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Auditoría a la “nacionalización” de hidrocarburos II

La economía boliviana va a ser regida por la economía de los hidrocarburos por mucho tiempo, contrariamente a lo que opinan “expertos” nacionales –y algunos extranjeros- que el gas “no permitió la diversificación económica del país”: lo que no hubo es inversión estatal directa ni...

La economía boliviana va a ser regida por la economía de los hidrocarburos por mucho tiempo, contrariamente a lo que opinan “expertos” nacionales –y algunos extranjeros- que el gas “no permitió la diversificación económica del país”: lo que no hubo es inversión estatal directa ni internacional en mecanismos de agregación de valor, se estuvo privilegiando el círculo vicioso de exportación de materia prima y percepción de impuestos, haciendo del país, obviamente un país de mentalidad rentista.Si bien es cierto ha habido mejoras en el ingreso del Estado por concepto del negocio político de la Nacionalización, no fueron directamente favorecidos ni los bolsillos de los ciudadanos, ni incrementos en la educación o en infraestructura son visibles hasta la fecha. Por ello la insistencia. Al margen de la nacionalización debe imponerse inmediatamente una auditoría general y total de todos los recursos que han ingresado al Estadio por concepto de esa política estatal y cuáles los destinos de los mismos ¿en qué contribuyó la nacionalización a mejorar las condiciones de vida de los bolivianos si en áreas periurbanas y rurales persiste la cocina a leña y no hay acceso a combustibles baratos ni a gas ni a electricidad?Alguien podrá responder que las Reservas Internacionales fueron incrementadas en cantidad aproximada de 2500 millones de dólares por producción de hidrocarburos, pero en un esquema de industrialización a escala del gas natural los números de reservas de Bolivia hubieran mejorado geométricamente porque en vez de vender materia prima se estaría cambiando la mentalidad por exportar productos acabados de energía.Otro problema que se avizora es que en Bolivia la producción de líquidos es muy baja porque no ha habido, tampoco, incentivos fiscales a la exploración ni producción modalidad joint-ventures para petróleo y se dio rienda suelta a la explotación de gas como materia prima.Lo bueno de todo es que Bolivia no está inmersa en la producción de combustibles fósiles (derivados del petróleo) sino avocado a su vocación de producción de gas (energía limpia) misma que debe dar el salto cuantitativo-cualitativo para producción de valor agregado. De manera que, a si digan lo contrario, Bolivia va a ser el centro de distribución de energía limpia del Continente (gas y sus derivados) siempre y cuando haya un cambio radical de sus políticas públicas en energía y obviamente con una nueva legislación técnica en hidrocarburos.Para concluir: urge que el parlamento tome cartas en el asunto de la nacionalización, ya no desde la perspectiva política porque ese debate está agotado, sino desde la perspectiva técnica: ¿cuánto costo significó al país la nacionalización? ¿Qué se hicieron con los ingresos de la nacionalización? ¿Qué nuevas obras de infraestructura hay en el país? ¿se redujo la pobreza? Son preguntas que el Parlamento debe hacerlas a nombre de todos los ciudadanos.

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