro que mucho más agresivas, que se ha experimentado en el mundo. También por la incapacidad del Gobierno, pese a su discurso, en dotar a YPFB de los instrumentos para realmente liderar el sector y no esperar las migajas. También por el aislamiento que no han sabido resolver para acceder al mercado del Gas Licuado a través de barcos metaneros, para lo que no podemos esperar a recuperar el mar por Chile.Es urgente liberarnos de la incertidumbre, ojalá la Certificación lo haga.