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Seguro mató a confianza

Es que las lecciones de la experiencia son duras, pero son irrebatibles.Es que confianza le tuvo Bolivia a la empresa Stándar Oil, que ha cambiado de nombre muchas veces pero todavía existe y esa confianza le costó a Bolivia sangre que se derramé en las candentes arenas del Chaco.Confianza le...

Es que las lecciones de la experiencia son duras, pero son irrebatibles.Es que confianza le tuvo Bolivia a la empresa Stándar Oil, que ha cambiado de nombre muchas veces pero todavía existe y esa confianza le costó a Bolivia sangre que se derramé en las candentes arenas del Chaco.Confianza le tuvieron también, nuestros presidentes y nuestros líderes (habría que poner “nuestros” entre comillas, ¿cierto?) a la británica Williams Harvey, que fundía el estaño que nuestros mineros, esos decididamente sin comillas, arrancaban a la tierra aún a costa de escupir sangre. Pero la empresa británica siempre confabuló contra el pueblo boliviano, porque ella tenía confianza solamente en los poderosos barones del estaño, principalmente en Simón I. Patiño, de quien ya no vale la pena hablar ahora. Pero hubo quienes sí confiaron en el pueblo y a por eso logramos tener fundiciones de estaño, pero a la hora nona y  cuando ya el estaño perdió el valor estratégico que favoreció solamente a otros.Y todo esto viene a cuento porque el presidente Evo Morales expresó de viva voz su confianza en la transnacional petrolera Repsol, en la cual ya perdieron su confianza los argentinos, así como la perdieron en Carlos Saúl Menem que fue quién privatizó en mala hora la estatal petrolera argentina. “El tema es de Argentina y España. No vamos a tener ningún problema porque nosotros tenemos una relación de mucha confianza con Repsol. Los acuerdos firmados que tenemos, Repsol respeta todas las normas de Bolivia. Las inversiones que está haciendo Repsol pues va bien”, dijo explícitamente el presidente Evo Morales, pero sus criterios a nosotros –a los bolivianos- no nos inspiran mucha confianza. Al contrario. Y que nos lo disculpe.Y esto no es porque nos hayamos vuelto “de derecha” ni porque seamos naturalmente desconfiados. No. Lo que sucede es que especialmente cuando se está hablando de hidrocarburos en Bolivia ya no hay mucho espacio para la confianza, porque luego de nacionalizarlos hace seis años hicieron unas auditorías que nos las escondieron y porque vemos que las transnacionales petroleras tienen ahora en Bolivia mejor trato que con el poco confiable Gonzalo Sánchez de Lozada y eso, naturalmente, a muchos nos inspira desconfianza.Por eso existen las contralorías y las auditorías y las procuradurías, porque “seguro mató a confianza” y por eso aún en esas instituciones especializadas no hay tener confianza absoluta, y por eso existe el control social.Porque la realidad es terca y ella es la que nos hace perder la confianza. De manera que era mejor que Evo morales no hubiera arriesgado la confianza que probablemente tenía Cristina Fernández en él, haciendo declaraciones inoportunas.Y la confianza es como un espejo: una vez que se raja, no hay manera de recuperarla.Seguiremos pendientes de esto, porque felizmente aún tenemos confianza, en nosotros mismos.

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