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Tiempo de Definiciones

a excepción del conjunto de demandas expresadas en la agenda de octubre.Con la esperanza puesta en el cambio, amplios sectores de la población apoyaron las acciones para desmontar el Estado colonial para sustituirlo por el actual Estado Plurinacional, que garantizará el reconocimiento y la...

a excepción del conjunto de demandas expresadas en la agenda de octubre.Con la esperanza puesta en el cambio, amplios sectores de la población apoyaron las acciones para desmontar el Estado colonial para sustituirlo por el actual Estado Plurinacional, que garantizará el reconocimiento y la inclusión de todos los sectores olvidados y marginados, principalmente los indígenas, originarios, campesinos.Asimismo, se procedió a la nacionalización de los hidrocarburos, recuperando, de esta forma, el derecho propietario del Estado y del pueblo boliviano sobre la principal fuente de ingresos, los que debían ser utilizados en beneficio propio. Esta medida constituía la primera señal del rol protagónico que tendría el Estado en la actividad económica nacional, reproduciendo así una suerte de “Capitalismo de Estado”.En el plano ideológico se instaló en la palestra el debate en torno al carácter del Estado Plurinacional, teniendo como eje de discusión su forma “socialista comunitaria”, concepción (no desarrollada, menos precisada) que debía marcar el rumbo de las sucesivas transformaciones del proceso de cambio. Se consideraba que el reconocimiento de una “economía plural” constituía un significativo avance en la perspectiva de la construcción del “socialismo comunitario”, tan anhelado por algunos e instrumentalizado discursivamente por otros.Transcurridos más de un lustro de gestión del actual gobierno, “las aguas comienzan a aclararse”, la aparente disyuntiva a la que se enfrentaba la “mayoría” de los pueblos indígena, originario, campesinos, expresadas en la “visión occidental” y/o la “cosmovisión andino-amazónica”, parece estar resuelta, no sólo por la determinación de las condiciones objetivas (y carencia de condiciones subjetivas) sino además, y principalmente, por la inconducta e inconsecuencia de los propiciadores del discurso “pachamamista”, los cuales movidos por su estrategia de poder enarbolan, sin el menor rubor, la modernidad y el desarrollo a los que también tienen derecho los pueblos indígena, originario campesinos como los del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro-Secure (TIPNS), y, por tanto hay que concederles..La objetividad, del gobierno, con la que se reconoce el “derecho” de “algunos” pueblos originarios  a la modernidad no incorpora empero, el criterio de sostenibilidad, fundamental en la actualidad, cuando se decide por las “formas occidentales” de aprovechamiento de los recursos que nos proporciona la naturaleza; todo esta subordinado a la construcción de la carretera, la panacea de la cual emergerá, por arte de magia, los beneficios del desarrollo.La disputa (lucha) que ha provocado la construcción de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos, que cruce por el corazón del TIPNIS, entre la Confederación de Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB) y las poblaciones asentadas en el Polígono Siete (instrumentalizados por los cocaleros y el gobierno), constituye un indicador de la verdadera naturaleza del proyecto que encarna el actual gobierno, que por sus connotaciones económicas, sociales y políticas sugieren la necesidad de un cambio del “proceso de cambio”, que asuma, de partida, definiciones sobre un proyecto de país, que deje de lado dogmatismos discursivos y prácticas maniqueas.* Es economista e integrante del EPRI-CCI

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