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El “sueño chino”

Comprenderemos esto un poco mejor analizando la capacidad china para penetrar ya no en mercados que tienen virtualmente dominados, como el estadounidense, sino en otros, lejanos y proporcionalmente pequeños, pero nunca despreciables, como el boliviano.Un indicador elocuente de esto está en los...

Comprenderemos esto un poco mejor analizando la capacidad china para penetrar ya no en mercados que tienen virtualmente dominados, como el estadounidense, sino en otros, lejanos y proporcionalmente pequeños, pero nunca despreciables, como el boliviano.Un indicador elocuente de esto está en los gremiales, esos pequeños comerciantes, generalmente “cuentapropistas”, a menudo campesinos de reciente migración a las ciudades, donde actualmente ya constituyen una fuerza política si no determinante por lo menos relevante. Y esos gremiales, concretamente los de la conocida “calle Tumusla,” de La Paz, cuentan cómo se están esforzando para aprender a hablar “en chino”, porque a diferencia de los bolivianos de otras generaciones, que tenían el “sueño americano” para sus ilusiones de vida mejor, o el “sueño argentino” como alternativa de migración, estos, los de la Tumusla, confiesan su “sueño Chino” No propiamente para emigrar, sino para “hacer comercio”.Hay que prestarles atención, porque de acuerdo al Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), las exportaciones a China registraron su mayor nivel en 2010 con un monto de 208millones de dólares, mientras que las importaciones también marcaron un récord, con 536 millones. Llama de inmediato la atención el que traigamos de China un poco más del doble de lo producido por Bolivia y enviado allí. Nos imaginamos que exportamos principalmente minerales y artesanías,  mientras Bolivia ha comprado a China un total de 3.734 productos, siendo el principal rubro de importación las motocicletas, seguido de los insecticidas.Esto sin considerar el comercio que logra evadir de una o de otra manera los cauces formales, el que no declara impuestos ni declara nada, como el contrabando, que sabemos pero solo sospechamos cuántos recursos moviliza.Mientras tanto, el Estado boliviano, el “Pluriestado”, ¿Qué hace?Compra productos chinos, por supuesto. Compra helicópteros, satélites y seguramente otras “cosas” más. Compras que, como todas, siempre necesitan control social, porque hace algunos años se hizo famoso el “affaire” de las luminarias chinas, del cual no vale la pena hablar ahora, pero que no hemos olvidado.En la metalurgia, en la siderurgia y en la petroquímica y en la industrialización del litio es muy probable que encontraríamos interés de la China, pero debiéramos también nosotros buscarlo y estimularlo, para no dejarles todo el trabajo sólo a los gremiales de la Tumusla. Es más. Ese interés seguramente ya existe, pero no se ha socializado aún y, por supuesto, no ha sido aún tomado en cuenta para el indispensable control social, a fin de no repetir chascos como el de las mentadas luminarias.Todo esto, además, no debemos necesariamente esperarlo del nivel nacional. Departamentos y municipios pueden y actuar y Tarija debería hacerlo, por ejemplo,  para sus todavía difusos proyectos petroquímicos. La autonomía es también para esoEso sí, sin olvidar ni por un momento que lo del chasco de las luminarias fue un asunto netamente municipal.

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